domingo, diciembre 22

La maternidad a debate


La maternidad es algo que nos une y nos diferencia. En torno a ella hay diversos criterios. La manera de educar, los tiempos que dedicamos a nuestros hijos, la forma de entender la lactancia son entre muchos otras, las temáticas que abordamos aquí. Hoy entrevistamos a tres de nuestras Afroféminas: Mariem Bueno (MB), Sarah Mejía (SM) y Desirée Bela-Lobedde (DBL). Todas viven en España, aunque sus orígenes están en Cuba, Dominicana y Guinea Ecuatorial respectivamente.

Afroféminas: Recientemente  supimos que una mujer fue echada de una conocida cadena de tiendas sólo por darle el pecho a su bebé en público dentro de la tienda. Francamente ha sido una sorpresa ver cómo en el s XXI en España, esto aún es un problema. Dinos tu opinión sobre este tema.

MB: No puedo negar que existe un gran debate y una lucha para hacer de la lactancia algo natural y evitar situaciones desagradables como la que describes. Mi experiencia, al respecto, es completamente positiva. Tengo dos hijos, el mayor de tres años (ha lactado hasta cerca de los dos años de edad) y la pequeña de 8 meses que aún toma pecho. Con ninguno de los dos he sufrido episodios de discriminación alguna.  Yo soy de las que da el pecho a demanda, es decir, cuándo y dónde el bebé lo pida. Me da igual que halla salas de lactancia o no, si hay o no un asiento. Con esto quiero decir que no me escondo y no me siento perseguida ni observada con malas intenciones. He dado el pecho en centros comerciales, dentro y fuera de grandes cadenas de tiendas y cuando me han llamado la atención (si mal no recuerdo me ha pasado sólo dos veces) ha sido para informarme, por mi comodidad, de la existencia de salas de lactancia teniendo yo la última palabra, desde luego, o sino, me han ofrecido la silla de su puesto de trabajo para que me sentará y estuviese mas cómoda. Ojalá este fuera un comportamiento generalizado. Ayudaría enormemente aquellas madres que se sienten inseguras haciendo un acto tan placentero y natural como es alimentar a tu bebé.

SM: Sobre este tema no puedo dar una opinión contundente porque no conozco los detalles. Tendría que saber cuales fueron las circunstancias reales en las que se produjo el hecho. La vida está llena de matices, no todo es blanco o negro hay un montón de grises. Por ejemplo me gustaría saber ¿en que tipo de establecimiento ocurrió exactamente? A mi  no se me ocurriría darle el pecho a un bebé en un Zara por ejemplo. Pero no dudaría en hacerlo en una cafetería, bar o restaurante, incluso en un parque. ¿Que tipo de tienda era? Yo creo que esto es relevante, porque España está plagado de bares en todas las esquinas.

DBL: Esto viene pasando hace mucho en realidad. Hace algunos años, cuando mis hijas eran más pequeñas, se organizaron algunas tetadas colectivas en centros comerciales para reivindicar el que las madres que amamantan puedan hacerlo públicamente. Aquí hay un problema muy grave y es que se sigue relacionando el pecho de la mujer con el sexo. Así que el problema lo tienen las personas que solo ven a una madre enseñando un pecho, y no a una madre alimentando a su bebé.

Afroféminas: Por otra parte, la lactancia es un proceso completamente natural, sin embargo a veces tengo la impresión de que se desnaturaliza. Percibo que todo lleva una teoría, un taller… de cosas  que han existido toda la vida y que nuestras madres vivieron como un proceso normal.  ¿No te parece que en Occidente nos pasamos un poco?

