miércoles, diciembre 17

¿Negras o afrodescendientes?

Parece haber siempre una batalla de términos y palabras para autodefinirnos en todos los lugares del mundo donde hay una de nosotras. