
Durante décadas, el mundo de la moda ha explotado las estéticas negras sin comprometerse con nuestras realidades. El pelo afro sigue siendo uno de los espacios más violentados, silenciados y a la vez apropiados dentro de esa industria. Aquí te dejamos seis cosas que la moda aún no ha querido entender sobre nuestro cabello:
1. No es “un look”, es identidad.
El pelo afro no es una tendencia, ni un peinado “arriesgado” para una sesión de fotos. Es parte esencial de nuestra identidad, historia y herencia cultural. Cuando modelos blancas se ponen pelucas afro o trenzas como si fueran un accesorio más, están borrando siglos de resistencia, de lucha por la visibilidad y de orgullo negro.
2. No todos los cabellos afro son iguales.
Una de las formas más comunes de exotizar es tratar el pelo afro como una sola categoría. Pero existen múltiples texturas, patrones y formas de llevarlo. El afán de “representar la diversidad” muchas veces cae en el tokenismo: una sola modelo negra con un afro enorme para cumplir la cuota y nada más.
3. No necesitamos que lo toquen, lo transformen ni lo “corrijan”.
En demasiados backstage de desfiles y shootings, estilistas blancos sin conocimiento del cabello afro improvisan con productos inadecuados, planchas o cepillos agresivos. El resultado: daño, incomodidad y humillación. Peinar pelo afro requiere saber, respetar y dejar de pensar que hay que domarlo.
4. No es profesionalizar si solo contratas a peluqueros blancos.
¿Dónde están las estilistas negras? ¿Por qué siguen siendo una excepción y no la norma cuando se trata de trabajar con cabellos afro o peinados tradicionales africanos? La moda se apropia de nuestras trenzas, bantu knots o dreadlocks, pero no da espacio laboral a quienes han cuidado y transmitido estos saberes durante generaciones.
5. No todo lo que haces es “inspiración”, a veces es racismo.
Cuando una marca pone a modelos blancas con trenzas y las llama “tribales” o “boho”, no está innovando, está borrando a las personas negras. Y cuando no incluye a mujeres negras con sus peinados naturales en campañas o pasarelas, está reforzando la idea de que lo negro solo vale si lo lleva una blanca.
6. El pelo afro también es moda, pero desde nuestra mirada.
No queremos que nos integren como ornamento, queremos que se abran espacios donde se celebre el cabello afro desde nuestras narrativas. Diseñadoras, modelos, fotógrafas y estilistas negras ya están proponiendo estéticas potentes, sin necesidad de filtros blancos. La moda tiene que dejar de apropiarse y empezar a escuchar.
La moda no puede seguir presumiendo de inclusiva mientras continúa silenciando, exotizando o borrando nuestras cabelleras. El pelo afro es memoria viva, creatividad en movimiento y afirmación política. Escucharnos no es una opción estética, es una norma ética. Si de verdad se quiere hablar de diversidad, hay que empezar por respetar lo que llevamos en la raíz.
Redacción Afroféminas

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