El final de la temporada 2024 de la WNBA ha dejado en evidencia no solo el talento indiscutible de Caitlin Clark, sino también una alarmante doble vara de medir por parte de la liga y sus fans cuando se trata de racismo y ataques en redes sociales. Clark, quien ha sido rookie del año y ha atraído a nuevos seguidores a la competición y ha aumentado la visibilidad del baloncesto femenino, ha sido blanco de comentarios ofensivos, lo que llevó a la WNBA a emitir una condena pública contra los ataques dirigidos a jugadoras, entrenadores y estrellas de la liga. Sin embargo, esta respuesta enérgica solo llegó tras la escalada de los ataques hacia Clark, dejando claro que otras jugadoras, particularmente las jugadoras negras como Angel Reese, no han recibido el mismo respaldo ante situaciones idénticas.
En entrevistas recientes, Clark abordó el tema de los comentarios ofensivos que había recibido, refiriéndose a los atacantes como «trolls» en lugar de verdaderos aficionados. “Nadie en nuestra liga debería enfrentar ningún tipo de racismo, comentarios y amenazas irrespetuosas o hirientes”, comentó la jugadora de las Indiana Fever tras la derrota en los playoffs ante el Connecticut Sun, donde había sufrido insultos por parte de un aficionado.
Sin embargo, esta reacción de la liga ha sido cuestionada por muchas jugadoras negras que han experimentado acoso y comentarios racistas a lo largo de los años sin que la WNBA tomara medidas firmes. Alyssa Thomas, estrella del Connecticut Sun, denunció el racismo de los seguidores de Indiana tras la victoria en los playoffs, mientras que su compañera de equipo, DiJonai Carrington, mostró en redes sociales un correo lleno de insultos raciales que había recibido. Estas jugadoras no son las únicas en denunciar estos ataques. Angel Reese, quien ha sido objetivo de acoso racista desde que su equipo de la Universidad de LSU derrotó a Iowa y Clark en el campeonato de baloncesto femenino de la NCAA en 2023, también ha sido una voz clave en este debate. En un episodio de su podcast en septiembre de 2024, Reese criticó a los seguidores de Clark, señalando que el racismo ha estado muy presente en los ataques que ha recibido por parte de ellos.
En este sentido, es imposible no notar la diferencia en el tratamiento que reciben jugadoras como Clark, en comparación con Reese y otras jugadoras negras. La WNBA ha sido criticada por solo actuar con fuerza cuando la víctima de ataques es una jugadora blanca como Clark. Jugadoras y expertos han denunciado que la liga ha permanecido en silencio en situaciones similares que involucran a jugadoras negras, lo que resalta una evidente disparidad en la forma en que la WNBA trata estos casos. Incluso, el fundador del medio deportivo Barstool Sports, Dave Portnoy, avivó las críticas racistas hacia Reese al llamar «clase baja» a su gesto en la final de la NCAA de 2023, cuando señaló su dedo anular en referencia al anillo de campeonato. Portnoy continuó atacando a Reese durante todo el torneo de 2024, exacerbando aún más el racismo dirigido a la jugadora.
Las críticas se extienden también a la comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert, quien ha sido acusada de no condenar adecuadamente el racismo en una entrevista reciente en CNBC. Cuando se le preguntó sobre la creciente misoginia y racismo hacia las jugadoras, en lugar de abordar de manera directa la gravedad del problema, Engelbert desvió la conversación hacia el papel de las rivalidades en el crecimiento de la liga, haciendo referencia a la histórica rivalidad entre Magic Johnson y Larry Bird. Esta respuesta minimizó las preocupaciones sobre el racismo, provocando la indignación de varias jugadoras y de la Asociación de Jugadoras de la WNBA, que criticaron a Engelbert por no abordar el problema con seriedad.
La ejecutiva de la Asociación de Jugadoras, Terri Jackson, emitió un comunicado afirmando que «el racismo nunca es tolerable, y mucho menos justificable en nombre del crecimiento económico». Además, señaló que los aficionados deben apoyar a las jugadoras, no degradarlas. La jugadora de Las Vegas Aces, Chelsea Gray, también expresó su decepción al declarar que la respuesta de Engelbert era una falta de respeto a la mayoría de la liga, que está compuesta por mujeres negras.
Esta doble vara de medir refleja un problema estructural en la liga, que es reflejo de una sociedad racista , donde las experiencias de las mujeres negras a menudo se trivializan o ignoran, mientras que las de las mujeres blancas, como Clark, reciben atención inmediata y apoyo institucional. El caso de Clark y Reese es un ejemplo claro de cómo el racismo y el sexismo están entrelazados en la percepción pública del deporte femenino, y cómo la WNBA aún tiene mucho trabajo por hacer para crear un entorno verdaderamente equitativo para todas sus jugadoras.
Redacción Afroféminas
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