
Cuando creo que no se puede llegar más bajo, cuando me convenzo de que no hace falta explicar ciertos términos, en lo que a derechos de la mujer se refiere, entonces va alguno y me demuestra que sí, que sí que se puede caer más bajo. Aquí va un pequeño testimonio de lo que significa ser mujer en Guinea Ecuatorial.
Advertencia: Es sorprendente lo que voy a contar a continuación y quizás muchxs ni siquiera se lo crean, pero es totalmente real.
Hace un par de días me encontré en una situación en la que de pronto se tuvo que hablar de los derechos de la mujer y cómo se nos veía a nosotras en Guinea Ecuatorial. Uno de los chicos dijo:
«Yo soy cristiano, y sé que lo que ha puesto Dios no se va a cambiar nunca, respeto a la mujer porque es de carne y hueso como yo, pero nunca será igual que yo, así que no entiendo por qué la gente pierde el tiempo con esas cosas de igualdad de derechos»
Increíble ¿verdad? A mí me entraron ganas de llorar la verdad. Me dio pena tener que escuchar eso en boca de alguien que ni siquiera ha llegado a los 25 años. Es triste porque yo creía que tendría que explicar a la gente y a hacerles ver que yo soy tan válida como cualquier hombre. Pero cuanto más investigo y más les oigo hablar, más me doy cuenta de que debo explicarles ante todo que yo también soy un ser humano.
Lo peor de todo es que muchos chicos secundaron su moción, dándole toda la razón y haciéndome sentir a mí y a mis dos compañeras totalmente humilladas. ¿cómo es posible que hable de nosotras como si fuéramos animales?, como si encima, nos estuviera concediendo un privilegio.
Es una situación grave de la que pocos se dan cuenta y hace que mientras tanto nosotras sigamos oprimidas y obligadas a ser inferiores no de una manera abstracta o subjetiva como ocurre en otros sitios, sino que directamente nos lo dicen a la cara.
Yo en respuesta les digo que se preparen. No nos vamos a quedar con los brazos cruzados, y bien es cierto que muchos hombres están totalmente en contra de estas afirmaciones machistas, pero aún queda un largo camino por recorrer en la sociedad en lo que a derechos de la mujer se refiere.
Keyla Sam
Instagram: okeykhaos.sw
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«Increíble ¿verdad? A mí me entraron ganas de llorar la verdad. Me dio pena tener que escuchar eso en boca de alguien que ni siquiera ha llegado a los 25 años.»
Llorar por qué? porque alguien confunde a dios con su culo? No vale la pena. Ni siquiera se puede decir que esa afirmación es válida para quién cree en dios y que muchos no somos creyentes. Ni tan siquiera es válida para quién tiene esa imagen del dios y que hay muchas otras formas de entender a los dioses.
Es la idea de un cretino y no hay que llorar por lo que opine un cretino.
Por otra parte, la edad (mucha o poca) no es garantía de buen criterio. En realidad no es garantía de nada. Si acaso de que te vas haciendo mayor.
No hay que llorar, hay que seguir adelante sabiendo que esas opiniones (mejor sería decir esa basura) seguirá sonando, seguirá escuchándose.
No es fácil pero es el único camino.
Un saludo