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sábado, mayo 18

Frank T: “Llevo haciendo No hay negros en el Tíbet desde el minuto uno que yo empecé a hacer rap”


Entrevistamos al rapero, productor y presentador de radio en La Cuarta Parte y ahora del podcast No hay Negros en el Tíbet.

Frank T es conocido desde muchos lugares, desde el rap y desde la radio. En el rap, con diez discos, en la radio, con el programa de hip hop «La Cuarta Parte«, de Radio 3. Después de años comunicando novedades acerca del rap, y en un intento de salir del espacio radiofónico del que estaba acostumbrado, ha acudido a la ironía que siempre ha estado presente en sus letras y el humor, para unirse con la humorista Asaari Bibang y el cómico Lamine Thior para hablar de la negritud desde el humor. Una nueva forma de entender temas sensibles y duros, desde otro lugar más ligero. El resultado es el programa «No hay negros en el Tíbet», que se emite a través de la plataforma Podium podcast y que ha sido todo un éxito. Ahora también participan cada quince días en el programa de radio «A vivir» de Javier del Pino.

Un programa que además de divulgar y reflexionar desde el humor y desde la crítica, también sirve de acompañamiento a todas aquellas personas que se sienten solas, para una sociedad cínica que sigue siendo racista y en la que el muchas discriminaciones se dan de manera silenciosa y sutil, haciendo que muchas veces sean difíciles de reconocer.

El humor parece que ayuda a transmitir mejor el mensaje, ¿no?

Sí, ayuda más, pero es que nace solo porque somos así. Yo soy un showman y en los conciertos que hago siempre intento entre canción y canción hacer humor para que la gente responda. Aasari y Lamine son cómicos. Otra de las cosas que yo tenía la intención de hacer era sacar al cómico negro español. Hay cómicos negros y se tiene que visibilizar esto. Por eso quería que ellos participaran. La cuestión era saber dónde lo íbamos a hacer. Yo tenía claro que tenía que ser en radio porque es donde yo he hecho en mi oficio, al principio hablé con Yeison García y con Moha Gerehou para que hicieran una radio en Afroconciencia, lo que pasa es que había que invertir en material y eso iba a conllevar un tiempo que acabaría por enfriar el concepto. Aasari fue más ambiciosa de ir a una emisora directamente y justo en ese intervalo de tiempo me reuní con una amiga que tuvo un podcast en Podium, así que me pasó el contacto, hicimos una hoja con el proyecto, se lo mandamos a ellos y me conocían por mi música. Ha sido una ventaja que ellos nos conocieran a nivel mediático. Posiblemente si no fuéramos conocidos, tal vez no se hubiera conseguido. Sobre todo, lo más importante, la idea, no hay ningún programa de esta forma que se esté haciendo. Y salió adelante, además de Javier del Pino, que nos dio una sección cada quince días para hablar de lo mismo. Hemos caído de pie y queremos seguir así.

Desde el rap de la vieja escuela, ¿cómo piensas que ha cambiado esa percepción del racismo hasta ahora?

Yo llevo haciendo No hay negros en el Tíbet desde el minuto uno que yo empecé a hacer rap. Muchas de las cosas que acabamos diciendo en el programa yo ya las digo en mis canciones. En mi primer disco del año 96, el segundo del 98, el tercero del 99, el cuarto de 2006, quiero decir, lo que cambia es la manera de divulgar en los discos. Lo hago en la música y lo hago en No hay negros en el Tíbet como locutor. En el programa se hace de otras maneras, pero yo llevo utilizando la ironía y el humor desde siempre, tengo una canción que se llama “humor negro” en la que cuento muchos chistes de negros utilizando la ironía, porque el que los cuenta soy yo que soy negro y que he sufrido esos chistes racistas. La ironía para mí es muy importante en la comunicación, me ha funcionado entre comillas dentro del rap, así que en la comunicación están funcionando, apoyado siempre por ellos, que son los verdaderos cómicos, Aasari y Lamine, que son los que me estimulan y dan ese tono cómico. Da un tono que al mismo tiempo es cómico, es totalmente crítico.

Es un compendio de las dos cosas, hacer una simbiosis entre el humor, la crítica y la divulgación. Esas son las tres cosas que buscamos y generar una reacción por parte de la gente, que la estamos consiguiendo. Hay mucha gente que dice que no había caído en ciertas cosas o no habían pensado en ciertas cosas, eso sobre todo blancos. Pero la gente que no es blanca empatiza mucho con nuestras situaciones porque las han vivido y se sienten más acompañados. Una de las cosas que más estamos leyendo de la gente que nos sigue es la soledad que han sentido y el acompañamiento que les estamos dando, diciéndonos “creía que estaba solo en esto”. Nos sorprende que haya gente todavía que vive con ese aislamiento de sentir ese tipo de cosas y que no tengan a nadie cerca para sentirse arropados.

Es algo muy importante para vuestra audiencia.

Claro, al final no es solamente divulgación, sino que también es algo terapéutico, parecido a lo que hace un influencer, que es algo que al final viene de rebote. Aunque el motivo a priori era escuchar lo que le pasa a la negritud. Pero más allá de eso también lo que estamos haciendo es acompañar contando cosas que mucha gente no ha escuchado que se digan en los medios de comunicación españoles.

Parece que a vosotros también os sirve como terapia.

