La película, inspirada en la novela de Percival Everett de 2001, «Erasure», es el debut como director de Cord Jefferson. La cinta sigue las vicisitudes de Thelonious «Monk» Ellison (interpretado por Jeffrey Wright), un novelista desilusionado convertido en profesor, mientras enfrenta los desafíos de la industria editorial estadounidense. Compite como mejor película en la gala de los Oscars 2024.
A pesar del innegable talento de Monk, se enfrenta constantemente al rechazo hacia su última novela, evidenciando que, de alguna manera, su obra no es considerada «suficientemente negra».
La película trata el tema de la industria editorial ha sido objeto de críticas a nivel mundial y ha enfrentado un escrutinio constante, especialmente después de la protesta de Black Lives Matter en 2020, que resaltó las desigualdades que enfrentan los negros, incluida la persistente falta de diversidad y representación en industrias creativas como lo es la editorial.
Los autores de comunidades históricamente marginadas, incluidxs lxs autorxs negrxs, encuentran obstáculos repetidos para publicar, obtener apoyo después de la publicación o conseguir una plataforma que permita que sus voces sean escuchadas. Esto es especialmente sangrante en el mundo de habla hispana.
En «American Fiction», Monk descubre el trabajo de Sintara Golden (interpretada por Issa Rae), una mujer afroestadounideneseque ha alcanzado un gran éxito con su novela «We’s Lives in Da Ghetto», el tipo de «libro negro» que los editores desean. Monk ve este libro como una búsqueda de complacer la «pornografía de la pobreza negra», y su éxito lo lleva al límite.
Es común encasillar los libros de autores racializados. Hace tiempo que en Estados Unidos se planteó la idea de que las bibliotecas y librerías dejen de categorizar las novelas como «Ficción afroamericana». La argumentación sostiene que dicha sección no debería existir en comunidades literarias, ya que los escritores que ven sus libros ubicados allí podrían experimentar un menor potencial de ingresos al ser etiquetados como «libros negros».
Este encasillamiento refuerza la idea de que solo los lectores negros encuentran interesantes las historias de autores negros. La saturación del mercado con representaciones monolíticas de la negritud se produce al enmarcar ciertas historias como representativas de la experiencia negra.
En 2020, los editores encargaron agresivamente «libros negros» para absolverse de culpa durante el movimiento Black Lives Matter. Pero la realidad es que los esfuerzos de diversidad realizados por la industria editorial desde 2020 fueron en gran medida temporales y carecieron de cambios estructurales reales. Esto fue particulermente evidente en el mundo hispano (Latinoamerica y España), donde, después de la explosión de 2020, la publicación de autores negroxs y racializadxs se ha reducido a niveles ridículos. Además esas publicaciones siempre estuvieron enmarcadas dentro de un contexto políctico y antirracista. No se nos ve fuera de ese círculo.
En «American Fiction», Monk, desesperado por conseguir dinero y apoyo después de la muerte de su hermana y el cuidado de su madre con Alzheimer, escribe bajo el seudónimo de Stagg R Leigh. Su obra, «My Pafology» (posteriormente rebautizada como «Fuck»), es una respuesta al absurdo de la industria editorial, llena de estereotipos negros para denunciar el racismo inherente al éxito de libros como el de Sintara Golden.
Para su sorpresa, el libro se convierte en un éxito de ventas, ya que algunos tomadores de decisiones blancos aprecian la «autenticidad» percibida de la historia. La historia destaca cómo el éxito comercial a menudo se basa en estereotipos.
Monk, designado como representante de la diversidad para juzgar un prestigioso premio literario, se enfrenta a la nominación de «Fuck», lo que lleva a una conversación compleja con Golden sobre autenticidad, comercialización y representación significativa.
Ambos autores, Monk y Golden, son productos de la presión de la industria editorial para ajustarse a expectativas preconcebidas. «American Fiction» ofrece una crítica clara a una industria que busca ganancias sobre la inclusión y la representación auténtica.
Elvira Swartch Lorenzo
Colaboradora SIEMPRE en Afroféminas.
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