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viernes, abril 19

No, no soy una negra resentida

Hace poco mientras discutía con mis hermanas sobre la importancia de conversar sobre lo que significa ser negro en la actualidad, mi mamá confesó estar cansada de ese tema, argumentando que enojadas con la vida por ser negras. Si bien le expliqué que lo hacíamos porque considerábamos nuestro hogar un lugar seguro que nos permitía compartir nuestras vivencias como mujeres negras, fue en vano. Mi mamá seguía argumentando que sonábamos como “esos” negros que culpaban a los “otros” (blancos) de sus desgracias. De repente me invadieron las ganas de llorar, gritar y  salir corriendo, su comentario me hizo verme fuera, en la calle, rodeada por blancos y blanco-mestizos dispuestos a invalidar mis sentimientos, mis opiniones y mi discurso, reduciendolos a las quejas de una resentida. Cuando me calmé, me entraron dudas ¿son válidos los argumentos que se usan contra los/as individuos negros/as o racializados/as cada vez que ponen que se enfrentan al status quo? ¿de verdad soy una resentida?

En primer lugar, ¿qué es una persona resentida? Según la RAE  resentido/a se dice de una persona “que muestra o tiene algún resentimiento. [o] que se siente maltratada por la sociedad o por la vida en general”. Ahora bien, veamos ejemplos de cómo se usa esta palabra en nuestra cotidianidad. Quizás les suenan familiares afirmaciones como: “la esclavitud fue abolida hace X o Y años, dejen de ser tan resentidos”; “los negros tienen muchas oportunidades, si no las aprovechan es porque no quieren. Esos que se quejan son unos resentidos”; “A mi me gustan los negros que se integran y no viven hablando de racismo. Los otros, esos son unos resentidos.” Teniendo en cuenta lo anterior, es curioso observar que, casualmente, todos los resentidos tienen en común haber cuestionado el poder, el cual para Foucault, es una relación asimétrica con dos organismos principales, la autoridad y la obediencia o, en otras palabras, los dominantes, quienes ejercen el poder, y los dominados, quienes están sujetos a este. El poder, supone, una jerarquía en la cual, en nuestro caso, la superioridad se le atribuye a los blancos o blanco-mestizos y la inferioridad al resto. El poder, entonces, “excluye, reprime, inhibe, censura, abstrae, enmascara, y esconde” (106) todo lo que amenace el orden establecido de los dominantes.  

Como resultado de los diversos mecanismos de poder creados para reprimirnos,  no es sorprendente, aunque sí trise, escucharnos decir  “Yo soy negro pero yo no he tenido la necesidad de X o Y” sin ser conscientes, quizás, de nuestros propios privilegios; sin ser conscientes del daño que le hacemos a la causa. El sometimiento mental ha sido tan fuerte que algunos de nosotros nos hemos vuelto indolentes e indiferentes ante los sufrimientos de nuestros/as hermanos/as por el temor de ser tildados de resentidos y con la excusa de que “ sí yo no lo he vivido es porque no pasa”. De la forma en que lo veo sí uno de nosotros sufre, todos sufrimos. El ataque a uno de nosotros es un ataque propio, tanto a nuestra colectividad como a nuestra individualidad. Sí a mi hermana le niegan el derecho a un hogar, a una educación, y a un trabajo dignos por su exceso de melanina, me los niegan a mi también. Sí mi hermano es sujeto de violencia por parte de la policía, por su color de piel, yo también soy sujeto de ello. 

Por tal motivo estoy dispuesta a seguir poniendo en evidencia los diferentes mecanismos de poder que se usan en nuestra contra con el fin de obstaculizar nuestra lucha y doblegar nuestros espíritus. No es para generar lástima, ni para victimizarme. Todo lo contrario, lo hago para honrar a los que vinieron antes de mi, y servir de ejemplo a los que vendrán después de mi. Para saber de dónde vengo y hasta dónde puedo llegar. Para saber que el problema no es ser negra, sino el cómo ser negra es percibido.  No soy una negra resentida y no acepto argumentos basados en la anulación de la alteridad. No quiero cambiar lo que soy. “Soy un negro, ¡y me regocijo por ello! Estoy orgulloso de la sangre negra que corre por mis venas. He venido aquí por los recuerdos queridos de mi niñez. No para posar como un crítico, sino para unirme a mi gente” William Edward Burghardt Du Bois. 


Referencias

https://citas.in/autores/william-edward-burghardt-du-bois

Giraldo R.,(26 de abril 2016). Poder y resistencia en Michel Foucault. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n4/n4a06.pdf


Paola Palomino

Tengo 23 años y soy de Bogotá, Colombia. Soy Licenciada en Lenguas Modernas. Y soy negra.


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