Sí, por supuesto. Hay una cosa que también ocurre, que es que los negros no vivimos en un gueto negro, vivimos en barrios normales y nuestra vida ha sido en barrios normales. La gente que está en nuestro alrededor es gente blanca que evidentemente, la negritud la tienen muy presente y muchos de ellos incluso están activos en acciones antirracistas, pero el apoyo que tú sientes cuando estás en un entorno en el que no todo el mundo es blanco, que sufren cierta discriminación, el vocabulario es distinto. Lo sueltas todo. Sabes lo que ha vivido esa persona y sabes lo que habéis sufrido. Decir ciertas cosas desde esa perspectiva sí es terapéutico y que saquemos traumas que no hemos hablado con nuestros mejores amigos. Tengo que reconocer que con mis mejores amigos que ha habido cosas de las que he contado en el programa que no se lo dije, o que se lo has dicho, pero no has recibido esa importancia, o que te lo has callado.

Si apenas se denuncian las agresiones racistas públicamente, en el ámbito privado tiene que ser mucho más complicado, ¿no?

Sí, sobre todo porque estamos dando informaciones de cosas que hay gente que puede no identificar como racismo, pero que en el fondo de su interior sí lo ha vivido como tal. Vivimos en una sociedad que no considera racistas ciertas cosas que sí te han hecho sentir mal y que luego cuando nos escuchas, que eso es algo racista y piensas: “claro, por eso me sentía mal”. Eso también tratamos de hacerlo en el programa. Sacar cosas que piensas, oye, esto no estará en el diccionario de lo que es racismo, pero si te ha sentado mal y te ha causado malestar, es porque quizá sí lo es.

¿Cómo es la sensación de desarraigo de haber nacido en un país de África, haber llegado a España de muy pequeños y no sentirse de ningún lugar?

Es una sensación un poco extraña porque cuando ves que hay tanta gente que le da tanta importancia a sus orígenes, hay diferentes maneras de sentirlo. Yo a veces siento lástima y a veces también es como que no me voy a complicar con esto. A veces es casi para mí algo que me quito de encima que un motivo de culpa, porque al final yo no lo he buscado, mis padres son los que se mudaron aquí porque tomaron la decisión y eso es lo que hay.

 Las reglas de cada familia son distintas, en el capítulo en el que vino mi madre, hubo gente que comentó que ellos habían hecho los deberes y les habían enseñado a hablar en marroquí, en argelino, senegalés, el idioma del país en el que hayan nacido aunque luego no vayan a vivir o ir allí, para preservar la memoria histórica del país del que vienen.


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Yo me considero español pero no me siento español, que son cosas distintas. Me considero español porque sí, es la cultura que he vivido, es lo que hago, pago impuestos aquí. Ahora, al hablar de sentimientos no. Menos en un país en el que constantemente te están preguntando que de dónde eres o qué bien hablas, es lo que hace que me sienta de muchos sitios y de ningún lado a ningún lugar. Pero sí que hablando, a otras personas les ha generado cierto problema, esa discusión constante al hablar del país de tus padres, del país en el que has nacido y el “oye, por qué no hablas este idioma, o por qué no sabes esto de la historia”, ese miedo a la pérdida de la identidad.

¿Cómo es de importante para vosotros la interseccionalidad?

Cuando vino Adriana Boho para hablar de la mujer negra y del feminismo negro, hay una cosa que remarcó mucho Asaari que fue el silencio respetuoso que tuvimos Lamine y yo cuando se estaba hablando de feminismo. Yo como hombre es lo que digo, hay una cosa intrínseca dentro de nosotros que nos hace machistas y que debemos ir deconstruyendo constantemente y aprendiendo. La única manera de aprender es escuchar. Si hay algo que molesta, es mejor no hacerlo. Creo que es positivo y es mejor saber que si hay una conducta que es negativa para un colectivo, hay que cambiarlo. Hay que empatizar y nos tenemos que comunicar. Para mí, soy totalmente consciente que por ser gay no te exime de ser racista o el hecho de ser un hombre negro de no ser machista o no ser racista, hay algo muy importante para mí, el haber sufrido discriminación por ser negro me hace empatizar con personas que han sufrido otras discriminaciones.



El programa nos permite poner sobre la mesa todas esas reflexiones que llevamos mucho tiempo interiorizadas, que teníamos en la cabeza y que no las hemos expuesto suficientemente. Cierto es que en mis canciones yo lo hablo, es simplemente el cambio de formato y saber que mucha gente nunca ha escuchado mis canciones, porque no son fans del rap. Estoy completamente seguro que Asaari igual, a través de sus monólogos igual y Lamine igual, a través de redes sociales. Las juntamos todos, surge la sinergia, se convierte en otra cosa y surge el resultado que está teniendo.

¿Qué es lo que os lleváis de la experiencia?

Para mí sigue siendo una gran sorpresa. Me sorprendió que esto que estamos haciendo no se le ocurriera a nadie, eso me ha sorprendido un poco. Me ha sorprendido que el tono desde el que se ha hecho no se haya hecho antes. Si esto es el punto de inflexión para que otras personas se animen a hacer algo parecido, yo encantadísimo de que esto crezca. La gente blanca tiene programas en todas partes con ciertos puntos distintos, pero es un poco todo lo mismo. Que tengamos más variedad, con otras particularidades y con otras actitudes de los artistas que quieran hacer algo parecido a lo que estamos haciendo nosotros. Súper contentos con esto, animados e ilusionados de que continúe más temporadas.

Inés Villodre

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