Estoy un poco cansada de todas las trabas que se me ponen para amar a quien quiera, acostarme con quien desee y sentir lo que me plazca por otra persona, sea del color que sea.
Decidí escribir este texto a raíz del texto publicado en Afroféminas por una hermana. Primero quiero decir que no trato de censurar a la hermana, y aunque no lo comparto, comprendo lo que quiere decir y sus razones para decirlo.
En el texto hablaba de que las mujeres negras que vivimos en Europa preferimos a los hombres blancos por el canon de belleza que impera en esta sociedad, que eleva en una escala del 1 al 10, al 10 a lo blanco y al cero a lo negro. No tiene discusión y es una realidad incontestable que este mismo medio ha tratado en numerosas ocasiones, que la colonización y el absoluto domino de los medios, el cine, la televisión, etc. por parte de un «mundo blanco» hace que esto sea así. El entorno que nos rodea se mira con las gafas blancas, y las personas negras, asiáticas o gitanas sufrimos las consecuencias de esa realidad. En cuanto al argumento de la hermana, creo que puede ser cierto en muchos casos, pero desde luego no es la generalidad.
Hablo de mi experiencia personal de mujer negra, hija de la migración, activista y feminista. Hablo desde personas que conozco y he conocido. Tengo amigas y yo misma que han estado con hombres blancos, pero no diría que es porque me atraen más. Lo que pasa es que vivo en un mundo donde la mayoría es blanca y simplemente tengo más oportunidades de tener relaciones mixtas. Es una cuestión estadística.
No me gustan más los blancos, he tenido relaciones con hombres negros también y no tengo un ranking de preferencia étnica. Me atraen los hombres guapos, con las manías y preferencias que puede tener cualquiera. A mi particularmente muy altos.
Pero lo que si quería comentar que, a pesar de lo que se pueda imaginar, la elección más fácil para una persona negra no es estar con una persona blanca. He conocido mujeres y hombres negros que se alejan de tener relaciones con blancos porque la presión social es muy fuerte. Quien tiene una pareja mixta lo sabe. Las preguntas, las miradas, ser el centro de atención en un país que aún no ve con normalidad la relaciones interétnicas. Convertirse en una atracción de feria y fuente de todas las curiosidades morbosas de amigos, compañeros de trabajo o familiares no es fácil ni para nosotros los negros, ni para las parejas blancas.
El rechazo familiar y social hace que muchas mujeres y hombres negros que conozco prefieran solo salir con personas de su misma etnia. No quieren estar dando explicaciones constantemente y lo entiendo, porque lo he vivido.
También diré que me he encontrado el caso de personas negras del activismo que me afean estar con hombres blancos. Dejan recaer sobre mis hombros de mujer negra la responsabilidad de no mezclarnos con blancos, para no debilitar a la comunidad. Me acusan de colorismo y de debilitar a mi pueblo. A esto solo diré que ya tengo muchos años para escuchar tonterías, y que llevo mucho tiempo luchando contra el racismo para que vengan a decirme que es lo que debo hacer con mi cuerpo de mujer negra.
Lo que si tengo claro es que me acuesto con quien quiero, porque me gusta el sexo, porque soy libre, porque me amo a mi misma y a mi cuerpo, al que disfruto mucho. Yo soy tan comunidad como cualquier activista casado o emparejado con negro, blanco o a rallas.
No voy a dejar de amar a nadie por su condición étnica, ni por la comunidad, ni por que no le guste a mi vecino. Además hace tiempo que dejé de justificar porque me gustan determinadas personas. Tengo derecho como mujer negra a hacer de mi vida lo que me de la gana y ese debería ser nuestro camino, sin preocuparnos del porqué quiero que me ame un hombre blanco, negro o asiático. Porque también para esto lucho.
Desde aquí un saludo a mis hermanas, que aman y se dejan amar. No penséis demasiado en ello y vivid, que ya hay muchos que se preocupan de jodernos la vida.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora habitual en Afroféminas. He trabajado de todo. Hija de migrantes afrocolombianos.
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Pienso que el problema no es que te fijes en un hombre blanco, el problema es que ese sea el motivo principal por el que estés con una persona blanca, muchos en América Latina lo hacen no porque sea una buena persona o porque te sientas bien con él o con ella, sino porque “quieren mejorar la raza”, inclusive yo he visto personas que prefieren sufrir humillaciones de su pareja blanca, esto porque saben que en América Latina el fin del mestizaje es la blanquitud.
Por otro lado, muchas veces los europeos sexualizan la imagen de una mujer morena y creo que tampoco ese es el caso, prefiero que a mi me traten como un ser humano, yo cuando estuve en Canadá me juntaba con los marroquíes o argelinos, porque los sentía más cercanos a mi cultura; eso que los canadienses son educados y dulces, los que si son muy irrespetuosos son los rusos.
En cuanto a ser minoría pues puede ser, en Norteamérica los indios norteamericanos como son pocos se mezclan mucho con blancos, de hecho yo pienso que desaparecerán por la gran mezcla que existe con la población blanca, yo conozco la comunidad indígena del Canadá y la verdad la gran mayoría de ellos son más blancos que un español (la escritora nativo americana Louise Erdrich), los menos son parecidos a lo que en México se conoce como mestizos (como el escritor Sherman Alexie). Lo que me di cuenta es que el complejo de inferioridad nos viene de los españoles, porque para los nativos americanos tan raro es alguien de Europa como alguien de África, tanto español que deja a sus esposas por rusas habla del complejo de inferioridad del hombre Mediterráneo.
Yo soy mexicana y soy lo que se denomina morena clara con rasgos indígenas, pero mi hermana menor y mi mamá tienen rasgos africanos.
goaooo