Cuando decidí usar mi cabello «natural» estuve bastante tiempo muy insegura con mi aspecto. Antes de tomar la decisión había pasado semanas leyendo todo lo que encontré en las redes sobre lavado, cuidados, rizos, productos, etc. Pero lo confieso, estaba aterrada. Años y años de esconderme debajo de alisados y tratamientos químicos habían hecho mella en mí.
Con el tiempo la inseguridad desapareció. Me miraba el espejo y veía a esa mujer que soy, al auténtica mujer negra llamada Josephine Pasaba mucho rato mirándome delante de ese espejo. Hay quien le puede parecer raro o superficial, pero para una mujer negra que ha recuperado su cabello y su esencia, estos momentos son especiales. Merece la pena disfrutarlos.
He de decir que había algo que si que me preocupaba y que me costó mucho más superar. Seguramente muchxs se me echarán encima, pero estaba muy pendiente en como me veían los hombres con mi nuevo aspecto.
Desde que empecé a salir con chicos, siempre me pregunté y me preocupé por lo que pensarían sobre mi imagen y mis peinados. Especialmente sobre mi afro. Me gustaba mucho cuando era muy joven, lo llevaba con orgullo, pero a medida que el tiempo pasaba, comencé a perder ese orgullo en mi cabello natural.
Como cualquier adolescente, estaba confundida, atormentada e insegura. Pero si eres una chica negra estos sentimientos son más profundos y tienen síntomas más traumáticos. Vivimos en una sociedad en que lo bello es lo blanco. Mis amigas negras empezaban a alisarse el pelo y yo no quería quedarme atrás. Hoy recuerdo con dolor que fue ese momento en que comencé a detestar mi afro.
Lo cierto es que empecé a creer que las chicas con el pelo alisado gustaban más a los chicos y que mis amigas tenían más éxito que yo. Hay algo de verdad en eso, sin duda, pero también es una construcción mental a la que nos vemos arrastradas por el entorno, la publicidad, el cine, los medios, etc.
Finalmente me alisé mi cabello y fue inmediato, empecé a recibir más piropos, más chicos sé me acercaban y más invitaciones a salir. Es curioso (o no tanto), pero al alisarme el cabello aumentó el espectro racial de mis pretendientes. Quizás fuese mi talante que había cambiado y mi propia seguridad hacía que fuese más accesible. No lo sé.
Había conseguido parte de lo que quería, pero sin saberlo estaba empezando a clavarme un cuchillo enorme en mi autoestima que iría profundizando poco a poco. Había perdido el orgullo por una parte esencial de mi misma.
Después de muchos años y después decidir volver al cabello natural, comenzaba la cura de mi propia alma. A pesar de que amaba mi cabello, todavía quedaban algunos pensamientos negativos en mi mente, y como no, muchos de ellos relacionados con los hombres.
La primera oposición la encontré en algunos hombres de mi propia familia, que no querían que llevase el cabello natural. Pudo ser una mezcla de prejuicios, miedo y prevención, o un exceso de protección. Pensaban que me daban un buen consejo diciéndome que no volviese al cabello natural. No les condeno por ello, los negrxs sabemos que significa y que consecuencias tiene ser negrx y mostrarlo.
Antiguas relaciones de pareja se sorprendían al verme e incluso bromeaban con mi nuevo aspecto, y otras personas me felicitaban por el cambio. Hoy en día, gracias al trabajo de muchxs, la percepción del pelo afro comienza a cambiar.
La verdad es que he descubierto que en realidad, no hay una respuesta correcta o incorrecta a cómo eliges usar tu cabello. Mi propia experiencia me lo demostró. Pero hay opiniones que te influyen más que otras, y otras que te sorprenden más que otras.
En lo positivo diré que agradezco a los hombres que me encontré y que me mostraron que pueden amar a una mujer por lo que parece en su estado natural. La aceptación siempre es agradable. Pero no la necesito. Estoy cómoda de cualquier manera.
Este es el verdadero aprendizaje. Me he dado cuenta de que no importa a quién le guste o no mi cabello en su estado natural y textura, siempre debo ser feliz y estar orgullosa de mí misma exactamente como soy. Si elijo alisarme o no el cabello, debería ser porque eso es lo que quiero, no para complacer a nadie.
Puede que un día decida volver a cambiar mi pelo. Una vez liberada, sé lo que quiero y porque lo quiero. Pero cuando lo haga, cada hombre tiene saber que no uso mi afro, trenzas o alisado para gustarles a ellos. Nuestra elección de peinado no debe ser determinada por la opinión o aceptación de otra persona. Recuerda que debes ser la única que decide si te gusta o no como eres, vistes o te peinas.
Para mí se acabó eso de tratar de agradar los deseos de los demás. Es gratificante sentir que controlo mi propia felicidad con mi cabello. Lo llevo natural porque me gusta, porque soy negra y porque amo mi africanidad. El amor por mi misma proviene primero de mi propio ser. Luego viene el de los demás.
Josephine Kilale
Merida
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