MB: Lamentablemente la lactancia, como bien dices, se  ha visto desnaturalizada. Es una lástima  y un retroceso humano ver hoy en día como se tiene que defender algo inherente a nuestra naturaleza. Lo vemos tan normal en las diferentes especies de animales y, sin embargo, nosotros que  presumimos de  ser seres superiores evolutivamente hablando, resulta que  nos parece escandaloso y hasta censurable. Creo que el ritmo de vida de esta sociedad occidental nos lleva a esta dramática  situación. La necesidad de tener y conservar un puesto de trabajo para sacar adelante la familia, las insuficientes leyes que faciliten una lactancia prolongada, y ya en menor medida, el ejemplo de mujeres que son el espejo en que se miran otras (me refiero a modelos, artistas, políticas, entre otras) no ayudan a erradicar la  problemática.

Comparto y admiro enormemente la labor de asociaciones, grupos, etc. en pro de la lactancia siempre y cuando sea una labor informativa y orientativa. Que se respete la decisión de cada madre, por encima de todo. Está en nuestras manos abrirle las puertas a la lactancia en esta sociedad. Contando nuestras experiencias, es un buen comienzo.

SM: Esto lo comparto sólo en parte. Puede que en Occidente «nos pasemos un poco» pero sin duda lo prefiero a quedarme corta, como sucede en muchas zonas de Latinoamérica. ¡La información siempre SIEMPRE es un plus! Está bien educar a las futuras madres (sobre todo las primerizas) y prepararlas para que entiendan cuál es la manera correcta de hacer cosas básicas como:

  • La mejor manera de colocar al bebe para evitar los gases.
  • Explicar la mejor manera de envasar, almacenar y conservar la leche materna.
  • Hacer hincapié en que no se debe ofrecer el pecho al niño cada vez que llora.
  • La importancia de las rutinas y los horarios.
  • Y dejar muy claro que el pecho NO ES UN CHUPETE!

DBL: Muchas de nuestras madres no vivieron ese proceso natural. Mi madre, por ejemplo, no me dio pecho ni un solo día. Después de parir, le dieron la mejor leche de fórmula de todas, y le dijeron que esa leche de fórmula iba a ser para mí mejor que la leche de sus propios pechos. Y mi madre, pese a ser enfermera, accedió. Muchas mujeres de mi generación (hablo de los años setenta) no hemos visto amamantar a un bebé hasta que hemos tenido a nuestros propios hijos en brazos.

Además, ahora las familias, en las ciudades, son cada vez más nucleares. Antiguamente, cuando en un pueblo vivía toda una familia, era mucho más fácil ver a alguna mujer amamantando: una tía, una prima, una vecina cercana… ahora las familias están formadas por una madre y un padre y, con suerte, los abuelos viven relativamente cerca, pero no es lo mismo. Por eso necesitamos eso que tu llamas talleres.

Yo soy asesora de lactancia materna y he llevado un grupo de apoyo a la lactancia materna por casi siete años. Sí es verdad que, por una parte se «enseña» a las mamás a dar el pecho. Y es necesario hacerlo, porque hay mucha desinformación y mucha sabiduría popular que hace mucho daño a la lactancia materna, sobre todo cuando una es primeriza. Más allá de eso, en los grupos de apoyo a la lactancia se reactivan esas redes de mujeres que se perdieron cuando las familias empezaron a ser menos extensas: las mujeres se encuentras con mujeres con las que se pueden identificar, porque están en el mismo proceso que ellas. No creo que en Occidente  nos pasemos. Creo que en Occidente hay mujeres que estamos tan desconectadas de nosotras mismas, de nuestra feminidad y de nuestra maternidad, que necesitamos esos espacios para reencontrarnos con nosotras mismas.

Afroféminas: Hace unos meses hemos publicado en las redes un artículo sobre la lactancia en las afroamericanas, el  cuál plantea que las mujeres afroamericanas dan menos el pecho y que esto está directamente ligado al nivel cultural de las mujeres. ¿Qué opinión te merece esto?

