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viernes, marzo 29

Breve guía para ser un aliad@. Entre privilegio y opresión

El término aliado se utiliza en los movimientos de justicia social para referirse a las personas que no sufren los impactos de una o varias formas de dominación, sino que se ven favorecidas por las ventajas obtenidas por estas dominaciones y se comprometen a erradicarlas.

Hay 2 acciones esenciales que te convertirían en un aliado: EDUCAR y TRANSMITIR. 

  • Educarse implica leer y escuchar a los afectados, compartir una perspectiva diferente y aprender. 
  • Transmitir: La carga de los implicados es enorme, siempre tienen que justificarse o decir lo que no es opresivo, sería bueno que un aliado compartiera la voz de los implicados y los conocimientos adquiridos.

Ahora la versión premium de ser aliado (en orden de importancia) consiste en: 

  • Escuchar sin juzgar para entender lo que mi privilegio me impide ver, y cómo participo en la opresión. 
  • Deconstruirse y empoderarse. 
  • Infórmate. 

Esto es algo que surge a menudo. La persona oprimida no te debe nada, ninguna explicación, ninguna justificación. Si la persona que tienes delante te dice que tu comportamiento es sexista, racista, lgbtofóbico, validista… Tómalo en serio y te investigas para no volver a cometer el mismo error. Me informo, me educo acudiendo a todas las fuentes posibles. Lo importante no es mi punto de vista, que ayudará, sino el conocimiento de la situación.

  • No juzgar la forma de actuar y manifestarse de las personas. 
  • Transferir el poder, es decir, dejar que las personas afectadas den su opinión, y no tomar ninguna iniciativa sin hablar con las personas afectadas, ya que esto a menudo puede tender a alimentar el sistema de opresión. 

Transferir la voz y los beneficios: puede ocurrir que cuando uno se convierte en portavoz de los interesados, adquiera privilegios como la notoriedad o la reputación, olvidándose de incluir a los interesados, por lo que hay que transferir los beneficios del trabajo al otro. Escuchar a las personas para ayudarlas mejor. Actuar con y no para, es decir, en lugar de tomar medidas para ayudar, preguntar qué hay que hacer para resolver realmente el problema.

  • DECONSTRÚYETE 

Muchas de nuestras acciones y palabras pueden ser perjudiciales y contribuyen al sufrimiento de millones de personas. Ahora, espero, que hayas entendido los entresijos de tu responsabilidad y el mundo en el que vivimos, debemos actuar. Para ello, hay que realizar cambios en tres áreas principales: 

  • Cambio personal, es decir, qué puedo cambiar, hacer, aprender, transformar en mí mismo. 
  • Cambio interpersonal, es decir, qué puedo hacer con mi círculo social (trabajo, familia, amigos, comunidad) mediante debates, propuestas de soluciones… 
  • Cambio sistémico, es decir, qué puedo cambiar en las instituciones, políticas, estructuras… que sostienen la opresión.

El condicionamiento, es un mecanismo natural del ser humano para aprender a vivir en sociedad, también tiende a inculcar prejuicios, estigmatización, ideas preconcebidas e incluso odio. Y el primer paso hacia todos estos cambios es deconstruir todos nuestros condicionamientos, aceptar no generalizar a las personas según los prejuicios construidos por nuestra sociedad. una explicación más científica de cómo funciona el condicionamiento sería que nuestro cerebro registra el condicionamiento como un hecho y una verdad general. Estos juicios sistemáticos se trazan como un camino neuronal perfectamente marcado. Así, mis ideas seguirán este camino, porque según yo, según mi condicionamiento, es válido, experimentado sin que yo lo piense. Así es como alimentamos los estereotipos si no deconstruimos estas vías neuronales que tienen un impacto directo en las personas oprimidas y estigmatizadas. 

  • Ceder el espacio:

Si creo sinceramente que no formo parte del sistema, lo estoy reforzando, porque es una forma de negar su existencia. Mientras que al exponerlo podemos actuar y tomar conciencia de los problemas de la sociedad. 

Por supuesto, el objetivo no es culpabilizarnos de todos los males del mundo, porque sí, somos responsables, pero podemos hacer algo para cambiarlo. Uno de los pilares fundamentales para cambiar el mundo se resume en una palabra: educación. 

No se trata de comprender, sino de » Ceder el espacio » dando cabida a la otra persona, a su experiencia, sin tratar de comparar, de descifrar con su propia trama de vida, sin relativizar, minimizar, evaluar. Acepta el sufrimiento del otro, sin juzgarlo. 

  • VIGILA TU ENTORNO 

La mayoría de los puntos para ser un buen aliado se relacionan con uno mismo. Ahora, tienes que 

También hay que prestar atención al entorno, que es el primero que promueve el estigma y refuerza la opresión: 

  • Microataques: acciones de evasión, discriminación intencionada.
  • Microinsultos: transmisión de estereotipos, falta de cortesía, insensibilidad, denigración de la identidad de la persona. 
  • Microvalidaciones: excluir, rechazar, negar los pensamientos, sentimientos, experiencias, dolores de los demás. No se trata de estar vigilante las 24 horas del día, sino de vigilar el entorno, estar al lado de los demás y prohibir la discriminación, la exclusión y la estigmatización.

Si tú mismo has sido un microagresor, te invito a que hables con la persona afectada, para saber cómo se sentía en ese momento y qué puedes hacer para que se sienta mejor. Pues bien, ese es el sentido de la deconstrucción, porque las microagresiones suelen ser sinónimo de condicionamiento, estigmatización y opresión.

CONCLUSIÓN 

Ahora que tienes todas las claves para ser un aliado. Lo principal es recordar que perteneces a la sociedad, por lo que tus acciones tienen un impacto. También debes saber que el sistema tiende a protegerse mediante la negación, la violencia, la mentira, la fuerza, la desinformación a través de las personas que no quieren renunciar a sus privilegios. 

La cuestión es no sentirse culpable, la mayoría de los privilegios se adquieren desde el nacimiento en función de la orientación sexual, el género, el color de la piel, la clase social…. privilegios sociales inherentes. 

El objetivo es ser consciente de ello, aprender e intentar entender lo que está en juego, crear juntos un mundo mejor, escuchar el sufrimiento de los demás porque yo soy parte de ese sufrimiento, escucho y asumo mi responsabilidad sin dar consejos haciendo que todo vuelva sobre mí. Sentirse preocupado, indignado, no es suficiente, hay que movilizarse y cambiar.  El cambio es beneficioso para todos nosotr@s.


Chaimaa Boukharsa

Marroquí. Licenciada en estudios árabes e islámicos por la UGR, especialista en feminismo islámico.



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