No alquilo habitación a mujeres negras
Cuando vi el anuncio publicado en una de las páginas bastante famosas de alquileres de viviendas, me quedé helada. Lo leí varias veces, con la esperanza de haberme equivocado. Me puse en contacto con la persona que había escrito el anuncio y fue muy amable, me dijo que la habitación estaba disponible, que podía ir a verla y que quedaríamos esta misma tarde. No me preguntó sobre mi color de piel, aunque me dijo: “Eres italiana, ¿verdad?”, “Sí” le contesté, “Ah, nada, nada… se nota en tu acento”.
Acompañé a mi amiga a ver la habitación. La veía muy nerviosa, aunque entusiasmada. Sabía que no se iba a quedar con esta habitación, pero tenía muchas ganas de ver la cara del dueño del piso, al ver que se trataba de una mujer y encima, negra. Era un juego (como dice ella) que habíamos emp...




















