Es normal sentirse sola a pesar de estar rodeado de gente. Esto es lo que le ocurre a la mujer negra cada día en espacios donde comparte con otras personas que no entienden o no hacen un esfuerzo por comprender la doble discriminación que esta siente. Muchos dicen apoyarte, pero nadie hace un esfuerzo por conocer por qué te tienen que apoyar.
Desde bien pequeñas nos vemos obligadas o incluso se nos enseña a odiarnos por el mero hecho de ser. Empezando, desde nuestro pelo, pasando por nuestros rasgos, la piel, nuestro origen, etc. No voy a negar que durante mi infancia renegara de todos mis ancestros y toda la historia que hay detrás; y que ahora se ha convertido en mi seña de identidad y la realidad que me da fuerza para luchar por aquello que creo. Ya no busco tener el pelo liso, ni facciones refinadas. Ahora quiero ser una Chimamanda Ngozi o una Desirée Bela. Este proceso de crecimiento personal y de búsqueda interna hubiera sido imposible sin la existencia de referentes adultos que me ayudaran a ver el poderío, la importancia y el valor que la sociedad me había ocultado. Sin embargo, esto hubiera sido más fácil si hubiera podido compartir con otras niñas negras mis inquietudes, vivencias o dudas. Por ello considero necesario que las mujeres afrodescendientes se formen, compartan, se apoyen y den su opinión dentro de un movimiento feminista que muchas veces se olvida de que no todas las realidades son iguales.
En España, por ejemplo, me ha empoderado y servido como plataforma de apoyo la red universitaria de mujeres negras que florece en los últimos tiempos. Mediante este tipo de movimientos esa soledad de la que hablaba antes se hace más llevadera o incluso desaparece. Son cada vez más las que mediante las redes nos apoyamos las unas a las otras, intercambiamos información y nos damos sororidad. De esta manera nuestra reivindicación se materializa en una masa que va creciendo progresivamente y que cada vez tendrá más espacio en aquellas reivindicaciones que buscan la igualdad de las mujeres.
Creo firmemente en que una red de apoyo entre las mujeres afrodescendientes puede hacer de nuestra lucha un movimiento más eficaz y sobre todo puede ayudar a que mujeres con muchos miedos tengan un lugar donde no sentirse solas. Por ello no dudes en saludar a tus hermanas, a retwittear sus opiniones e incluso a entablar conversación con gente al otro lado del charco.
Stella A. Manu
Estudiante de Traducción e Interpretación
San Sebastián, Guipúzcoa (España)
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Hola Stella y Afrofeminas, soy la mamá de niña y niño mestizos, de padre maliense y madre chileno\española, y quisiera saber si tenéis textos escritos con un lenguaje comprensivo para las más pequeñas, similar a esta reflexión que habéis publicado. Mi hija de 8 años tiene todas esas experiencias de rechazo a su pelo y recibe los comentarios hirientes de sus compañeros respecto al color de su piel, y le iría muy bien conocer experiencias como las que explicáis en un lenguaje comprensible para su madurez. Por mucho que yo le diga que es bellísima y preciosa, soy su madre y su inseguridad persiste. Muchas gracias en cualquier caso.