Esta mujer llega a mi atención jurídica, ya que requiere le elabore una tutela para su EPS, pues no le quieren entregar los medicamentos para su BIPOLARIDAD y DIABETES. (Pienso, la salud de mi país es lo peor que puede haber). Le indico que por supuesto le hago la tutela, pero tomo mi tiempo para que dicho escrito quede bien sustentado. Por un momento me abstraigo, y me meto en mis pensamientos, mientras la observo de manera general. Es una mujer afro de 56 años, piel canela, que denota la edad que ya tiene, cabello rizado corto, nariz pequeña. Sus senos pequeños, sus caderas no son anchas. Observo como está sentada, con las piernas abiertas, y su brazo derecho tirado hacia atrás encima del espaldar de la silla. Su brazo izquierdo encima de mi escritorio con la mano abierta. Ahí presto atención a sus manos. Que manos tan hermosas, su piel es tersa y brillante. Su dedos largos y sus uñas se encuentran limadas de manera curva (Me recuerdan las uñas de mi mamá). Sus manos parecen de una mujer de quince años.
Salgo de mi letargo, y le pregunto que por cual hecho victimizante está incluida, a lo que me indica que por desplazamiento forzado, delitos contra la libertad e integridad sexual y por secuestro. Ante mi cara de incertidumbre y ganas de querer saber, ella empieza contando, que ella vivía en una finca ubicada en una vereda en el departamento de Antioquia. Poseía ganado y caballos. Fue heredada de su papá, quien la crio junto con los capataces y empleadas, ya que su mamá murió cuando ella tenía cinco años. Dice con una carcajada, que su papá la crio como un MACHITO. Sin embargo, ella siempre supo que sentía atracción por las mujeres. Cuenta que se encontraba en su finca. Que allí vivía con una chica de 22 años, quien era su pareja. Ese día dice, llego el grupo armado, “pidiéndome dizque ayuda monetaria para su causa”. Pero dice que sintió que ellos venían por más, que venían por su compañera, porque según entendió uno de los comandantes se enamoró de ella. Por lo tanto, debía entregarla junto con el dinero.
Me dice en voz de relato “Mujer se me prendió el bombillo no sé cómo, y le dije que listo que regresaran al otro día para darles lo que ellos pedían”. Pero que ella amaba mucho a esta mujer y era incapaz de entregarla, como si fuera una cosa. Pues ese mismo día ella le dijo a su compañera sentimental que debía irse lejos y que no regresara. Hace una pausa, porque su voz se quebranta, sin embargo retoma el aliento y me dice, estoy viva de milagro. Cuenta que los hombres al ver que no estaba la muchacha, se la llevaron a ella, la tuvieron secuestrada ocho días, durante los que la golpearon, la torturaron y abusaron sexualmente cuantos pudieron abusarla. Que no recuerda un número, pero sabe que fueron muchos. Que no solamente la golpearon y torturaron por la escapada de la chica, sino que sentía cada golpe como venganza por ser ella lesbiana, por tener, lo que un hombre macho no podía tener. Que a raíz de esto, su BIPOLARIDAD se desarrolló.
Me quedo muda. Pienso que esta mujer prefirió sufrir cualquier tipo de vejámenes antes que permitir que su amada lo sufriera.
PD. EL amor infinito existe.
PD. Las mujeres hacemos cualquier cosa por nuestros seres amados. Cualquier cosa.
Marcela González Bonilla
Bogotá (Colombia) Abogada, trabajando con la población víctima del conflicto armado.
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