Hace unos días mientras hacía zapping llegué al canal de CSI y pese a que no me gustan los policiacos, me llamaron tanto la atención las imágenes, que me quedé. Resulta que era una escena de crimen dentro de la cual aparecían ritos y figuras de orígenes africanos. No podía sorprenderme más.
Luego escuchaba los personajes, blancos y rubios referirse a esto utilizando palabras como satanás, violencia, pero sobre todo demostrando un altísimo nivel de desconocimiento de lo que se estaba viendo.
Y yo me preguntaba: ¿cómo es posible que hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo nos han hecho creer que nuestras tradiciones, religiones, creencias tienen que ver con una escena de crimen? La creencia es completamente libre. En este caso estoy de acuerdo con la forma en cómo se presenta en Cuba: por una parte están los santeros, babalaos, oriates y por otra te puedes encontrar el Festival Internacional de Folclore, el grupo folclórico de la universidad y millones de cosas más. Con esto quiero decir que la creencia sigue siendo libre, pero independientemente de ella, toda esta herencia se reconoce como BIEN CULTURAL. Y lo es.
No entiendo por qué cuando el conocimiento viene de Occidente se ve como civilizado, normal, aceptable, fiable, legítimo. Sin embargo cuando vienen de los negros, es cuestionable, escaso o ilegítimo.
Esto responde a un comportamiento antiquísimo que no ha dejado de existir. Y es una pena que lo aceptemos sin ambages. Recuerdo muy bien cuando en una de las tantas ocasiones que he estado impartiendo talleres de Feminismos Negros, notaba como las propias mujeres negras comentaban que necesitábamos teorizar, que el testimonio era importante pero no era suficiente. Y mi pregunta es: ¿por qué no es suficiente? ¿Por qué la coincidencia de experiencias de tantas y tantas mujeres negras no es suficiente?. ¿Por qué insistimos en que nuestra palabra y nuestras vivencias COMPLETAMENTE REALES tienen que ser cuestionadas todo el tiempo? ¿Por qué tememos tanto a descubrirlas?
Por ejemplo una mujer negra en España podría tener la misma experiencia en una peluquería que otra mujer negra en cualquier país de América Latina. Las palabras o términos cambiarían, pero la experiencia seguiría siendo negativa porque el pelo afro es inaceptable en la inmensa mayoría de los países. El pelo, nuestro color, nuestros rasgos se niegan todo el tiempo.
Ser diferente es muy difícil. Soy consciente de ello, sin embargo en esta dura carrera por encontrar nuestro espacio hay cosas que tenemos que solucionar con nosotras mismas. Nuestra experiencia vital es sumamente importante para encontrar soluciones.
Nos ofrecen varias opciones: la primera es decidir actuar como si nuestra historia no existiese. En este grupo verás contradicciones tan gordas como tener en tu foto de perfil el eslogan Black Lives Matter y a la vez decir que las mujeres negras no tenemos discurso. El siguiente grupo se quiere separar completamente, crear algo así como una república independiente donde todos seamos negros. Aquí, desde mi humilde opinión, falta el valor para enfrentarte a las numerosas y altísimas barreras que se te impone en las sociedad occidental, barreras en forma de microrracismos y que por tanto la gente acepta y vive con total conformidad ante ellas. Por otra parte ya se qué significa ser una mujer negra cubana en el contexto afro y español. Sé qué es recibir xenofobia de quienes consideraba que eran los míos…Y por último tenemos al grupo, que es a donde yo pertenezco, que habla claro donde quiera que esté; exige su espacio y pone ante las narices de Occidente y ciudadanos sus contradicciones racistas y sus violaciones de derechos humanos.
Nadie sabe lo que he pasado durante todo este tiempo denunciando un problema gravísimo de Igualdad en Zaragoza. Yo he llegado a pensar que me moría por el nivel de disgusto que sufrí y estoy sufriendo. Disgusto que se ha engrandecido porque la realidad es que el racismo no es de interés ni de la izquierda ni de la derecha. Los señores de Podemos me dijeron que «tenía que ser práctica”. Doy fe de la falta de convicciones de este grupo. Creedme, nada es lo que parece. En algún momento si la técnica me lo permite, colgaré el último audio que envié a Podemos.
Pese a todo esto, esta situación aún no ha acabado y sigo luchando, no me daré por vencida. Ahora ya tengo abogada y buenos consejos. Quizá por ello estoy más tranquila.
Vivimos en una eterna soledad, viendo y sufriendo problemas que nadie ve y que por tanto nadie se molesta en averiguar por qué lo decimos. Tampoco hace mucha falta. Con decir que lo dice una mujer negra ya pierde toda la validez (al menos en España). He tenido que escuchar y leer frases que vienen diciendo que el feminismo negro comenzó ayer, que ellas vienen luchando hace muchos años como para que nosotras las negras queramos tomar ese espacio. Es decir, el espacio de nuestro propio discurso. El feminismo en Zaragoza es RACISTA, no tengo ninguna duda. Estas mujeres “feministas” creen que la apropiación es un derecho que ellas tienen.
Occidente ha hecho muy bien los deberes. Ha sabido cómo echarnos. Nuestras vivencias nunca estarán dentro, ni en los libros, ni en las clases, ni en las instituciones. Se han encargado día tras día de invisivilizarlas y deslegitimarlas. Y para colmo de males nos han enseñado a odiarlas y a odiarnos a nosotros mismos.
Aún así tengo fe. Soy consciente de la dificultad del camino y con mi mejor sonrisa voy a por ello con el empuje de mis ancestros, mis eggun y mi inteligencia. Que tengáis un bello día.
Autora: Antoinette Torres Soler / Directora de Afroféminas
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Muy buena reflexión, ✊