El verano de 2015 compré la revista «Muy interesante» como solía hacer durante mis vacaciones para distraerme. Los artículos me parecían curiosos y entretenidos. Mi sorpresa fue cuando, al encontrarme un reportaje inocente a primera vista sobre la amistad, bajo el título «Amistad, Modo de empleo» leí esto:
Me quedé en shock. Tuve que leer el fragmento unas cuantas veces, no lo creía cierto. Me pregunté qué conclusión se suponía que debía sacar de aquello. ¿Que las mujeres negras no suelen tener una personalidad concienzuda, agradable y abierta? ¿Que es más difícil para una mujer negra o de cualquier otra etnia o rasgos que no sean blancos o caucásicos disponer de cualidades valoradas en una sociedad «civilizada»?
En primer lugar, los términos empleados dejan mucho que desear. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que el término «raza» es ya anacrónico? No sólo por la mochila histórica que carga la palabra sino por cuestiones lógicas y científicas sobre la inexistencia y el absurdo de las razas. Desde luego es una manera pobre de delimitar y separar el mundo (ya que además, implica jerarquías).
Queda claro que tras este episodio, no volví, ni se me ocurrirá jamás, a comprar la revista «Muy interesante». Perdieron totalmente su credibilidad. Si son capaces de apoyar y publicar este tipo de estudio, ¿me voy a seguir creyendo aquellos sobre los que no tengo idea?
Hoy expreso mi rabia, mi enfado e indignación, la misma que sentí el momento que leí el artículo. La misma que siento cuando vivo prácticamente cada día situaciones de microracismos.
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A palabras necias oídos sordos. Todavía queda mucho camino por recorrer. De todas maneras creo que somos mayoría los que no somos racistas. Saludos