Después del anuncio de Joe Biden, de no presentarse a la reelección, el respaldó a la vicepresidenta Kamala Harris para reemplazarlo en la fórmula demócrata, y el apoyo total del Partido Demócrata para la que con toda seguridad va a ser su candidata, cabe preguntarse quién es realmente la candidata afroestadounidense.
Ahora, el historial de Harris en materia de justicia penal (como exfiscal, senadora y candidata presidencial en 2020, además de vicepresidenta) se enfrentará a un nuevo escrutinio. En los últimos años, Estados Unidos ha sido testigo de protestas tras el asesinato de George Floyd, fluctuaciones en las tasas de criminalidad relacionadas con la pandemia, así como una retórica acalorada sobre la inmigración y la delincuencia. ¿Cuál es la postura de Harris sobre estas y otras cuestiones de justicia penal?
Aquí hay cinco cosas que debes saber:
La administración Biden-Harris tiene un historial mixto en materia de reforma de la justicia penal.
En los últimos tres años y medio, la administración ha promovido algunas reformas en materia de justicia penal, pero su trayectoria ha sido criticada por sus defensores.
Después de dos tiroteos masivos, uno en una escuela primaria en Uvalde, Texas, y otro en una tienda de comestibles en Buffalo, Nueva York, Biden firmó la Ley de Comunidades Más Seguras en 2022. La legislación marcó el primer paquete sustancial de leyes de seguridad de armas en casi 30 años, incluyó una nueva ley sobre el tráfico de armas y amplió una ley existente que impedía a las personas condenadas por abuso doméstico poseer un arma.
Pero los esfuerzos en muchos temas sobre los que Biden hizo campaña —como poner fin a la pena de muerte federal y la promesa de deshacer las políticas de inmigración del expresidente Donald Trump— no se han materializado.
Los errores iniciales de Harris en materia de inmigración podrían usarse en su contra.
Una de las primeras tareas de Harris como vicepresidenta en 2021 fue un papel diplomático en la frontera sur de Estados Unidos, pero su trabajo fue bastante desorganizado. Los titulares de noticias han descrito a Harris como la «persona clave en materia de inmigración», pero la vicepresidenta no supervisa la frontera; lo hace el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Esto, combinado con errores verbales en entrevistas de prensa, incluido un clip viral de un discurso en Guatemala, en el que les dijo a las personas que estaban considerando hacer el “peligroso viaje” a Estados Unidos: “No vengan. No vengan”. ”, dejaron su imagen muy dañada.
En junio, Biden anunció una orden ejecutiva para prohibir que los migrantes que crucen ilegalmente la frontera sur soliciten asilo. La orden es condicional y entra en vigencia cuando los cruces “excedan nuestra capacidad de aplicar consecuencias oportunas”, según un anuncio de la Casa Blanca. Los defensores de derechos humanos han criticado la medida, diciendo que eleva el listón para los solicitantes de asilo.
Los republicanos han aprovechado los errores anteriores de Harris en materia de inmigración y durante años se han referido a ella como la “zar de la frontera”, un comentario que también volvió a surgir durante la Convención Nacional Republicana.
Durante la convención republicana, la ex candidata presidencial Nikki Haley dijo: “Kamala tenía un solo trabajo. Un solo trabajo. Y ese era arreglar la frontera. Ahora imagínenla a cargo de todo el país”.
Harris se ha presentado como una “fiscal progresista”, pero su historial es complicado.
Antes de incorporarse al Senado de Estados Unidos en 2017, Harris trabajó durante años como fiscal en California, donde ocupó los cargos de fiscal de distrito de San Francisco y fiscal general del estado. Es difícil clasificar claramente el tiempo que pasó en esos cargos como “reformista”, “progresista” o activista “dura contra el crimen”, en gran parte porque esas definiciones han cambiado sustancialmente desde que comenzó su carrera como fiscal hace décadas.