SM: Yo no puedo hablar por el resto de afroamericanas (obviamente) pero sí puedo compartir mi experiencia. Di el pecho durante 6 meses y me parece más que suficiente, puesto que mi idea era no superar los tres meses. Pero no dábamos con una fórmula que terminará de encajarle a nuestra hija. Así que tuvimos que alargarlo más de lo deseado con el consecuente contratiempo que me supuso a nivel laboral y personal.

DBL: Hace poco leí el artículo al respecto. ¿Qué puedo decir? Pues que las leches de fórmula han hecho mucho daño a la lactancia materna. Y el no tener unas medidas de conciliación de la vida laboral y familiar, también; porque en España nos quejamos, pero al menos tenemos 16 semanas de baja.

En el artículo también se relaciona el nivel cultural con lactancias más prolongadas. Pero bueno, eso no pasa solo en el colectivo afro. Pasa en todos los colectivos: a mayor formación y nivel cultural, más información se tiene sobre los beneficios sobre la lactancia materna y se amamanta por más tiempo. Aunque no hay nada como tener ganas de amamantar: entonces no hay nivel cultural que valga, porque se hace y punto.

La lactancia materna prolongada, para mí, está relacionada con el vínculo que se crea entre la madre y sus hijos y con el hecho de tener una experiencia positiva con respecto a la lactancia materna. Si estás dando el pecho, te gusta, no hay problemas (o los ha habido y los has superado), ¿por qué vas a ponerte una fecha límite? La gente cree que, por amamantar prolongadamente, vamos a tener a los niños colgados de la teta hasta que se gradúen en la universidad, o se van a hacer extremadamente dependientes de sus madres. Y, por mi experiencia, no es así.

No tiene nada que ver el poder adquisitivo. Ahí sí que entraría el factor información y el desprenderse de los prejuicios. Recuerdo la primera vez que, siendo más joven y antes de tener a mis hijas, vi a una niña de más de un año mamando en un restaurante. Me quedé chocada y pensé que la niña era ya muy grande. No pensé en si estaba bien o si estaba mal. Simplemente era la primera vez que lo veía y se me hizo raro. Después amamanté a mis hijas durante 3 años y medio a la primera, y durante cuatro años a la segunda, haciendo lactancia en tándem (es decir, que las amamanté a las dos durante un tiempo). Y eso fue porque me informé y me deshice de los prejuicios y desoí las barbaridades que se llegan a decir sobre la lactancia materna prolongada. Porque son eso: barbaridades.

Afroféminas: Con respecto a las guarderías: creemos que lo importante para un niño es la atención y el cariño. Sin embargo vemos que en algunas guarderías les atiborran de actividades inservibles para ciertas edades y en ciertos contextos, olvidando lo fundamental. ¿Cómo viviste o vives este proceso?

MB: Totalmente de acuerdo en que lo más importante para un niño es la atención y el cariño. Partiendo de ahí y dada mi limitada experiencia en el tema ya que mi hijo mayor, de 3 años, ha comenzado este curso (2013-2014)  en la guardería pública del pueblo donde vivimos; María de Huerva, es digno resaltar que estoy muy contenta con la educación que allí recibe. De los profesionales que trabajan en el centro sólo tengo buenas palabras y agradecimientos. Comparto totalmente los objetivos del programa que han diseñado para los niños ya que esta en total sintonía con los principios que fomentamos en casa. Más allá de enseñarles letras y números hemos visto una evolución progresiva y constante en su vocabulario y su relación con otros niños. Ha desarrollado una gran autonomía en las diferentes actividades de la vida diaria que nos ha facilitado gran parte del trabajo que hacemos en casa y eso lo ha aprendido en la guardería. Un ejemplo claro que como padres nos suele preocupar mucho es que nuestros hijos compartan y sepan esperar su turno… bueno, pues eso, en nuestro caso, lo estamos viendo. Y como eso, muchísimas cosas pequeñas que sumandolas todas hacen al prototipo de hijo que queríamos tener. Ahora estamos inmersos en las labores de preparación para la incursión en primero de infantil (el cole de mayores, como se le suele llamar). Nos hemos reunido con el claustro de profesores y todo apunta para bien. Ganas de hacer no les faltan. No se si es la ventaja de vivir en un pueblo, pero lo cierto es que nos sentimos afortunados por todo cuanto nos ha estado llegando por parte del sistema educativo.

