Publicado originalmente en everyday feminism
Soy una feminista negra orgullosa, pero a veces me canso mucho del feminismo, especialmente del feminismo convencional al que le gusta acusar a las mujeres negras de ser divisivas por mencionar el racismo.
Como si el movimiento no hubiera silenciado, desatendido y rechazado nuestro liderazgo y necesidades desde el comienzo .
Y, sin embargo, nunca abandoné lo que el feminismo tiene el potencial de ser. Me tomó años cultivar una práctica feminista que me nutre, y en el proceso, tuve que filtrar a través de muchas formas de feminismo que no estaban dispuestas a dejar espacio para alguien como yo.
Entonces, cualquiera que piense que estoy «dividiendo» al distanciarme de todo lo que he filtrado no ha experimentado el feminismo como yo. Hice tres inmersiones diferentes en varios mundos antes de poder entender cómo se relaciona el movimiento feminista conmigo.
La primera ronda fue la etapa «¡Soy una mujer, entonces soy feminista!»
Acababa de terminar mis primeros cursos de estudios feministas en la Universidad, donde aprendí sobre la opresión patriarcal y finalmente obtuve la validación con un nombre para la desigualdad de género que sentía en el mundo.
Estaba tan emocionada de encontrar un movimiento luchando por mis derechos, por mi libertad de ser yo misma, y por el espacio para ser alguien más que un modelo reprimido de lo que el patriarcado quería que fuera. No me llevó mucho tiempo decidir que me identificaba con el feminismo.
La segunda etapa fue: «Pero soy una mujer negra, entonces soy feminista»
En este punto, comencé a notar que la literatura y la ideología que tanto me gustaban parecían estar perdiendo algo crítico, a saber, un análisis de la raza. O cualquier reconocimiento de cuestiones de justicia racial.
Cada vez que asistía a una de las reuniones de los grupos feministas en el campus y miraba las caras casi todas blancas de la habitación, no pude evitar preguntarme si este movimiento era para mí después de todo.
Luego llegó la etapa: «Soy un feminista negra, y es complicado»
Descubrí como la «literatura afrofeminista» se habían perdido en mis clases de escritura creativa. Y cuando seguí los pasos de la poesía para leer el trabajo de escritoras como Audre Lorde y Cheryl Clarke, me di cuenta de que no se habían perdido en absoluto.
Lo que pasó es que fueron silenciadas por la narrativa dominante de lo que era el feminismo y completamente excluidas de mis cursos de Estudios de la Mujer.
Al leer las obras de estas mujeres negras, aprendí acerca de una historia que las feministas blancas pasan por alto, obviando y excluyendo a las feministas de color, y sobre el consecuente movimiento de mujeres que Alice Walker fundó para las mujeres negras, cansadas de que el feminismo convencional las pisoteara .
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Y a pesar de todo el trabajo realizado por estas poetas y líderes, el feminismo dominante todavía tiene que hacer muchos cambios antes de que pueda ser un recurso real para las necesidades de las mujeres negras; de hecho, la manera en que la supremacía blanca y el patriarcado chocan contra nosotras es a menudo reproducido dentro del feminismo convencional .
Como feministas negras, nos enfrentamos al lenguaje y las acciones dañinas de feministas autoidentificadas. Parte de este daño incluso proviene de personas que dicen tener buenas intenciones.
Luego, cuando les contamos sobre nuestro dolor, dicen que estamos reaccionando de forma exagerada, haciendo que nos preguntemos si somos demasiado sensibles .
Pero no somos muy sensibles. El feminismo blanco es demasiado racista, lo cual es intensamente claro cuando las feministas blancas ignoran nuestra frustración.
Aquí está la verdad sobre varias frases comunes que en realidad nos duelen, y las razones por las que no estás siendo divisiva, o demasiado sensible, si te molestan.
1. «Estamos todas juntas en esto»
¿No os suena esa frase?
Si bien esta frase se ofrece como muestra de solidaridad, las feministas convencionales a menudo no hacen la acción para respaldarla.