Según Jamilah King, en un artículo escrito para Mother Jones en 2018, “Harris ha intentado durante mucho tiempo salvar la complicada brecha entre el progresismo social y el trabajo que requiere ser fiscal, a veces con más éxito que otras”. Un ejemplo característico: como fiscal de distrito de San Francisco, Harris prometió no solicitar la pena de muerte, pero como fiscal general de California, su oficina argumentó que debería mantenerse.
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En sus memorias de 2019, “The Truths We Hold: An American Journey”, Harris dijo: “Estados Unidos tiene una historia profunda y oscura de personas que utilizan el poder del fiscal como instrumento de injusticia”.
Pero la izquierda estadounidense ha criticado frecuentemente a Harris por un historial que, según ellos, ha alimentado el encarcelamiento masivo.
En un foro público, el primero de su tipo, organizado por y para personas encarceladas y sus seres queridos ese mismo año, Harris promocionó su trayectoria como fiscal y fiscal de distrito. Destacó un pequeño programa de reinserción llamado “Back on Track”, para personas acusadas por primera vez de delitos no violentos, como la venta de drogas a pequeña escala.
En 2020, Harris se inclinó hacia la izquierda de Biden en cuestiones clave relacionadas con el encarcelamiento y la vigilancia policial.
Durante las primarias presidenciales de 2020, Harris trabajó para deshacerse de parte de su imagen de mano dura contra el crimen y se situó a la izquierda de Biden en la mayoría de los temas de justicia penal, incluido el aislamiento, las sentencias mínimas obligatorias federales y la despenalización de los cruces fronterizos.
Los candidatos Harris y Biden también estaban divididos en cuanto a la clemencia. Es uno de los pocos ámbitos de la justicia penal en el que el presidente tiene el poder de hacer cambios radicales unilaterales liberando a personas de las prisiones federales.
Harris propuso crear una unidad federal de revisión de sentencias que consideraría la liberación anticipada de personas que hayan cumplido al menos 10 años de condenas de 20 años o más. Hasta ahora, la administración Biden ha sido comparatibamente muy restringida en materia de clemencia, aprobando una proporción menor de peticiones que cualquier otro presidente en la historia reciente.
Harris también superó a Biden en la reforma policial, al decir que apoyaría una norma nacional para el uso de la fuerza por parte de la policía y proponer una nueva junta federal con el poder de revisar los tiroteos policiales. La iniciativa, popular entre algunos centros de estudios sobre la policía, funcionaría como las revisiones de los accidentes aéreos que realiza la Junta Nacional de Seguridad del Transporte.
Después de casi cuatro años como vicepresidenta, algunas de las posiciones de Harris pueden haber cambiado.
El panorama de la justicia penal nacional ha cambiado drásticamente desde la candidatura presidencial de Harris en 2020 y su etapa como fiscal en California. El asesinato de George Floyd, el aumento de las tasas de delincuencia en medio de la pandemia de COVID-19 y las llegadas record en la frontera sur son solo algunos de los acontecimientos que han transformado el panorama político en los últimos cinco años.
Esos acontecimientos han empujado a algunos votantes y políticos a respaldar políticas de “mano dura contra el crimen” y han alimentado conflictos ideológicos en un Partido Demócrata que, tan recientemente como en 2020, respaldó en gran medida las reformas a un sistema que consideraban excesivamente punitivo. Eso significa que es menos obvio qué enfoque adoptaría Harris como lider del partido.
Harris también ha pasado el último año recuperándose de su imagen tras los errores que cometió al principio de su mandato, y la gente de su círculo más cercano ha observado que la vicepresidenta tiene más confianza en sí misma. Harris ha hecho más de 60 viajes en lo que va de año, para hablar sobre cuestiones relacionadas con la raza, el derecho al aborto y la guerra en Gaza.
*Texto publicado Originalmente en The Marshall Project y traducido por Afroféminas
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