martes, octubre 15

¿Hasta dónde nos implicamos?

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Muchas veces he dicho y además muy convencida, que en  EEUU los negros y las negras habían derribado muchos obstáculos que en cambio a nosotros, aquí en España, aún nos faltaban.

Con la historia que tiene este  país, con las generaciones de afrodescendientes de clase media y alta con las que cuentan, creía que en este aspecto su situación en cuanto a visibilidad y apertura al mundo negro, era muy superior a la nuestra.

Sin embargo en múltiples ocasiones no hay película americana que vea que el hombre negro siga siendo el eterno compañero del blanco, gracioso y que da consejos para que su gran amigo blanco triunfe. No me canso de ver cómo Hollywood no cesa en representar al hombre negro, bien negro pudiente y a su mujer generalmente blanqueada. La mujer negra, negra sin más, no puede permitirse ser como es en el Hollywood del siglo XXI.

Hace ya un tiempo vi en Canal +,  Showrunners, un documental sobre  guionistas de series americanas. Un trabajo que salió a la luz gracias a una campaña de crowfunding. Entre tantos,  uno de ellos comentaba que durante una premiación de los Emmy se dio cuenta que todos eran blancos, él también lo era. Pensó entonces que sería interesante escoger dos protagonistas negros para su nueva serie “Undercovers”. Sin embargo esta fue cancelada nada más empezar y el hecho que fuera protagonizada por dos personas negras era un motivo más para su suspensión, según el propio autor.

También pude escuchar a un showrunner afroamericano y contaba que muchas veces, todo dependía de quien tomara las decisiones. Aún no se entiende, que un guionista negro pueda dirigirse al público blanco. Se siente cierto resquemor, desde la cadena que paga, sobre si el guionista negro, sabrá ganarse a ese público blanco. Parece que los negros sólo podemos hablar con los negros y los blancos sin embargo, con todos. Que esto pase en la América de Obama…

Queriendo entender los porqués, comprender por qué si hay tantos afroamericanos  visibles, con capacidad en la toma de decisiones, la exclusión aún es tan evidente. Y antes de mirar a los otros como la fuente de todos nuestros problemas, decidí mirar hacia nosotros mismos.  ¿Qué hacemos por nosotros mismos? ¿Hasta dónde nos implicamos?

La idea de que emerja una clase media negra fuerte en España sería sumamente importante para encontrar los referentes que aún nos faltan. Para tener presencia. Estoy segura que si hay profesionales e intelectuales implicados, sin clasismo, sectarismos y teniendo claro que hay un grupo  que aún está detrás, se saldrá adelante porque la pobreza no es consustancial al negro.  Lo que pasa es que en EEUU, esa clase media y muy alta existe y cuando llega al éxito  se blanquea. Las mujeres negras famosas, no parecen negras. Y es ahí adonde quiero llegar…

Os sigo poniendo ejemplos: “Querida gente blanca”, una película experimental, muy buena por cierto, donde aparecemos caracterizados de muchísimas formas, que además se corresponde con la realidad. Encontramos la mestiza  radical, panafricanista,  pero con padre blanco y con vergüenza de tenerlo; al negro muy militante pero que consideraba a una mujer mestiza mejor; a la mujer negra que no quiere serlo, se alisa, se pone lentillas azules y sobre todo es  la típica mujer negra que culpa al mensajero: para ella no había motivo para tanta reivindicación, sólo los acomplejados podríamos protestar tanto. Luego estaba el hombre negro ambicioso y muy complaciente con su entorno blanco  y por último el negro gay, todo un símbolo, quien llevaba un afro enorme,  hacía prácticas para un periódico importante y para sus compañeros blancos  él, técnicamente, no era negro.

¿Y cuál era el contexto? Una gran universidad, todos eran estudiantes. Uno de los decanos era negro (padre del negro ambicioso) y que a pesar que fue muchísimo mejor estudiante que el rector, sabía de sobra que continuaría siendo el segundón.  Todos saldrían felizmente graduados. Y es precisamente lo que reflexiono en este texto.

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Foto de película «Querida gente Blanca»

En América  tienen todo esto, pero la situación ha cambiado muy poco. Con los tiempos han aparecido otras  formas de discriminación, nos pueden aceptar en muchísimos casos porque somos útiles pero no porque  haya habido una victoria sociológica real ante el fenómeno del racismo. Con lo cual se puede votar a un presidente negro y continuar siendo racista. Se puede, y ya en España, colocar mujeres u hombres negros en los partidos y continuar siendo racista. Se pueden ubicar visiblemente a personas negras en el público de las tertulias políticas y continuar transmitiendo estereotipos.  Y se puede ser más radical que nunca y enmascarar complejos y racismo.

El racismo, no se combate con gestos, sino con acciones objetivas y desde mi punto de vista sigue siendo un tema personal. No es político, no tiene que ver con determinados colectivos. Es verdadera voluntad de abrirse a los demás y asumir las consecuencias. Que halla médicos, artistas famosos o abogados no  dice que no haya racismo, no dice que la sociedad sea mejor. Si así fuese, EEUU, tendría que haberse convertido hace mucho tiempo en el primer país libre de racismo y al paso que va, le falta bastante para ello…

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Autora: Antoinette Torres Soler

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