Sin duda la irrupción de la televisión en el escenario mundial marcó un antes y un después en el desarrollo de la humanidad. Llegó, y con ella aparecieron grandes cambios en la sociedad, pero también se acentuaron diferencias, solo unos pocos tenían su poder, hoy a pesar de que esa cifra se ha triplicado y es mayor su alcance aun es reflejo de desigualdades, marginaciones y discriminación.
El tema que me propongo abordar en las siguientes líneas va de discriminación. Para nadie es un secreto que ser negro hoy en día es sinónimo de marginación, ahora bien, esa marginalización también llega a nuestras pantallas, y yo me pregunto, ¿hasta cuándo, hasta cuándo reproducir patrones de discriminación? ¿Por qué no concebir la televisión también para educar en temas vinculados al mejoramiento humano y la eliminación de las diferencias raciales? La televisión tiene una misión principal que es entretener, ¿pero dónde está la educativa?
Si te sientas a ver una serie, novela o película, ¿cómo representan a las personas negras? Por lo general es delincuente, drogadicto, antisocial, en fin un sinnúmero de calificativos que contribuyen aún más a patentizar la idea de que en nosotros hay intrínseca una marginalidad que nunca desaparecerá porque la historia contribuyó a eso, y hoy, seguimos siendo víctimas de esa historia que no nos ve cómo lo que realmente , seres humanos.
No pretendo ser absoluta, es evidente que no en todas las películas, series, y novelas somos los “malos”, no es cierto, pero es que abundan los materiales televisivos y cinematográficos donde el negro es reconocido o “mal reconocido” por su bajo nivel cultural que lo ha llevado a tomar determinadas posturas ante la vida que lo degradan como seres humanos.
Y qué decir de la mujer negra: prostituta y objeto de placer para unos pocos o unos cuantos, es como una maquinaria de sexo que no tiene corazón, o si, solo que en las películas ese corazón es marginal y sin posibilidades ante la sociedad. Es violentada, y desprestigiada su imagen, simplemente por ser negra.
No quiero ahora cambiar el guion de las películas, no es mi fin, quiero crear conciencia y que directores y realizadores conciban un producto comunicativo que esté libre de diferencias, discriminaciones y desigualdades. Sé que muchos dicen: «pero lo que se refleja en las películas es la realidad», y yo les diré: ¿acaso esa realidad no se puede transformar?
Zaida Fabars
Cubana, estudiante de Periodismo y amante de la radio.
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