SM: A mi me parece absolutamente clave la estimulación infantil temprana. Y entiendo que esto también se puede hacer de una manera divertida, creativa y desde el cariño.

DBL: Como dice Carlos González, las guarderías son un mal necesario. Que quede claro que ésta es mi opinión personal. Y estoy muy quemada de oír el argumento de que los niños socializan en las guarderías. ¿Qué socialización hace en una guardería un bebé de cuatro meses? Yo no llevé a mi hija mayor a una ludoteca (no era una guardería al uso, era un espacio muchísimo más flexible) dos meses después de que naciera mi hija menor, a pesar de haber solicitado una excedencia de un año, lo que me permitió estar con mis hijas hasta que la mayor cumplió los 22 meses. Sin embargo llevé a mí hija mayor a una ludoteca porque yo lo necesitaba; no porque lo necesitase ella.

Yo necesitaba un espacio durante el día para poder hacer cosas a la velocidad de un adulto: ir a comprar, hacer recados… y también necesitaba un espacio para vincularme con mi hija menor, porque la porteaba todo el día (soy fan indiscutible de los portabebés; los carritos de bebé no me gustan, y las ciudades no están preparadas para ellos), pero no le prestaba la atención, la mirada, que tuvo mi hija mayor. Àfrica Uri, mi hija mayor, iba a la ludoteca por tres horas. Nunca eran las tres horas porque siempre llegábamos tarde. Pero eso era lo que hicimos hasta entrar en el colegio.

Mi hija menor sí fue a una guardería al uso el curso antes de empezar el colegio, porque Àfrica ya estaba en el colegio, y la guardería estaba pared con pared con el colegio. En cambio, la ludoteca que tanto nos gustaba quedaba en la otra punta de la ciudad, y tenían horarios muy parecidos, así que se hacía prácticamente imposible recogerlas a las dos. Pero hubo muchas cosas de la guardería que no me gustaron, como la prisa por quitarles los pañales. Pero, de nuevo, elegimos guardería por una cuestión de logística, no porque me pareciera que la niña iba a aprender más. Porque sí: aprendió. A pegar, a escupir y a insultar. Cosas que no había hecho mientras estuvo yendo a la ludoteca. También aprendió muchas canciones, evidentemente, pero en casa también hemos cantado mucho siempre, así que tampoco era para tanto.

No nos olvidemos de que los niños socializan en más sitios además de la guardería, y que hay más agentes socializadores además de los otros niños de su edad. Se socializa en el parque, se socializa yendo a comprar con papá o con mamá al mercado. Se socializa saliendo a tomar la merienda con los abuelos. Se socializa en infinidad de sitios y de una forma muy enriquecedora. Que parece que el único sitio donde los niños pueden aprender cosas es en la guardería y en el colegio, y tampoco estoy de acuerdo con eso.

Ahora: si alguien va a tener un hijo y no se va a preocupar de socializarlo, de ofrecerle oportunidades de aprender, de llevarlo a sitios estimulantes que fomenten el aprendizaje activo, entonces sí: que lo lleve a una guardería.

Afroféminas: Nos encanta la estimulación musical y todas las cosas que se les pueda transmitir a los hijos siempre y cuando estén a gusto. A propósito de esto, recibí la opinión de una chica africana que me comentaba que todo esto le parecía un gran negocio. ¿Tu crees que esta es una de las razones por la que en ciertas actividades, las madres negras seamos siempre minorías?

