Tristemente, hoy, después de un largo tiempo. Siento la necesidad de escribir estas líneas empujadas por la ira, rabia y frustración sobre la situación de nuestras hermanas afganas cayendo, todavía mucho más, en silencio y olvido absoluto.
No es suficiente con prohibirte a que no vayas sola por la calle sin «protección» masculina, ni tampoco fue suficiente prohibirte ser proveedora y llevar dinero a casa, te han prohibido lo más básico… leer, estudiar, tener tus espacios sociales,… obligándote a taparte porque eres pecado y humillarte públicamente con azotes sin sentido (ellos lo llaman castigo físico justificado porque no cumples alguna de sus 25 prohibiciones). Te han desnudado dejándote sin identidad, te han moldeado al gusto de ellos y, por si eso no fuese poco, como guinda final a tu martirio… te han CALLADO.
LITERALMENTE, NO VAS A PODER VOLVER A HABLAR. Me parece doloroso y frustrante que en el año 2024 tengamos que seguir escribiendo sobre estas atrocidades para hacer ver al mundo que todavía hay mujeres que defender, porque ellas YA NO PUEDEN HABLAR. Desde mi posición privilegiada voy a quejarme por ti, hermana afgana, porque a mí no me han silenciado, no me han prohibido estudiar ni leer ni escribir por el momento… Lamento, profundamente, que te hayan terminado de extinguir, que te callen, que te invaliden, que te torturen física y emocionalmente. En mi mundo utópico algún día todas unidas os rebelaréis, la sociedad será vuestra…. sé que es difícil… pero, hermana,si lees esto, no te rindas y resiste.
Noemi Crehuet Comas
28 años. Licenciada en filología española.
Activista antirracista.
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