En el fondo, es bastante simple de entender.
La vigilancia del tono es una táctica de distracción que se usa cuando una persona se aleja deliberadamente del mensaje detrás del argumento de su interlocutor, para concentrarse únicamente en el modo en que éste ha sido transmitido. Al final de la interacción, el tema importante se ignora mientras el interlocutor se queda luchando por ser escuchado.
En el primer capítulo de su libro del año ’64, “Comprender los medios de comunicación: las extensiones del hombre”, Marshal McLuhan (filósofo y teórico canadiense) dijo “el medio es el mensaje”, en la búsqueda de resumir la forma en que un medio se incrusta en el mensaje creando una relación simbiótica entre ambos y, finalmente, determinar cómo dicho mensaje es percibido. Con la vigilancia del tono sucede lo mismo, el tono toma el eje central con la salvedad que este ‘tono’ es una construcción basada en prejuicios y sesgos sostenidos en la dialéctica de la supremacía blanca. OK, “más despacio cerebrito” diría el
jefe Gorgori (para quienes tenemos el gran privilegio de ver “Los Simpsons” en español latino), vamos de nuevo: ¿qué es exactamente la vigilancia de tono?
- Qué bien que hablas español. ¿Hace mucho vivís acá?
- ¿Disculpa? No entiendo a qué te referís.
- Que hablas muy bien el español – ¿si hace mucho llegaste al país? (gesticula la última frase, para que se “entienda mejor”)
- Ah. Porque soy negra, ¿no? Entonces, no puedo ser de Argentina. Entiendo. Pero no es mi caso. Nací y me crié acá. ¿Sabías que en la Argentina hay población negra que viene de la época del Virreinato, no?
- Sisi, claro, pero bueno. No fue mi intención. No te lo tomes a mal, che
¿Por qué te molestás? Solo te quise dar un cumplido. - ¿Ni siquiera te das cuenta de lo que dijiste y de lo racista que es? No se “asume” el origen de alguien como si fuera un juego y mucho menos se gesticula.
- Bueno che, calmate. Si te enojás, nadie te va a escuchar. No hay necesidad de atacarme por nada. ¿No te parece que te lo estás tomando muy a pecho y estás sobredimensionando?
Esta conversación la tuve en un contexto “profesional” – aunque no lo creas, Mabel. Y, conversaciones similares, he tenido cientos sino miles, a lo largo de mi vida. Lo irritante se vuelve común porque ya lo aprendés a identificar por lo que es: la persona blanca se aleja de su propio comportamiento racista enfocando todo en las emociones de la persona negra – siendo el centro el tono de lo que se dice y no lo que se está diciendo. El problema deja de ser el comentario racista y ese lugar es ocupado por la reacción de la persona negra.
La vigilancia del tono se constituye como una táctica de conversación que descarta las ideas que se comunican cuando se percibe que se expresan de una manera enojada, frustrada, triste, temerosa o de otra manera cargada de emociones. Entonces, ¿es una maniobra deliberada y consciente? O sea, sí pero no, pero sí. A ver, para un político es la llave maestra en su caja de herramientas para evitar temas difíciles (estilo “cuénteme por favor cómo piensa bajar la inflación” y atacan al periodista de estar comprado por la oposición). Pero, y aquí es donde quería llegar, también puede ser un comportamiento perpetuado por prejuicios inconscientes contra poblaciones oprimidas o subrepresentadas, como las personas negras, las mujeres y la comunidad LGBTQIA+. Si la cultura dominante ha impuesto que una mujer nunca debe decirle a un hombre qué hacer, el instinto inconsciente de Raúl será proteger la norma, desestabilizando a la persona que se enfrenta a él, incluso si eso significa ponerse a favor de algo que inclusive va en contra de sus principios.
