Gilbert Scott-Heron nace el 1 de abril de 1949 en Chicago. Fue un poeta y músico que alcanzó la fama a finales de los sesenta y principios de los setenta por sus actuaciones de poesía cantada y hablada relacionadas con el movimiento contra la segregación afroestadounidense. Sus letras y composiciones lo hacen valedor de ser conocido como impulsor o “padrino” del rap. También se lo considera precursor del neosoul, poeta y bluesologist, como el mismo se definía, esto es, un científico que se preocupa por el origen del blues.
Nace en Chicago, hijo de la cantante de ópera y bibliotecaria, Bobbie Scott, y el jugador de fútbol, Gilbert Heron, apodado “La flecha negra”, que fue, además, el primer hombre negro en jugar para el Celtic Football Club de Glasgow. Cuando ellos se separan, pasa su infancia en Tennessee junto a su abuela Lillie Scott, quien le inculcó su amor por la lectura y la música, sobre todo por el jazz y el soul que oían en la radio. Él la recordó en la canción On coming from a broken home en su último álbum I’m new here, de 2010. Allí rememora los años en que su abuela le compró su primer piano en una funeraria local y le dio a conocer la obra del novelista renacentista y poeta de jazz Langston Hughes, que tanto lo influenció como escritor y compositor.
Además, en aquel tiempo, le fue concedida una beca para estudiar en una escuela blanca, Tigrett, con el fin de eliminar la segregación del centro, como si aquello supusiera un privilegio frente al resto de miembros de la comunidad. Allí, el artista conoció de cerca qué era la brecha racial y socioeconómica que se trasladaba de las calles a las aulas y por las que sufrió el acoso de algunos de sus compañeros. Sobre este tiempo, declaró: “Fue una revelación. Descubrí que había más ventajas de ir a una mejor escuela [blanca]: clases más pequeñas, mejor equipo, más libros en la biblioteca, mejores circunstancias por completo”.
Luego, tras la muerte de su abuela, regresa con su madre, esta vez al Bronx en Nueva York. Allí efectúa sus estudios secundarios en el DeWitt Clinton High School. Durante este periodo conoce la obra del poeta LeRoi Jones, ahora conocido como Amiri Baraka, que también marcará profundamente su obra artística.
Más tarde, en Pensilvania, estudia un año en la Lincoln University, y desde allí se muda a Londres para intentar probar suerte con su primera novela, que llevaba por título El Buitre. Publicada en 1970, se ambienta en el Harlem de la época, contando las vivencias de los jóvenes de los barrios empobrecidos, donde el tráfico de drogas campaba a sus anchas. El autor no pretendía con ella emular el género negro, sino describir la realidad a la que se enfrentaban los afroestadounidenses en aquellos días. Esto sucede en un momento en el que están muy recientes los asesinatos de Malcom X y Martin Luther King, por eso uno de los personajes de la obra pronuncia una frase que recoge bien el ambiente de ese tiempo: “Uno tras otro, los hombres que se levantaban por la liberación de los negros morían masacrados”. Asimismo, en ella Scott-Heron utiliza la música y hace referencias constantes a James Brown, Aretha Franklin, Donald Byrd o Miles Davis, entre otros. Posiblemente, el Scott-Heron de 20 años estaba advirtiendo a su versión adulta de lo que sería su vida en adelante, totalmente consagrada a la música.
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Tras un año en Londres, regresa a su etapa universitaria, pero no durará mucho en ella, pues nunca terminó la carrera. Sin embargo, asiste a los seminarios de escritura de la Universidad Johns Hopkins, donde recibe una maestría en escritura creativa en 1972. A partir de entonces se dedica él mismo a enseñar literatura y escritura creativa a modo de conferencias en la Universidad del Distrito de Columbia. Parece que fue justamente en la universidad donde conoció a Brian Jackson, con quien formó la banda Black & Blues. Juntos a lo largo de la década de 1970, hicieron música que reflejaba la turbulencia, la incertidumbre y el pesimismo latente, fusionando las tradiciones del soul y el jazz y basándose en una tradición de poesía oral que se remontaba al blues y al hip-hop. Además, estuvo siempre muy influenciado por el Black Arts Movement, un movimiento artístico, activo durante las décadas de 1960 y 1970, que, a través del activismo y el arte, configuró nuevas instituciones culturales y transmitió un mensaje de orgullo negro.
Su primer hit Small talk at 125th and lenox suena por primera vez en 1970. En él incluyó reminiscencias contra los medios manejados por los blancos y fue especialmente crítico con la superficialidad de la televisión y el consumismo, y la ignorancia de la clase media blanca ante los problemas que afectaba al resto de la población, especialmente en las ciudades de interior. Pero también visibiliza el racismo latente en Estados Unidos, ridiculiza las ideas del presidente Ronald Reagan o la impostura de algunos músicos negros. Precisamente, una de las frases más repetidas a lo largo del disco es The revolution will not be televised, que dará nombre a un trabajo posterior de 1974. Esta era una frase común entre los grupos militantes del Black Power para cuestionar a quienes predicaban la revolución desde la comodidad que otorgan las aulas, los cafés y la prensa, o las redes, si nos remontáramos al momento presente.
