miércoles, diciembre 4

En busca de la Felicidad

Felicidad

Desde que son pequeños a muchos niños de sociedades industrializadas  los “atiborran”  de regalos, juguetes y demás objetos que un niño debe tener para, supuestamente, entretenerse, crecer feliz , sano y sentirse querido.

Con esto aprenden que “más igual a más”, es decir, que más cosas es igual más amor, más amigos, más atención, etc … Y luego crecen con una insatisfacción permanente que los acompaña durante gran parte de sus existencias, creciendo así como individuos dependientes de llenar un vacío interior inconmensurable que nadie los enseñó a llenar debidamente.

Algunos intentan llenar ése hueco yendo de compras, otros con relaciones tóxicas (sólo para no estar solos),otras se vuelven adictos al trabajo, a las redes sociales, a la cirugía estética, o a otra cosa que les salve de enfrentarse a sí mismos.

Los psicólogos Shane Frederick y George Loewenstein llaman a este fenómeno “adaptación hedónica” que no es ni más ni menos que “uno de los principales enemigos de la felicidad” ya que es un proceso psicológico nos mantiene insatisfechos, moviéndonos de un deseo a otro sin hallar nunca la satisfacción plena.

Pero contrariamente al leitmotiv que tanto predicaba la famosa serie de expediente X, “la verdad está ahí fuera”, la verdad está dentro de nosotros. Algunos dirán ¿qué es la verdad y porqué deberíamos buscarla? La verdad no es más ni menos que lo que nos hace libres de las mentiras que nos han impuesto y que hemos ido aprendiendo desde una edad temprana sin tan siquiera cuestionarnos nada. La verdad está en nuestra esencia humana y debemos buscarla porque es lo único que nos va a aportar esa felicidad y paz interior que tanto buscamos en el exterior.

Estudios recientes han demostrado que nuestra capacidad de ser felices depende en un 50% de nuestros genes y tan sólo un 10% de cosas materiales, status quo, prestigio y el restante 40% depende de nosotros y de nuestras elecciones. De hecho la gente que es más feliz no es la que más dinero tiene sino los que están agradecidos con lo que tienen. El dar por sentado los proprios logros hace que los valoremos menos y por consiguiente que pierdan su debida importancia.

En las culturas tan ancestrales como la africana por ejemplo, la gente vive mucho más feliz con menos porque les ampara la fuerza de la verdad a través de los valores espirituales que se transmiten de generación en generación de los progenitores a sus vástagos. Esos valores, que se han perdido en las sociedades Occidentales, son los que hay que rescatar (y no a los bancos) con la finalidad de reencontrarnos con nosotros mismos para compartir los mismos con la humanidad entera.

La pregunta que cabría plantearse aquí es ¿cómo aprender de los africanos a ser felices? Pues teniendo una fuerte consciencia de comunidad,local y global, en el cuál está basada la ontología africana (“Yo soy porque nosotros somos”) donde conceptos como el individualismo no tienen cabida. El doctor  Lawrence Ogbo Ugwanyi, profesor de filosofía en el departamento de filosofía y religión en la universidad de Abuya (Nigeria), que es un experto en la materia argumenta en “the question of hapiness in African philosophy” que la felicidad depende de una vida con significado y la medida en que los ciudadanos africanos sienten que sus vidas tienen un sentido tiene mucho que ver con sus lazos comunales que mantienen con sus seres queridos y su comunidad. No obstante el profesor Ugwanyi añade que aunque una vida carente de sentido y la felicidad no van de la mano, un individuo puede hallar dicho sentido en su vida laboral, social y la vida en sí misma.

Está claro que nuestro potencial para absorber felicidad aumenta a medida que nuestras conexiones externas e internas son auténticas, profundas y de calidad. Si la felicidad depende en gran medida de nosotros lo único que cabe hacer para encontarla es ir en su busca, con una actitud mental positiva, através de simples actos cotidianos  que le den sentido a nuestra existencia y a la de los que nos rodean.

Ser feliz está al alcance de cualquiera, simplemente hay que proponérselo y ser determinados para lograrlo. Como bien dice el terapeuta Ralph Smart ser feliz es un derecho de nacimiento así que ejerzamos nuestros derechos aunque sea para alegrarnos la vida porque lo bueno de ir en busca de la felicidad es que la vida te brinda un montón de oportunidades; si no lo logras a la primera sigue intentándolo puesto que lo más seguro es que la alcances o mejor aún que ella te alcance a ti por el camino. Porque nos pase lo que nos pase en la vida siempre tendremos la opción de elegir la actitud con la que queremos afrontar las adversidades. Así que sonriámosle a la vida para que ésta nos devuelva otra gran sonrisa.

Rian de la TorreAutora: Rían de la Torre (Lady Saba)

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