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viernes, marzo 29

La vida a bordo de un barco esclavista


Los barcos esclavistas pasaban varios meses viajando a diferentes partes de la costa, comprando su carga. Los cautivos a menudo se encontraban en mal estado de salud debido al abuso físico y mental que habían sufrido. Eran subidos a bordo, desnudos y examinados de pies a cabeza por el capitán o el cirujano.

Las condiciones a bordo del barco durante el viaje eran espantosas. Los hombres eran apiñados debajo de la cubierta y asegurados con grilletes para las piernas. El espacio era tan estrecho que se veían obligados a agacharse o acostarse. Las mujeres y los niños se mantenían en cuartos separados, a veces en cubierta, lo que les permitía una libertad de movimiento limitada, pero esto también los exponía a la violencia y el abuso sexual por parte de la tripulación.

El aire en la bodega estaba viciado y podrido. El mareo era común y el calor era agobiante. La falta de saneamiento y las condiciones sofocantes significaban que había una amenaza constante de enfermedad. Eran frecuentes las epidemias de fiebre, disentería y viruela. Los cautivos soportaban estas condiciones durante unos dos meses, a veces más.

Cuando hacía buen tiempo, los cautivos eran llevados a cubierta a media mañana y obligados a hacer ejercicio. Eran alimentados dos veces al día y los que se negaban a comer eran alimentados a la fuerza. Los que murían eran arrojados por la borda.

La combinación de enfermedad, comida inadecuada, rebelión y castigo tuvieron un gran impacto tanto en los cautivos como en la tripulación. Los registros que han sobrevivido sugieren que hasta la década de 1750 uno de cada cinco cautivos africanos a bordo de un barcoesclavista murió.

Algunos gobiernos europeos, como el británico y el francés, introdujeron leyes para controlar las condiciones a bordo. Redujeron el número de personas permitidas a bordo y requirieron que se llevara un cirujano. La principal razón para tomar medidas fue la preocupación por la tripulación y no por los cautivos.

A los cirujanos, aunque a menudo no estaban cualificados, se les pagaba dinero para mantener vivos a los cautivos. Alrededor de 1800, los registros muestran que el número de africanos que murieron había disminuido a aproximadamente uno de cada dieciocho.



Resistencia

Nuestros ancestros secuestrados resistieron su pérdida de libertad mediante actos individuales de resistencia y revueltas organizadas. La mayoría de estas revueltas fracasaron y fueron castigadas con brutal ferocidad. Algunos cautivos resistieron suicidándose, generalmente saltando por la borda.

Los capitanes y las tripulaciones siempre tuvieron miedo de las revueltas y esto se sumó a la atmósfera de violencia y sospecha. Registraban las bodegas a diario en busca de posibles armas y castigaban severamente incluso los actos menores de resistencia.

Intentos de insurrección a bordo del Unity

Aquí publicamos extractos del libro de registro del barco esclavista Unity de Liverpool, propiedad de la familia Earle, donde el capitán Richard Norris registró los intentos de levantamiento a bordo. El libro de registro forma parte de las colecciones del Centro de Archivos del Museo Nacional de Liverpool.

El registro proporciona detalles valiosos sobre las actividades de un capitán esclavista y sobre la vida a bordo de su barco, incluidas las muertes de nuestros ancestros esclavizados y las insurrecciones (revueltas). Después de recoger un cargamento de conchas de cauri de Helvoetsburg, Holanda, el 8 de agosto de 1769, el barco llegó frente a las costas de África al Castillo de Cape Coast el 16 de noviembre de 1769.


Diagrama de un barco de esclavos del comercio transatlántico de esclavos, 1790-1

Dos días después llegaron a Whydah y tras un inexplicable intervalo de dos meses, «subieron a Abomey, la capital de Dahomey para atender al Rey», siendo llevados parte del camino en hamacas. Partieron el 28 de abril de 1770, con 227 ancestros esclavizados a bordo, y a su llegada a Santo Tomás (Sáo Tomé), recibieron un traslado de 200 africanos esclavizados del barco ‘Society’, elevando el total a 425, con la pérdida de un hombre conocido sólo como «esclavo número 8».

El viaje estuvo lleno de acontecimientos, como muestran los siguientes extractos. Esto nos demuestra que nuestros antepasados jamás se entregaron pasivamente a su destino y que solo la violencia criminal consiguió doblegarlos:

6 de junio de 1770

«Los esclavos hicieron una insurrección que pronto fue sofocada con la pérdida de dos mujeres».

23 de junio de 1770

«Murió una niña esclava, No. 13. Los esclavos intentaron una insurrección, perdieron a un hombre de la compra del Capitán Monypenny, que saltó por la borda y se ahogó. Se trabajó asegurando a los hombres con cadenas y les dio a las mujeres en cuestión 24 latigazos cada una».

26 de junio de 1770

«Los esclavos este día propusieron hacer una insurrección y algunos de ellos se quitaron las esposas pero fueron detectados a tiempo».

27 de junio de 1770

«Los esclavos intentaron forzar las rejas en la noche con el propósito de asesinar a los blancos o ahogarse, pero la guardia se lo impidió. Por la mañana confesaron su intención y tanto las mujeres como los hombres estaban decididos a saltar por la borda pero al ser impedidos por sus hierros se resolvieron como su último recurso a quemar el barco. Su obstinación me puso bajo la Necesidad de fusilar al cabecilla”.

Es imposible imaginar el terror, la desesperación y el dolor que sufrieron nuesros ancestros en esos barcos que les llevavan contra su voluntad a tierras desconocidas. Solo nos queda recordar su memoria y no olvidar, para seguir exigiendo la reparación de este crimen como paso imprescindible.

Allí, donde estén aquellxs que nunca llegaron a destino y perecieron en rebeliones y represialas o tirándose al mar por desesperación, siempre vivirán en nosotrxs. Somos su victoria.

Afroféminas


3 comentarios

  • Yo he visitado los castillos donde los » alojaban » en celdas insalubres con unos huecos en la pared para que pudieran respirar pero no escapar . Eran arrojados por rampas de piedra engrasada hasta la costa donde les esperaban las lanchas para llevarlos a los barcos de transporte. Una auténtica vergüenza humana. Los lugares que visité fué la isla de Gorée , el castillo de Elmina y otros por su alrededor abandonados en Ghana y también restos del esclavismo en Togo y Benin con monumentos en memoria de los que partieron , como La Puerta del no Retorno. No se donde estaban los Dioses en aquellos años.

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