jueves, noviembre 21

Identidad, cuerpo y género centran la Bienal del Whitney de Nueva York

Los 71 artistas de diversas partes del mundo que participan en la Bienal del Museo Whitney de Nueva York explorarán «los entresijos de la identidad propia, la autonomía del cuerpo y la cuestión del género», como destacan los organizadores.


Nueva York (Estados Unidos), 12/03/2024.- una persona ve el ‘plan de mujeres para la supervivencia II’ de Carmen Winant durante una vista previa de prensa de la Bienal 2024 del Museo Whitney de Arte Americano, «Aún mejor que la real»‘, EFE/EPA/SARAH YENESEL

Bajo el título la Bienal de este año ya está abierta al público hasta el 11 de agosto. Seis artistas latinoamericanos se destacan entre los participantes, quienes miran hacia atrás para resaltar su historia y reflexionar sobre las diversas capas que componen la identidad.

«La identidad es multidimensional: puedes ser una persona de color, queer y discapacitado. La idea de la Bienal es analizar cómo pensamos a través de esas profundidades e inflexiones y reflexionar sobre cómo la gente está reconsiderando y repensando nuestra historia», explica Meg Onli, una de las curadoras de la muestra, en una entrevista.

En sus obras, que abarcan desde pinturas hasta tejidos y películas, los artistas latinos abrazan sus raíces e indagan en su identidad, que está entrelazada con su lugar de origen, orientación sexual y visión sobre los límites del género.

Por ejemplo, la artista chilena Seba Calfuqueo cuestiona el concepto de género en su película ‘TRAY TRAY KO’, al mismo tiempo que refleja la resistencia del pueblo indígena mapuche frente al Gobierno. Del mismo modo, la dominicana Ligia Lewis critica los ideales eurocéntricos en su película ‘Una trama, un escándalo’, donde también cuestiona las ideas de John Locke que acuñó la frase ‘Vida, libertad y propiedad’ pero en su propia familia se benefició de la trata de esclavos.



El Whitney, dedicado al arte estadounidense, desafía las fronteras en esta Bienal y reexamina los límites de la identidad. «El museo siempre está cuestionando la definición de ‘americano'», afirma la curadora Christie Ellis.

En este viaje hacia sus raíces, la mayoría de los artistas miran hacia atrás y analizan su pasado, que en algunos casos incluye momentos de violencia, como se ve reflejado en sus obras. Eddie Rodolfo Aparicio, hijo de padres salvadoreños, expone una escultura hecha con ámbar de árboles que representa la masacre de El Mozote en El Salvador. El ámbar se desintegrará al final de la Bienal, exponiendo documentos sobre la masacre.

Otras obras, como la de Eamon Ore-Giron, exploran la religión y la cultura peruana. La cultura maya también está presente en la exposición a través de la película de la brasileña Clarissa Tossin.

La obra del mexicano Ektor García aborda temas de colonización, migración y género a través de piezas hechas con crochet.

La Bienal también incluye la actuación de la artista mexicana Debit, aunque la fecha aún no se ha anunciado.

Más allá de Latinoamérica, la Bienal presenta obras de artistas de todo el mundo que reflexionan sobre su identidad y sus raíces. La artista estadounidense Tourmaline, por ejemplo, relata en su película «Polinizadora» la historia de Marsha P. Johnson, una histórica activista trans por los derechos LGTBI que participó en la revuelta de Stonewall.

Una de las piezas más llamativas de la exposición es «Ruinas del Imperio II», una réplica de la Casa Blanca que se hunde en el suelo de una de las terrazas del museo, creada por la artista estadounidense Kiyan Williams para simbolizar la fragilidad de los poderes políticos.

Redacción Afroféminas



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