Si estuviéramos «todas juntas en esto» para abordar la brecha salarial de género, por ejemplo, entonces no habría tantas feministas que dijesen que «las mujeres ganan un 30% menos que los hombres».
Esa cifra solo representa lo que hacen las mujeres blancas en comparación con los hombres blancos. Cuando las feministas no reconocen que las mujeres negras ganan un 40% menos que un blanco, es difícil imaginar porque se supone que nosotras también debemos estar «en esto».
A veces, estar «en esto» con las campañas feministas convencionales significa en realidad apoyar instituciones dañinas.
Por ejemplo, las campañas proaborto libre tienen objetivos dignos de aumentar el acceso a la atención del aborto. Pero Margaret Sanger, considerada la fundadora del movimiento de control de la natalidad, también abogó por la eugenesia, una ideología racista centrada en aniquilar a las personas de color.
Muchos de los principales defensores del aborto libre no reconocerán esta horrible historia ni abordarán el impacto que todavía tiene hoy en día en muchas mujeres (hubo esterilización forzada de las mujeres negras). En cambio, han liderado un movimiento que hiere a muchas de las personas que confían en la justicia reproductiva.
Entonces, si obtienes esta respuesta cuando tratas el tema relevante de la raza a una conversación sobre un «problema de mujeres» como la brecha salarial o la justicia reproductiva, puedes decir lo que realmente está sucediendo: cuidar de todas nosotras significa buscar algo más que solo mujeres blancas.
2. «Necesitamos unidad»
Esta es otra frase que se presenta como una muestra falsa de solidaridad. La unidad es agradable, pero desafortunadamente, este sentimiento en particular es una mierda.
En el feminismo convencional, el concepto de unirse para apoyar los «problemas de las mujeres» generalmente se manifiesta como un enfoque de las mujeres blancas, de clase media, cisgénero y sin discapacidades.
En estos días, la narración dominante de cómo debemos unirnos es lo que se conoce como «feminismo blanco» (inserte el descargo de responsabilidad de #NoTodasLasFeministasBlancas aquí).
Cat Young escribió en su blog sobre lo que quiere decir cuando dice «feminismo blanco», describiéndolo como «feminismo de talla única» donde las mujeres blancas de clase media son el molde en el que otras deben encajar.
El resto de nosotras no debería tener que dejar de lado nuestras propias necesidades en nombre de la unidad.
Y pisar las voces marginadas para perseguir una visión estrecha de la igualdad no es una causa a la que merezca la pena unirse.
3. «¿Por qué odias a la gente blanca?»
Sin entender por qué en el mundo alguien se opondría a la «unidad», algunas feministas blancas llegan a la conclusión de que las feministas negras que hablan en contra del racismo son en realidad anti-blancas .
Palabras como «atacar» y «avergonzar» y «golpear» aparecen en estas reacciones, no en referencia al comportamiento racista que causa daño, sino como acusaciones contra aquellas que luchamos contra ese comportamiento .
No es racista mencionar la raza. No estás siendo divisiva al ayudar al movimiento a crecer como una mujer que contribuye a la liberación de todas las personas.
Las feministas blancas deben hacer su propio trabajo de desaprender el racismo, y no es nuestro trabajo hacerlo por ellas. Pero tenemos todo el derecho de hablar cuando están contribuyendo, intencionadamente o no, a la opresión antinegra que enfrentamos.
4. «No todas las feministas blancas»
Es difícil hablar sobre el racismo en el movimiento feminista cuando todo lo que dices da como resultado una respuesta instintiva de que «no todas las feministas blancas son así».
Puedo entender que las feministas blancas no quieran ser arrastradas en generalizaciones (nosotras las negras sabemos cómo es eso).
Pero esto se parece mucho a la campaña de #NoTodosLosHombres para desacreditar a las mujeres que hablan sobre la violencia de género señalando que no todos los hombres atacan a las mujeres.