En 1971 publica Pieces of man, inspirado en el asesinato del vicepresidente del Partido Pantera Negra, Fred Hampton, a manos de la policía de Chicago mientras dormía, cuando solo tenía 21 años. La obra, con estructura de canciones más convencionales que el disco anterior, muestra un mundo que se derrumba sobre el autor. En ella usa por primera vez la palabra hablada para contar la historia de un hombre de su vecindario que desapareció tras llegar al límite por perder su trabajo, que él encarna en la figura de su padre. En su álbum de 1973, Winter in America, se sienta su fama como músico y se revela una vez más su intento por reflejar el clima político del país y sus efectos sobre los negros.
Otra de sus composiciones más sonadas es Johannesburgo, de 1975, un grito de guerra a la cuestión del Apartheid, en Sudáfrica. También, We almost Detroit, de 1977, y la crítica social The bottle, de 1978. La primera se basa en el relato de John G. Fuller sobre el accidente nuclear de 1966, en el que el primer reactor comercial de Estados Unidos puso en peligro toda la ciudad de Detroit. En 1979, Scott-Heron la tocó en los conciertos No Nukes en el Madison Square Garden, que, precisamente, se habían convocado por Musicians United for Safe Energy para protestar por el uso de la energía nuclear. Antes, en 1978, participó en la gira Hotter than july de Stevie Wonder, en la que juntos hicieron campaña para que el día del nacimiento de Martin Luther King fuera festivo nacional. Consiguieron nada más y nada menos que 6 millones de firmas y en noviembre de 1983 a Reagan no le quedó más remedio que aceptar y aprobar el proyecto de ley creando un festivo nacional federal todos los 15 de enero desde 1986. A este respecto, en 2008 Scott-Heron confesó a la estación de radio NPR que ese día era un símbolo, “un momento para que las personas reflexionen sobre lo lejos que hemos llegado y lo lejos que aún tenemos que llegar”.
A principio de los ochenta publica algunas canciones sobre el infierno de las drogas como Home is where the hatred is y Angel Dust, sin pensar que en pocos años acabaría él allí. Su adicción al crack lo llevó, además, a encadenar hasta tres condenas de cárcel consecutivas desde 2001. La primera, de uno a tres años en una prisión de Nueva York fue a causa de posesión de cocaína. Fue puesto en libertad condicional en 2003, el año en que la BBC transmitió el documental Gil Scott-Heron: The revolution will not be televised. Durante la edición del proyecto, Scott-Heron fue arrestado por posesión de una pipa de crack en octubre de 2003 y recibió una sentencia de prisión de seis meses.
El 5 de julio de 2006, fue sentenciado a cuatro años en una prisión del estado de Nueva York por violar un acuerdo de culpabilidad por un cargo de posesión de drogas al dejar un centro de rehabilitación. Él se excusó en el hecho de que la clínica se negó a tratarlo contra el VIH, por eso fue puesto en libertad condicional el 23 de mayo de 2007. Después de su liberación, Scott-Heron comenzó a tocar en vivo nuevamente, en el restaurante y club nocturno SOB en Nueva York.
Tuvo un parón creativo de 16 años, entre 1994, que publica Spirits, y 2010, cuando sale a la luz I’m new here, el último. La versión remix del álbum, We’re new here, fue lanzada en 2011, con la producción del músico inglés Jamie XX.
Muere en Nueva York a los sesenta y dos años el 27 de mayo de 2011 y, aunque se desconocen las causas exactas de su fallecimiento, se achacan a su condición como cero positivo y los diferentes problemas respiratorios que, a causa de ello, padecía desde hacía dos décadas.
Scott-Heron fue honrado póstumamente en 2012 por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación con un premio Grammy Lifetime Achievement Award. El mismo año salieron a la luz sus memorias, The Last Holiday. En ellas no se lamenta en ningún momento de las dificultades y baches que tuvo que atravesar, sino que pone de manifiesto que es consciente de que ha llevado una vida llena de momentos privilegiados. En 2019 se publican unas nuevas memorias, Con las horas cantadas, en la que Scott-Heron reconstruye sus mejores y peores momentos desde el inicio de su carrera.
El 7 de febrero de 2020, se celebró el décimo aniversario de I’m new here con una versión ampliada. Además del álbum original, se incluerton un par de temas inéditos: una versión de Handsome Johnny de Richie Havens y la canción de Scott-Heron King Henry IV, nunca escuchada.
En definitiva, Gil Scott-Heron fue un poeta de canciones o un cantante de poemas, ya que en él literatura y música eran capaces de volverse uno. Además, toda su obra aparece marcada por un propósito de lucha y rebeldía contra un sistema injusto y discriminatorio. Su trabajo ha influido a escritores, académicos y músicos, desde rockeros independientes hasta raperos, como Eminem. Pero es que Scott-Heron fue, asimismo, un crítico de los raperos, a quienes reclamaba su falta de compromiso e, incluso, su falta de preparación musical, en canciones como Message to the messengers. El autor siempre consideró que sus grabaciones eran “música de tormenta”, en medio de un abismo donde no perdía del todo la esperanza. Hoy, sin él, la revolución sigue sin ser televisada.
Natalia Ruiz-González
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