
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta hasta el 8 de febrero de 2026 la obra más experimental del cineasta británico-ghanés, un artista que lleva cuatro décadas usando el cine como herramienta de justicia
Hay momentos en que entrar a un museo se convierte en un acto político. Escuchando toda la noche la lluvia —la nueva exposición de John Akomfrah que acoge el Thyssen-Bornemisza desde el 4 de noviembre— es uno de esos momentos. Este artista británico de origen ghanés construye archivos visuales de las memorias que el relato oficial intentó borrar. Habla de nosotras, las comunidades afrodescendientes, y de todas aquellas personas cuyas historias fueron escritas en los márgenes o directamente silenciadas.
El proyecto llega a Madrid después de haber ocupado el Pabellón Británico en la Bienal de Venecia 2024, donde causó una honda impresión. La muestra reúne ocho instalaciones inmersivas de cine y sonido que combinan documentación geopolítica con escenas ficticias para dar voz a personas que representan la diáspora británica. Pero esta versión madrileña, comisariada por Tarini Malik, va más allá. Incorpora cinco de los llamados «Cantos» junto a una selección de seis obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza, incluyendo piezas de Joan Miró, Lucio Fontana e Yves Klein. Es un diálogo entre el archivo colonial europeo y las voces que ese mismo archivo intentó acallar.
El título de la exposición proviene de un poema del siglo XI. El escritor chino Su Dongpo lo escribió desde el exilio, meditando sobre la naturaleza transitoria de la vida. Esa imagen de alguien escuchando la lluvia toda la noche mientras está lejos de casa conecta directamente con las experiencias de millones de personas en la diáspora. El exilio, el desplazamiento, la espera, la memoria fragmentada. Akomfrah sabe bien de qué habla.
Un cineasta forjado en la resistencia
Nacido en Acra, Ghana, en 1957, John Akomfrah llegó al Reino Unido de niño después de que su familia huyera de la agitación política. Su padre había sido miembro del gabinete del partido de Kwame Nkrumah. Tras el golpe de Estado de 1966, la vida de su madre corría peligro. Esta experiencia marcó profundamente su trabajo. Akomfrah creció en el oeste de Londres durante un periodo especialmente violento para las comunidades negras británicas. En 1982, tras graduarse en sociología en la Portsmouth Polytechnic, cofundó el Black Audio Film Collective (BAFC), un colectivo de siete artistas negros británicos y de la diáspora.
El BAFC se creó como respuesta a la agitación social en la Gran Bretaña de los años ochenta, influenciado por los debates poscoloniales y teóricos sociales como Homi Bhabha y Stuart Hall. La primera película del colectivo fue Handsworth Songs (1986), que examinaba los disturbios raciales de 1985 en Handsworth (Birmingham) y Londres. No era un documental convencional. Akomfrah entrelazaba material de archivo, metraje de noticias y grabaciones domésticas en un formato experimental que cuestionaba cómo se narraban los conflictos raciales en los medios británicos.



En 1985, las comunidades negras salieron a las calles por toda Gran Bretaña para protestar contra la brutalidad policial, los asesinatos policiales y las políticas racistas del gobierno de Thatcher. Semanas después de Handsworth, Brixton ardió cuando la policía disparó a Cherry Groce durante una redada. Luego vino Broadwater Farm tras otro tiroteo policial. Handsworth Songs se estrenó en medio de ese hervidero. Y ganó siete premios internacionales, incluido el John Grierson al mejor documental. El académico Kodwo Eshun la describió en 2004 como «la película de arte más importante e influyente surgida de Inglaterra en los últimos veinte años».
Lo que Akomfrah y el BAFC lograron fue inventar un lenguaje visual nuevo. En lugar de explicar los disturbios como hechos aislados, mostraron las raíces históricas del racismo británico. Conectaron la llegada de inmigrantes caribeños y sudasiáticos después de la Segunda Guerra Mundial con las tensiones presentes. Recuperaron la memoria de Malcolm X caminando por las calles grises de Smethwick en 1965, nueve días antes de ser asesinado. Citaron la retórica racista de Enoch Powell. Denunciaron las redadas policiales masivas contra jóvenes negros sin pruebas ni resultados. Todo ello tejido con una banda sonora evocadora y un montaje experimental que rompía con las formas didácticas tradicionales.
El arte como archivo de resistencia
La carrera de Akomfrah desde entonces ha sido una búsqueda constante por visibilizar historias borradas. Su trabajo explora la diáspora global, la historia, la memoria, el colonialismo y su legado a través de medios basados en la imagen. Ha creado piezas sobre la industria ballenera y la trata de esclavos (Vertigo Sea, 2015), sobre el cambio climático y las comunidades humanas (Purple, 2017, que el Thyssen ya presentó en 2018), sobre las migraciones recientes desde África y la historia política de Ghana (Four Nocturnes, 2019).