Al igual que los hombres «no todos», las feministas blancas que dicen «no todas las feministas blancas» desvían la conversación, por lo que ya no nos centramos en el problema real del racismo, sino en asegurar a cada feminista blanca que no son personalmente responsables de la opresión de las mujeres negras.
Así el tema se pierde por completo, porque abordar el racismo en el feminismo no se trata de decirle a las feministas individuales que son malas personas.
Se trata de lidiar con las formas muy reales en que aparece el sistema de supremacía blanca en el movimiento feminista.
Hablas sobre la injusticia racial porque conoces el daño que causa, y sabes que te mereces algo mejor que tener que aguantar ese daño.
Tampoco te mereces que la gente te distraiga de lo que estás diciendo o rechaces la responsabilidad por sus acciones con «no todas las feministas blancas».
Así que defiende tu punto de vista, incluso si eso significa llevar a las personas a enfrentar verdades incómodas.
También sé que puede ser realmente duro hablar sobre el racismo con una persona blanca que niega su existencia . Entonces, no tienes que retroceder de tu lucha simplemente porque se niegan a escucharlo, alejarte por el bien de tu propio cuidado personal es perfectamente válido.
5. «No veo el color»
Si alguien te dice «No te veo como una negra», no te alarmes; tu melanina no se ha desvanecido. Quieren decir que no son racistas.
Lo sé, es una forma extraña de hacerlo. Porque si alguien dice que no reconocen mi piel negra, como si fuera algo bueno, están dando a entender que es algo malo .
Pero no lo es. My piel negra es hermosa, y es una parte integral de lo que soy, y ha moldeado mis experiencias todos los días de mi vida.
Afirmar ser «daltónico» borra todo eso .
Al negarme a reconocer cómo mi identidad es distinta de la narrativa blanca dominante, el «daltonismo» me asimila, en contra de mi voluntad, a esa narración. Como si la blanquitud fuera el valor predeterminado, y lo que debería aspirar a ser.
Esto no es solo un insulto personal para mí, también es una forma peligrosa de abordar la injusticia.
Por ejemplo, si las feministas blancas no ven la raza cuando abordan la cultura de la violación, podrían instar a denunciar la agresión sexual a la policía como una solución para terminar con la violencia sexual.
Si, en cambio, priorizan centrar a las víctimas de color, podrían hablar con alguien como yo. Soy una víctima negra, y la policía me hace sentir más insegura porque muchos de ellos ignoran o vuelven a traumatizar a las víctimas negras .
Entonces, si te molesta la frase «No veo el color», tienes buenas razones.
Señala a cualquiera que no pueda entenderlo que hay una diferencia entre igualdad y justicia.
6. «No tienes que ofenderte»
¿Alguna vez has presenciado o te han dado un consejo sobre los sentimientos de las mujeres negras?
Eso es lo que he denominado el proceso cuando las feministas blancas se reúnen para determinar la validez de la experiencia de una mujer negra con el racismo.
Por ejemplo: una feminista negra se opone a una feminista blanca que dice «todas las vidas importan».
Luego, otras feministas blancas llegan a la defensa de la primera feminista blanca, argumentando que, debido a que reconocen sus buenas intenciones, y saben que no quiso ser racista, la versión de la opresión de la feminista negra es de alguna manera incorrecta.
El consejo sobre los sentimientos de las mujeres negras está estropeado porque invalida el conocimiento y la emoción que naturalmente resultan de una vida de opresión.
Somos acusadas de estar excesivamente enojadas por señalar cómo nos han tratado mal.
Si solo se nos permite actuar sobre la opresión cuando las mujeres blancas lo aprueban, entonces el racismo continuará sin oposición.
Eso no es feminismo, no es el feminismo que las mujeres negras ayudaron a construir como un movimiento de justicia para todas las personas.
Tienes que saber que tus sentimientos son válidos, y los consejos sobre los sentimientos de las mujeres negras no tiene autoridad sobre los asuntos del racismo a los negros.
7. «Apoyo a las mujeres negras, pero somos feministas: ¿por qué tenemos que hablar sobre el racismo?»
