Este texto fue publicado originalmente en la revista Amazonas
Entre los días 7 y 10 de diciembre de 2018, se realizó en La Plata, Argentina, la 4ª edición del Encuentro Latinoamericano de Feminismos (ELLA). El evento contó con la participación de muchas mujeres de la política, artistas y activistas de varias partes de América Latina y Caribe. Fueron, aproximadamente, más de 21 países participantes y más de 150 actividades. El encuentro tuvo todo para cerrar el año con broche de oro luego de tantas conquistas del feminismo argentino. Las compañeras de otros países estaban ansiosas por conocer sobre la lucha a favor de la despenalización del aborto, que en breve esperamos que sea ley, y compartir sus vivencias. Sin embargo, el evento fue marcado por innumerables episodios racistas, xenofóbicos y transfóbicos, al igual que en el último Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew realizado entre los días 13 y 15 de octubre del mismo año.
Se supone que un espacio feminista debería ser un ambiente en donde los cuerpos de todas las mujeres puedan disfrutar de total libertad, teniendo en cuenta que es un espacio que tiene el objetivo de practicar la sororidad, la solidaridad y el afecto. Es un espacio en que todas deberíamos poder ser sin ningún problema. Pero, no fue lo que muchas compañeras experimentaron en los encuentros y marchas feministas de este año.
En el ELLA, durante el domingo, ya terminando las varias “ruedas” de debate del evento, tuve la oportunidad de ser la “detonadora” de una de estas que se llamó “La soledad de la Mujer afro”. Este espacio trajo a la luz muchas de las prácticas racistas que las compañeras sufrieron durante el encuentro, tales como: tocar sin permiso (obvio) el cabello o la piel de las compañeras. Muchas mujeres afro fueron fotografiadas con la excusa de que eran “exóticas”. El caso más grave fue de un vídeo que una feminista blanca hizo, grabando a una afrodescendiente sin su consentimiento dentro del baño, mientras se duchaba. Según la compañera afro, mientras la mujer grababa, decía “mirá la negra, qué color tenés, qué cola!” entre otras cosas que no viene al caso mencionarlas. Hasta el momento, no tenemos certeza de si el vídeo fue borrado tal como la compañera afro lo exigió en ese momento. Quisiéramos creer que sí. En las conclusiones del lunes, 10 de diciembre, las negras gritaron ¡Basta de racismo y xenofobia dentro del movimiento! BASTA! ¡No necesitamos de “cuotas” en el feminismo! ¡Respeten nuestros cuerpos y nuestras voces!
En ENM-Trelew, pudimos realizar el tercer año del taller de “Mujeres Afrodescendientes” y durante el evento también pasamos por casos violentos de similares características. “¿Ustedes están acá para bailar?” preguntaron a una compañera mientras tomábamos mate en la plaza. “¿Dónde están los tambores?” preguntaron durante la marcha a otra compañera. La mayoría de las feministas se enojaron con nosotras cuando durante todo el encuentro intentábamos explicarles por qué no nos gustaba de las fotografías (estereotipadas y hiper-sexualizadas) y menos aún que nos tocaran. Pocas tuvieron la humildad de escuchar y aprender. Obviamente, no todas las participantes blancas fueron artífices de este tipo de prácticas. Sin embargo, considero que el silencio y/o la no reacción, además de naturalizar el acto, es igual de violento.
“No basta no ser racista, es necesario ser antirracista” ya nos dijo la activista estadounidense Angela Davis. En el evento “Ferro” realizado este año por CLACSO en noviembre de 2018 en Buenos Aires, Argentina; la doctora Nilma Nilo Gomes (ex Ministra de las Mujeres, la Igualdad Racial y de los Derechos Humanos durante gobierno de Dilma Rousseff) dijo: “no hay manera que una persona sea anticapitalista, si es racista o machista”. Djamila Ribeiro, actualmente uno de los nombres más respetados del feminismo negro en Brasil, argumenta en la entrevista “¿Qué es el feminismo interseccional?” (disponible en Youtube) sobre la importancia de que el movimiento feminista de atención a las variadas opresiones que cruzan la vida de las mujeres, especialmente las mujeres históricamente silenciadas y oprimidas como es el caso de las afrodescendientes, originarias y agregó para esta reflexión, a las mujeres trans.
bell hooks en su libro “El feminismo es para todo el mundo” critica el feminismo blanco que se niega a analizar el impacto que tiene la raza al colocar el género y clase, como los únicos puntos de sus luchas, lo que para la autora reproduce el racismo dentro del feminismo. Es de suma importancia que los grupos feministas blanco argentino, especialmente los que tiene grande convocatoria en las calles y acceso a la comunicación, conozcan sobre la historia afroargentina y afrolatinoamericana para que no se escuche más expresiones como: “pensé que sólo en Brasil había negros”. Es importante también deconstruir la idea de que “en Argentina son todxs blancos”. Las diversas agrupaciones feministas deben empezar a reflexionar sobre privilegio “blanco”, sobre dar voz y no hablar por, sobre interserccionalidad, entre tantos otros temas. Termino este texto parafraseando la pertinente pregunta hecha por Sojourner Truth a las feministas blancas en unos de sus discursos más brillantes pronunciado en 1851 en una convención feminista, “¿Acaso no soy una mujer?”. Me pregunto también si nuestros cuerpos son igual de importantes, si por nosotras, incluyendo las originarias y transexuales también harían marchas enormes y Hashtags. ¿Nuestros cuerpos pobres y racializados también lograrían la misma conmoción que los cuerpos privilegiados?
Este texto, más que una denuncia a las prácticas racistas naturalizadas en la sociedad (o sea, es más grave porque va más allá del movimiento, ya que el movimiento está inserido en esta sociedad y por supuesto no está libre de reproducirlas) es también una provocación, es por encima de todo, una convocatoria a los grupos feministas a reflexionar su lugar de poder en la arena de disputa por los derechos, que deberían incluir también nuestras demandas. Estamos abiertas al diálogo y a la construcción de un feminismo urgentemente antirracista, descolonizado y antixenofóbico. ¿Ustedes estarían abiertas a escuchar nuestras realidades? ¿A respetarnos con sinceridad? ¿A darnos voz? ¿A aprender con nosotras? ¿El feminismo blanco argentino luchará por un feminismo plural e interseccional o continuará siendo “colonialista” moderno?
Denise Braz
Licenciada en Letras, magíster en Antropología Social. Es activista y feminista afro. Participa del área de género de la Comisión Organizadora del Día 8 de Noviembre, del Coletivo Passarinho y de la Revista Amazonas.
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El bajo nivel de comprensión de lo que es la xenofobia, el racismo y en especial del sedimento ideológico del colonialismo y el patriarcado muy sembrado en la mente de grandes mayorías, da cuenta de esas conductas incluso en congresos feministas y supuestamente anti/racistas… esa cruel realidad se ha evidenciado muchas veces, lo que nos debe llamar a la reflexión para confrontar el fenómeno en la cotidianidad donde quiera que estemos….esta lucha de siglos, amerita de un combate permanente pero sobre todo de una tarea de concientización por todos los medios posibles, en todos los países del mundo en que vivimos, de todos los espacios por donde caminamos..en los cuentos de nuestros niñ@s, en los juegos….. solo una militancia permanente donde quiera que vayamos cada día, podrá ir cambiando tan terrible panorama que padecemos sin poder confrontarla como deseamos. El camino es duro, pero es el camino, lo ocurrido en Argentina para nada es sorpresa….eso da cuenta, en parte de la razón por la cual está un agente neoliberal, empresario racista y xenofóbico como presidente de esa nación….