Muchos se ofenden por la vehemencia de nuestras luchas, por nuestra terquedad al no rendirnos. Algunos creen que somos demasiado insistentes, que nos pasamos de radicalismo. Otros piensan que hoy no hace falta que exista Afroféminas, que las cosas han cambiado y que la gente en su mayoría no discrimina por raza y sexo. Dicen que odiamos, pero nosotras sabemos que no, porque conocemos bien el término, porque lo vivimos a diario, porque lo sentimos en miradas y comentarios.
Nosotras conocemos porque vemos los comentarios que algunos ponen en nuestros posts: «pudranse negras de mierda», «Pudranse perras negras», «Os tomáis las cosas demasiadas en serio» o» eso es racismo al revés», «sois unas quejicas»etc. o atacan nuestros argumentos intentando ridiculizarnos a nosotras o nuestros argumentos.
Y te dices que debes seguir, que queda mucho por hacer. Que hay algo larvado en mucha gente que hace que esto sea un camino duro y muy difícil. Que quien odia no descansa de su odio, y si no convencer, podrás vencer.
¿Pero de dónde viene este odio? ¿que hace que una persona incube ese resentimiento hacia otra por ser diferente a el? Esta pregunta es complicada de responder, pero en la base de todo está la educación. No solo porque se eduque, sino simplemente porque alguien bien educado (me refiero con los argumentos y materias correctas) no puede incubar resentimiento a poco que lo analice.
Hoy que vivimos un resurgimiento de los movimiento nacionalistas, xenófobos y racistas, se ve perfectamente cuales son los resortes que tocan estas tendencias. Trump, Le Pen y otros utilizan el viejo truco de presentar a los foráneos o diferentes como usurpadores de un pastel al que los autóctonos tienen derecho por nacimiento. El viejo lema de vienen a robarnos, nos quitan el trabajo, etc. se viene utilizando desde la noche de los tiempos con mayor o menor incidencia. Y sigue siendo tan absurdo e infantil como lo ha sido siempre. Lo malo de esta infantilización miope es que ha causado tanto dolor y muerte a lo largo de los siglos que no hace ninguna gracia.
Pero hay los negros, siempre extranjeros hasta e su propio país. Siempre considerados invitados, foráneos, diferentes por el color de la piel. Doble problema, doble lucha que hace que no sirva con saltar una de las barreras, sino que la otra te acompaña siempre ya que la llevas en la pìel. Y es que ese odio estúpido y pobre intelectualmente, no puede con la diferencia. Si tú crees que alguien es inferior a ti, es imposible que lo respetes. Por lo tanto el desprecio aparece y el odio se manifiesta en subestimación, burla o simplemente en desconocimiento, vamos que no me interesas. Porqué no existir en la sociedad española es lo más común para una afrofémina.
Por supuesto que no todo el mundo odia con la misma intensidad. Un Skin Head no odia igual que un conductor de autobús que hace un comentario racista. El primero descarga sus patéticas frustraciones con violencia radical, el segundo lo hace con abuso moral. Los dos son igual de reprobables, aunque el primero debe recibir una condena penal y el segundo una condena moral de toda la sociedad.
¿El odio se combate con odio? El odio se combate con luz. Con una luz que trae la palabra y la inteligencia. Lo que más desprecia alguien que nos odia es una mujer negra inteligente y empoderada. Lo que menos aguanta un racista es la calma y la seguridad de una persona firme en sus convicciones, porque rompe estereotipos y descentra sus concepciones preestablecidas . Porque el que odia a alguien de otra raza tiene que ver qué le temes, y si no es así se pierde y desarma. La mayor derrota de un racista es que no le temas, que no le odies. Cuando sepas que eres mejor que el que odia, ya que tu no lo haces, habrás vencido. Ya estamos venciendo.
Ayomide Zuri @ayomidezuri
Redactora de Afroféminas, Madrid
ayomidezuri@gmail.com
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Me ha gustado mucho este texto. Yo personalmente soy blanco y español, llegué a vuestra página, creo recordar, por algún tema de la identidad de los hijos (mi mujer es asiática y por tanto mis hijos tienen también una cultura mixta). Me he suscrito porque me interesa mucho de lo que habláis, tanto a nivel de testimonios (aún me sorprendo por algunas cosas que veo) como por el hecho de que me hacéis reflexionar sobre un cierto racismo cultural o racial, no sabría como expresarlo, que empapa la sociedad y que incluso a veces descubres dormido en tu propio subconsciente. Muchas gracias por mantenernos alerta, felicidades por vuestra actividad y espero que sigáis así de combativ@s.