Hay algunas que preferirían que la raza fuera excluida de las conversaciones feministas.
Mientras se preguntan cómo la raza es relevante para la igualdad de género, me pregunto cómo podrían esperar que separe mi negritud de mi género.
Hay una razón por la cual las mujeres negras comenzaron la llamada a la acción de Black Lives Matter para terminar con la brutalidad policial, por qué nos paramos en la línea al frente del levantamiento, por qué recordamos al mundo la necesidad de Justicia para Rekia Boyd y otras mujeres y niñas negras asesinadas por policía, pero se ignoran en muchas conversaciones sobre violencia estatal.
El trabajo de justicia racial es esencial para nuestra supervivencia, y no deberíamos pretender que no es una parte central de nuestras vidas cuando abordamos la justicia de género .
Incluir la raza en nuestras conversaciones sobre la justicia de género fortalecerá las causas feministas porque las mujeres de color pueden participar sabiendo que esto también se trata de nuestro bienestar.
8. «Esto hace que el feminismo tenga mala fama»
Esta frase no es utilizada exclusivamente por feministas blancas para las feministas negras, pero juega un papel importante en la crítica feminista blanca de cómo las mujeres negras nos expresamos, luchamos por la justicia y desarrollamos nuestras estrategias para sobrevivir.
Por ejemplo, algunas feministas creen que celebridades como Laverne Cox y Beyoncé lastiman las causas de las mujeres a través de sus expresiones de feminidad y sexualidad.
Otros critican el uso de herramientas en línea como Twitter para crear un cambio social, descartando el activismo digital influyente de figuras de Twitter negras como Mikki Kendall , Feminista Jones y Shaadi Devereaux.
Las feministas blancas no saben mejor que nosotras sobre lo que es mejor para nosotras (independientemente de lo que su salvador blanco les pida).
Cuando animadores como Amy Schumer y Lily Allen explotan los cuerpos de las mujeres negras para hacer declaraciones «feministas», revelan el peligro de las voces dominantes de las mujeres blancas en las conversaciones sobre la respetabilidad feminista.
Las mujeres negras se avergüenzan de nuestra autoexpresión, se les culpa de los errores del movimiento feminista y se les dice que nuestras elecciones nos hacen menos valiosas para el movimiento.
Nada de esto es cierto, pero se suma a los mensajes tóxicos antinegros sobre nuestro valor en el mundo.
Para hacer frente a esos mensajes, continuemos amándonos ferozmente a nosotras mismas y a los demás a través de una práctica feminista que valora nuestro liderazgo.
9. «El feminismo no tiene un problema racial»
¿Alguna vez escuchó a alguien decir «Adelante, el agua está bien», cuando sabía muy bien que el agua congelaría tus dedos?
A pesar de todos estos problemas, todavía te encontrarás con feministas blancas que insisten en que no hay racismo en el movimiento feminista.
Responderán a un incidente racista como si fuera un error de una sola vez, en lugar de ser un síntoma de un problema en curso. O negarán que un incidente dañino sea racista en absoluto.
Al negarse a reconocer el racismo, las feministas blancas evitan desaprender sus propios sesgos implícitos .
El problema de la raza del feminismo no solo existe en nuestra imaginación, y afirmar que sí es insultante para todo un legado de feministas negras que han trabajado tan duro para luchar por nuestras necesidades desde el pasado hasta el presente.
Depende del movimiento feminista ponerse al día con el trabajo revolucionario de las que hacen el cambio que persiguen la justicia de género sin apoyar otras formas de injusticia en el proceso.
Maisha Z. Johnson es responsable de contenido digital y Redactor de Everyday Feminism. Puede encontrar sus textos sobre en las intersecciones y sobre su obsesión con la cultura pop en la web. A través de su propio proyecto, Inkblot Arts , Maisha se nutre de las artes creativas y medios digitales para amplificar las voces de los que a menudo son silenciados. Síguela en Facebook o en Twitter @mzjwords .
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