MB: No se cómo responder a esta pregunta porque no se a qué se refería la chica cuando dijo que «todo eso es un gran negocio». Pero si nos basamos en las estadística, el porcentaje de población negra, en Occidente, es mucho menor con respecto al de la población blanca. Es cierto que la inmigración ha contribuido a que esta diferencia sea menor pero la realidad es esa. De ahí a interpretar que somos minoría porque desconfiamos de las bondades del arte o de  la cultura en general… no se, me parece exagerado si sólo nos quedamos ahí y no analizamos otros posibles factores como los demográficos o económicos

SM: Entiendo que la cultura tiene mucho o todo que ver con las opiniones que tienen las madres sobre estos temas. En mi caso tuve la suerte de crecer con una madre que nos inscribía a todas las actividades imaginables y más. Para ella nunca era suficiente. Y admito que disfrute mucho, muchísimo! Con casi todas las actividades por las que pasé. Intento hacer lo mismo con mi hija que va a clases de piano y ballet. Y este año tendremos que hacer malabares porque tiene clarísimo que quiere ir a gimnasia rítmica.

Intentamos en la medida de lo posible que esté ocupada, que socialicé, que aprenda, pero sobre todo que se divierta y disfrute con lo que haga. Desde muy pequeñita iba a clases de flamenco y este año tenía muy claro que ya no quería seguir, intentamos convencerla pero después de explicar que ya no se divertía y que no eran ritmos que le ilusionarán de verdad, decidimos que el flamenco fuera.

La música y el deporte alimentan el espíritu. Cuando entiendes eso… Entiendes que todos los niños deberían crecer rodeados tanto de una cosa como de la otra! 

DBL: A mí me gustaría dejar de hablar en clave de que si las madres negras somos minoría en tal o cual actividad porque entonces parece que nos escudamos en eso para muchas cosas. Primeramente, no sé si las madres negras somos minoría o no. No vivo en una ciudad en la que halla muchas madres negras, así que en mi caso, seamos muchas o pocas, seremos minoría seguramente.

Si te gusta la estimulación musical, lo primero que puedes hacer es cantarle a tu bebé y arrullarle. Eso, a las madres, nos sale de dentro. Y a los niños también les gusta cantar. Pero insisto en que no creo que se trate de un hecho vinculado a ser negras o no. Creo que está más vinculado a la curiosidad o a los intereses de esas familias.

¿Que hay un negocio? Evidentemente. En todo lo hay. Menos en dar el pecho, que ahí no hay ninguna industria que se enriquezca, y por eso no interesa. Es gratis, es sano, pero no se lucra nadie. Mal.

Afroféminas: Cuando era niña y mi madre me llevaba al teatro guiñol de la Habana generalmente éramos siempre las únicas personas negras.  Ahora que llevo a mi hija en España y sigue pasando lo mismo. Tu crees que las mujeres negras desconfían de las bondades del arte o la cultura en general  para educar a sus hijos?

MB: No me parece justo comparar dos escenarios distintos, el acceso a la cultura en Cuba es mucho más amplio que en España. Allí, el precio de las entradas a los espectáculos, cines, teatros, es muy bajo proporcionalmente al salario base. En cambio, aquí, en mi opinión, es muy caro teniendo en cuenta los ingresos.

Que en Cuba, en los espectáculos, no haya una representación negra, desde luego no será por no ser accesible. Desconozco los motivos. En cambio, en España, quizás prime el motivo económico. No todas las familias podrán permitirse, con frecuencia, destinar parte de sus ingresos a actividades de ocio cuando tienen que priorizar otras necesidades más básicas. Y esto afecta tanto a familias de raza negra como a blanca. Por lo que no me atrevo a afirmar ninguna justificación a este comportamiento.

SM: ¡En absoluto! Por el contrario, pienso que las madres negras están cada vez más conscienciadas al respecto. La cultura, la educación es el mejor legado que podemos dejarles a nuestros hijos. Y me parece que cada día somos más y más las madres conscientes de esta realidad.

