
La idea del “Papa negro” ha sido, durante siglos, motivo de supersticiones, leyendas y debate. Los orígenes de esta idea es la célebre profecía de Nostradamus, el conocido médico y astrólogo francés del siglo XVI. Algunos estudiosos de sus textos sostienen que predijo la elección de un Papa negro como un presagio del apocalipsis. Sin embargo, esta interpretación es muy controvertida, debido al racismo que trasluce, su simbolismo religioso y más que posibles errores de interpretación histórica.
Nostradamus(1503-1566), alcanzó cierta fama gracias a su obra “Las Profecías”, publicada en 1555. Est a recopilación de 942 cuartetas, escritas con un estilo intencionadamente críptico, ha sido objeto de múltiples y, a menudo, contradictorias interpretaciones. Una de las que nos ocupa es la que se refiere a una cuarteta que alude a un líder eclesiástico en tiempos de gran agitación, a quien se asocia con la llegada de un “Papa negro”.
Lo cierto es que la mayoría de los expertos coinciden en que la referencia al “negro” en esta cuarteta no necesariamente aludiría al color de la piel. Podría tratarse, por ejemplo, de una alusión simbólica al hábito negro que portan los jesuitas, cuya cabeza, el Superior General de la Compañía de Jesús, es apodado precisamente el “Papa negro” debido a su influencia en la Iglesia Católica. Según esta hipótesis, Nostradamus se habría referido al enorme poder que concentraban de los jesuitas, más que a la raza del futuro pontífice.

Pese a estas interpretaciones más académicas, la idea popular de un Papa negro ha sido utilizada, en diferentes épocas, tanto como símbolo de esperanza hacia una Iglesia más inclusiva como pretexto para alimentar temores apocalípticos. En tiempos recientes, ciertos sectores han instrumentalizado este concepto para difundir discursos de intolerancia y racismo, reforzando estereotipos negativos y avivando el miedo al cambio y a la diversidad.
La Iglesia Católica, por su parte, ha sido objeto de críticas históricas por su complicidad o pasividad ante actitudes racistas. No obstante, en las últimas décadas ha impulsado esfuerzos significativos por promover una visión más universal e inclusiva, reflejo de la diversidad cultural de sus fieles en todo el mundo. La elección de un Papa de origen africano, asiático o latinoamericano además de un paso natural, sería una reafirmación de la naturaleza verdaderamente católica —es decir, universal— de la Iglesia.
Es importante recordar que las profecías, y en particular las de Nostradamus, son profundamente ambiguas y abiertas a interpretaciones diversas. No deben ser entendidas como predicciones literales, sino como expresiones poéticas de su tiempo. Frente a los rumores o temores infundados, resulta mucho más relevante defender valores como la tolerancia, la diversidad y el respeto mutuo, especialmente en el ámbito religioso.
La persistencia del miedo irracional ante la posibilidad de un Papa negro revela que el racismo sigue presente dentro de ciertas estructuras de poder eclesiástico y de sectores conservadores de la Iglesia. La resistencia a aceptar un liderazgo diverso no responde a fundamentos teológicos sólidos, sino a viejos prejuicios que identifican la autoridad religiosa con un perfil exclusivamente europeo.
Quizás esta cita evangélica: “No hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” -Gálatas, 3:28. sería la que debería iluminar a los Cardenales electores y no dejarse llevar por sus prejuicios, que son terriblemente humanos.

Yovanna Blasco López
Nacida en La República Dominicana. Escritora, activista y luchadora por los derechos humanos. Estudiante de Traducción y Mediación Interlinguisitica.
Instagram: @_melaninwoman_
Email: yovibl@outlook.es Interesada en la igualdad de los derechos humanos y comprometida con la concienciación sobre las personas negras, el racismo y la cultura afro.

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