Reportaje sobre despigmentación en Guinea Ecuatorial
Dejaron de ser ellas, para ser nosotras y lo tuve al lado. Ya no eran las mujeres senegalesas y de Burkina Faso de las que había leído en internet, sino mis paisanas guineoecuatorianas, mis primas, mis vecinas...
Tenían la piel rosa, con esos círculos insanos alrededor de los ojos y esas manchas en las piernas que evidenciaban una lucha de su color por seguir ahí, para protegerlas del Sol cenital del Ecuador del mundo. Y lo peor es que no era ni una ni dos, sino muchas, muchísimas, legiones de mujeres, porque sobre todo son mujeres, las que embadurnaban su cuerpo con cremas baratas compradas en cualquier sitio, salvo en las farmacias, para aclarar su rotundo tono negro.
Pensé que la tele, la caja tonta como la llaman, podía ser lista y dar cabida a un debate necesario en el que se expus...




