No podemos obviar que el nivel cultural y la economía juegan un papel importante a la hora de educar a nuestros hijos. Pero me consta que son muchas las familias que se esfuerzan para poder ofrecer la mejor educación a sus hijos, entendiendo dicho esfuerzo como una inversión en su futuro, en su desarrollo como ser humano, en su felicidad al fin y al cabo.

DBL: Insisto: en España sigue pasando que las mujeres o las familias negras somos minoría. Y tal vez las familias, blancas, negras o asiáticas, tengan intereses diferentes. Yo no suelo llevar a mis hijas al teatro. En cambio, a la que podemos, nos escapamos al zoo (aunque a mí no me apasiona el estado en el que se encuentran los animales de los zoológicos), o nos vamos al acuario.



A mis hijas, sobre todo a la mayor, le gustan los espacios abiertos. Àfrica es muy inquieta y ruidosa (no lo juzgo, lo constato), y prefiere tener mucha actividad. Hace poco, mi hija mayor fue al Auditorio de Barcelona a ver una obra musical infantil y le gustó, y en casa nos gusta ver muchos musicales. El hecho de que ella volviera del Auditorio y me pidiera una y otra vez que pusiera el CD que les habían regalado con las canciones de la obra me indica que tal vez ahora podamos plantearnos empezar a ir al teatro o a otras actividades culturales, y que ellas no pierdan el interés ni se aburran.  

El verano pasado, por ejemplo, estuvimos veraneando por Baleares y fuimos a ver unas cuevas preciosas. Àfrica me dijo que le había parecido un poco interesante, pero que a veces las cosas interesantes, le parecían aburridas. Tenía seis años, y prefería actividades más movidas, y eso también hay que tenerlo en cuenta. Creo que hay que llevar a los niños a esas actividades culturales si hay un interés (evidentemente, para saber si hay interés, habrá que ir por lo menos una primera vez), pero tampoco podemos empecinarnos en llevar a nuestros hijos al teatro o a los museos si no les gustan porque entonces, en vez de fomentar su interés por el arte y la cultura, obtenemos el efecto contrario.

Pero insisto: yo dejaría de un lado la cuestión de las familias negras y me centraría más en los intereses que tienen las familias en su conjunto.

…………………………………….

Este es un claro ejemplo de cuán diferentes somos, pensamos y vemos la vida,  a pesar de formar parte de esa llamada “comunidad afro”. El respeto a la diferencia es la clave para conocernos y tolerarnos. No porque pensemos de una manera u otra seremos más o menos madres. Todas las opniones son completamente legítimas, incluso las que no contemplan la maternidad como una opción.

Por otra parte, estamos muy contentas de mostrar tal cuál la manera de pensar de estas mujeres, pues es una oportunidad para aprender, entender al otro o sencillamente afianzarnos aún más en nuestros posiciones. ¿Debatimos?


Antoinette T. Soler

Directora y creadora de Afroféminas

Y quien os responde en forma de «periódico» en el IG cuando el debate se pone bueno 😅

Licenciada en Filosofía por la Universidad de La Habana. Consultora especializada en género y raza. Máster en comunicación de empresas por la Universidad de Zaragoza.

 


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11 comentarios

  • Gracias por haberme permitido participar en este interesante debate, chicas.

    Estoy totalmente de acuerdo con Peich, en el hecho de que muchas personas en la actualidad están desconectadas de sí mismas. Para mí eso es algo que, cuando llega la maternidad, complica las cosas, y crea sentimientos encontrados. Os recomiendo la lectura del libro «La maternidad y el encuentro con la propia sombra», de la psicóloga Laura Gutman.

    Me ha gustado mucho la visión afrocentrada de la crianza de MamiWata: en cada cultura los niños socializan de otra forma diferente; y creemos que solo una manera (por lo general, la nuestra) es válida; y de todos es sabido que hay tantas formas de criar como familias en el mundo.

    Saludos.

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