¿Eso significa que el «tono» no es necesariamente algo real, sino más bien una percepción? Todxs hemos escuchado la frase ‘la belleza está en los ojos del que mira’. Con el tono pasa lo mismo. A ver, ¿por qué un hombre es considerado como “líder y visionario” pero una mujer que tiene el mismo comportamiento es descripta como “autoritaria y dictatorial”? Si el lenguaje que ambos están empleando y los modos son los mismos, el “tono” que el interlocutor decodifica no lo es, pues sesgos y prejuicios están operando. Por eso, antes de levantar el dedito acusador y abordar el «tono» de cómo alguien está hablándote, está bueno que te preguntes: «¿Estoy respondiendo al tema real del que está hablando esta persona o estoy tratando de responder al contexto y poner a esta persona en su lugar?», “¿Está ella siendo realmente ofensivx o he sido socialmente condicionadx para creer que todas las mujeres deben ser cálidas, positivas y agradables todo el tiempo y me hace sentir incómodx que no se adhiera a esa norma? Si tus respuestas se asemejan a las ultimas partes, adivina ¿qué? Como decimos en Argentina: “sos alto vigilante”.
Si los prejuicios son constitutivos en la formación de la vigilancia de tono, y al ser ésta una táctica de opresión, el objetivo final de su utilización es sistemáticamente mantener a las personas oprimidas y a los problemas que éstas plantean en silencio. Por lo tanto, no es de extrañar que esta táctica tenga un historial racista y misógino, las mujeres y las personas negras -especialmente las mujeres negras- somos los principales afectadxs.
Ahora que explicamos el qué, vamos al cómo pues dije que iba a intentar ayudar a saber si sos o has sido culpable de vigilar el tono y cumpliré con mi palabra. A continuación, comparto algunos ejemplos clásicos de cómo se aplica en situaciones concretas:
1. «Cálmate, por favor».
Contexto, por favor: ¿Tu amigx está hiperventilando, se puso coloradx y le falta el aire? ¿O, acaso estás indicándole a tu compañerx de trabajo, una persona negra, que se “modere”? Ordenar a alguien que se «calme» por un problema muy real por el que puede estar legítimamente molestx, es vigilancia del tono.
2. «No es necesario que te enojes tanto».
Lo mismo aplica con esta frase. Si por “enojarse” estás haciendo referencia al estilo comunicativo en lugar del contenido, pues mi ciela, estás controlando y además, condimentando con gaslighting.
3. «El tono importa».
Si, como persona blanca, considerás que cualquier conversación sobre racismo no será de interés, o debe darse dentro de un marco, donde el modo sea uno que vos consideres “agradable” – ay, “Houston, we have a problem”.
La moderación en pautas de respeto se manifiesta de diversas formas en la sociedad – sobre todo como forma de censura y opresión; y si tu interés en sumarte a la lucha contra el dolor y la opresión de lxs negrxs se limita a lo cómoda que te sientas en el proceso, no solo estás aplicando vigilancia del tono, sino que, además, tenés que replantearte tu solidaridad y empatía.
Como hemos visto, la vigilancia del tono es algo muy real que sucede siempre y nos afecta en mayor grado a aquellos que caemos en la interseccionalidad: las personas BIPOC, si sos una persona trans perteneciente a una minoría racial, te abrazo hermanx. Con todas estas prácticas que están orquestadas desde la génesis de lo que se considera “norma” (y por norma entendemos la narrativa de la supremacía blanca), lo más importante es nombrarlo, encararlo, enfrentarlo, hacerle saber a aquella persona que consciente o inconscientemente aplica esta táctica que sabemos lo que está haciendo y no dejársela pasar. Vamos a romper la rueda (#dracarys #GOTFandom). Y, por favor, querida gente blanca, empiecen a tomar conciencia de su propio privilegio y cómo el mismo opera en diferentes capas de la conciencia, perpetuando prácticas y acciones opresivas, funcionales a la norma; y no porque sea lo que conocemos, significa que sea lo correcto.
Agostina Yannone
Afroargentina, 7ma generación. (she/her)
Profesional de Relaciones Públicas y Comunicaciones de Marketing. Viajera.
Twitter: agosyannone / Instagram: agostinalytical
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