El próximo 8 de Marzo está convocada el paro femenino. Un enorme número de asociaciones, colectivos, partidos políticos, medios de comunicación, y todo tipo de entidades se han sumado a este movimiento, que une a muchas mujeres. Pero algunas de nosotras hemos decidido, después de mucha reflexión, no sumarnos y queremos explicar algunas de las razones ante la insistencia de nuestras seguidoras y aliadas.
Primero diremos que estamos en nuestro derecho como entidad de no sumarnos. Ante los previsibles ataques, que ya se han producido (muy escasos eso sí), por parte de algunos colectivos feministas, acusándonos de estar en un lado del tablero político que no es el nuestro, solo decir que no tenemos lado en la política actual, nadie nos representa. Somos independientes y autónomas. Somos mujeres negras empoderadas. No se nos puede acusar de colaborar con el «enemigo» o ser cómplices del machismo. Nos han estado atacando durante dos meses desde posiciones racistas y muy pocas que hoy nos piden adhesión se interesaron por el tema, porque el racismo no les toca.
Para nosotras, que nos mantuvimos expectantes ante los acontecimientos y acciones que llevaban a la huelga, y que vimos el tratamiento de los medios y de las cabezas visibles de la política, opinamos que nuestra decisión es la única posible como mujeres negras y racializadas en este país.
A pesar de los tímidos intentos del manifiesto por ser inclusivo, los hechos son más fuertes que las palabras, y en realidad la invisibilización de las mujeres racializadas en este movimiento es prácticamente absoluta. Los medios apenas se hacen eco de las posturas de nuestras líderes, e incentivan un feminismo mainstream expresamente blanco.
Se nos pide que nos sumemos a la huelga en la suposición de que 1+1 es igual a 2, pero resulta que con el femenismo hegemónico en este país 1+1 es solamente 1 con un lavado de cara inclusivo, con una mujer negra en el cartel y poco más. No hay representación, ni visibilización de nuestras posturas, y nuestra principal reivindicación como mujeres racializadas, que es el racismo, se obvia, ya que en realidad, no se le da ninguna importancia. La brecha más grande es entre blancxs y racializadxs.
Lo que tenemos es un movimiento que nos dice que nos unamos, que marchemos juntas, pero que a la hora de la verdad le importamos poco, y nuestras reivindicaciones menos.
En las innumerables entrevistas y declaraciones que han dado estos días mujeres relevantes de la cultura, la política, el periodismo, etc, (en casi su totalidad blancas) queda claro lo que decimos. Nadie ha hecho ni una sola mención a nuestras reivindicaciones, ni a las de las gitanas, musulmanas, etc. Ellas tienen su agenda, que podemos compartir, pero que se olvida de que las mujeres racializadas sufrimos una doble o triple discriminación, y que en muchísimas ocasiones, esas discriminaciones también vienen de las propias mujeres blancas. Lo hemos sufrido incluso en círculos feministas. Hasta que no empecemos por ahí, tenemos poco que reivindicar en conjunto. Entendemos que esto se hace duro de escuchar, pero hay que decirlo.
Desgraciadamente la interseccionalidad sigue siendo una palabra que el feminismo hegemónico vacía de contenido cuando la tiene que poner en práctica. Hay un gran número de periodistas, cadenas de televisión y periódicos que están haciendo un gran esfuerzo por la huelga. ¿Cuántos de esos medios tienen personas negras trabajando? ¿Cuántas de esas periodistas, casi en su totalidad blancas, se han acordado de las mujeres racializadas? En una esfera tan blanca es poco probable vernos representadas.
Sabemos el riesgo de asumir esta postura en un ambiente de euforia. Otros colectivos afrofeministas se han sumado, y lo respetamos. Nuestras redactoras tomaran sus propias decisiones de secundarla o no, ya que no hay unanimidad. Pero Afroféminas no lo hará.
Pensamos que hacemos más no haciéndola y poniendo el punto de mira en el problema que sigue teniendo el feminismo blanco con las mujeres racializadas y su propio racismo. Creemos que no se puede arreglar el mundo si no eres capaz de arreglar tu propia casa, y tirar para adelante pidiendo uniformidad en las filas sin haber abordado seriamente tus problemas con nosotras, las mujeres racializadas.
Sinceramente pensamos, que nuestra postura hará mucho más efecto que una adhesión sin matices. Se ha demostrado que los matices quedan borrados en los medios. No estamos, no existimos. De nuevo invisibilizadas y olvidadas. ¿Acaso no somos mujeres?
Aun así, aplaudimos a muchas de nuestras aliadas que se sienten interpeladas por el llamamiento de esta huelga, es su historia o más bien una parte de ella. Sin embargo Afroféminas ha decidido trazar su propio camino. La deshumanización de la mujer racializada es nuestra principal prioridad y una cuestión tan compleja, no se resuelve con una huelga. Seguid vosotras vuestro camino, que al menos Afroféminas, buscará sus propias soluciones: Separarnos, que no aislarnos, como bien ha explicado Antoinette Torres en reiteradas ocasiones.
Ante esta decisión la directora de esta revista ha recibido muchas críticas. Sin embargo nos preguntamos si hasta ahora no existimos, ¿por qué ahora se molestan porque nos queramos marchar? Lo dejamos para vuestra reflexión.
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