lunes, diciembre 2

Bembetrueno o el nombre del racismo en Puerto Rico. Yolanda Arroyo Pizarro

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Ser una negra en Puerto Rico en 2017 aún duele. No importa que desde hace mucho ya me haya declarado negra parejera —como el líder nacionalista Pedro Albizu—, negra desobediente —como la cantante Ruth Fernández—, o negra rebelde —como la líder artivista y académica Marie Ramos Rosado. Los primeros referentes afroboricuas fallecidos que aquí menciono ya me dejaron ejemplos de comportamiento aguerrido, y dignos de emular. Lo mismo que la Dra. Ramos Rosado, quien desde la actualidad, con su vida ejemplar, me brinda constantes lecciones para salir airosa ante las experiencias racistas que vivimos a diario. Así que, a pesar del pensamiento crítico desarrollado, la inteligencia emocional en justa medida, y un gran sentido de orgullo por mis raíces, todavía lloro por las instancias de racismo que se cometen, sobre todo aquellas que hieren a la niñez.

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Yolanda Arroyo Pizarro. Escritora, poeta y Artivista. Referente para Afroféminas.

Por estos días en mi país se ha divulgado el caso de Alma Yariela (leyó bien, no es Yadira, ni Yarida), una niña de 11 años a quien el sistema puertorriqueño quiere enviar a la cárcel por ser negra y defenderse de quienes la acosan por su negritud. Como yo cuando tenía esa edad, Alma recibe gritos y burlas de otros compañeros de escuela por ser de un color feo, por tener el pelo malo y porque su boca y nariz son anchas. Como yo cuando tenía esa edad, vive asustada, introvertida y avergonzada de lo que debió ser para ella orgullo ancestral. Como yo cuando tenía esa edad, nadie le habló de la valentía de la negra esclavizada de Ponce, Juana Agripina, nadie le contó de la líder insurrecta negra Nanny of the Maroons de Jamaica, o de la titánica Mulata Soledad de Guadalupe, ni de las negras nodrizas que amamantaron a toda una nación borincana. Como yo cuando tenía esa edad, desconocía que Julia de Burgos era orgullosamente negra, que el héroe Pedro Albizu vivía orgulloso de su afrodescendencia, que Ruth Fernández desafió las reglas separatistas de blancos y negros, antes incluso que la afroamericana Rosa Parks, o que María Calabó existe y da la batalla antirracial diaria para orgullo de muchas y muchos.

Como yo cuando tenía esa edad, los pequeños racistas que han sido criados por padres racistas y están siendo educados por maestros racistas, le han puesto motes y apodos. No he querido enterarme de qué epítetos le dicen a Alma. Basta saber que a mí me decían Bembetrueno por mis labios grandes. Basta saber que durante la merienda y el almuerzo en mis años de escuela primaria, me metía al baño para evitar a los crueles acosadores. Basta saber que yo también lancé puños para defenderme de quienes colocaban goma de mascar o kétchup en mi afro. Basta saber que yo también fui castigada por la maestra, la principal y mis familiares. Basta saber que el país racista de mi juventud sigue en pie, con nuevos bríos y nuevas formas de acoso racista. Basta saberlo. Basta.

 

Yolanda Arroyo PizarroYolanda Arroyo Pizarro es escritora puertorriqueña. Ha publicado libros que denuncian y visibilizan apasionados enfoques que promueven la discusión de la afroidentidad y la sexodiversidad. Su libro de cuentos Las negras, ganador del Premio Nacional de Cuento PEN Club de Puerto Rico en 2013, explora los límites del devenir de personajes femeninos en época esclavista, quienes desafían las jerarquías de poder. La autora ha ganado también el Premio del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2012 y el Premio Nacional del Instituto de Literatura Puertorriqueña en 2008. Su más reciente obra se titula Lesbofilias (Editora Educación Emergente, 2014).


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