En 2017 ganó el premio Artes Mundi, el mayor galardón del Reino Unido para el arte internacional, otorgado por una práctica continuada de excelencia y compromiso. El jurado destacó su capacidad para contar historias con profundidad histórica, explorando preocupaciones sociales y políticas a través de un lenguaje cinematográfico exquisito. El premio reconoció específicamente su trabajo sobre migración, racismo y persecución religiosa. Temas que, como señaló la directora de Artes Mundi, Karen Mackinnon, resultan más importantes que nunca.
Un museo que se abre (aunque queda camino)
El Thyssen ha hecho esfuerzos notables en los últimos años por democratizar el acceso al arte. Desde marzo de 2024, el museo abre los sábados de 21 a 23 horas con entrada gratuita a las exposiciones temporales, buscando movilizar a nuevos públicos y atraer visitantes jóvenes nocturnos. Los lunes también son gratuitos gracias a la colaboración con Mastercard. En 2024, alrededor de 250.000 personas —un 26% del total— visitaron el museo sin pagar entrada.
En cuanto a accesibilidad, el museo trabaja con diversos colectivos. Desarrolla proyectos como «Acoge», visitas para el apoyo al programa de aprendizaje de español como lengua de convivencia de asociaciones de apoyo a personas migrantes y peticionarias de asilo. También tiene iniciativas con personas mayores, con diversidad funcional, recursos hospitalarios y programas de salud mental. El museo se propone generar una programación amplia dirigida a todos los públicos, apostando por la accesibilidad completa y la diversidad de interpretaciones.
Sin embargo, no existe todavía un programa específico dirigido a facilitar el acceso de las comunidades afrodescendientes. Sería necesario pensar en mediaciones culturales que conecten las exposiciones con nuestras realidades, que generen espacios de encuentro donde las familias afro podamos reconocernos en los relatos que se cuentan. Que el museo sea verdaderamente de todas y todos implica escuchar activamente a las comunidades que históricamente han estado excluidas de estos espacios. Y en este sentido, queda camino por recorrer.
Por qué esta exposición importa
Ver la obra de Akomfrah en el Thyssen es una oportunidad única. El artista adopta una visión no lineal y cíclica del tiempo, conectando distintos lugares y momentos históricos. Sus instalaciones nos invitan a repensar cómo entendemos el pasado y el presente. A cuestionar quién ha tenido el poder de contar las historias y quién ha sido relegado al silencio.
Inspirado en la epistemología acústica —término del etnomusicólogo Steven Feld que describe cómo la experiencia sonora refleja y moldea nuestras realidades culturales— las bandas sonoras de cada Canto entrelazan archivo con grabaciones de campo, discursos, música popular y devocional. Akomfrah sitúa la escucha como una forma de activismo. Escuchar toda la noche la lluvia. Escuchar las voces que fueron acalladas. Escuchar las historias que nunca llegaron a los libros de texto.
Para quienes formamos parte de las diásporas africanas en Europa, esta exposición es un espejo que nos devuelve una imagen compleja, dolorosa, hermosa. Es el reconocimiento de que nuestras historias importan. De que merecen estar en las salas de los grandes museos. De que el arte tiene el poder de reparar, de visibilizar, de honrar la memoria.
Escuchando toda la noche la lluvia
John Akomfrah
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Del 4 de noviembre de 2025 al 8 de febrero de 2026
Planta -1 (salas de exposiciones temporales)
Paseo del Prado, 8, Madrid
Entrada incluida en la entrada general del museo
Lunes de 12 a 16h gratis (Mastercard)
Sábados de 21 a 23h gratis (sin reserva previa, por orden de llegada)
Más información: www.museothyssen.org

Descubre más desde Afroféminas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
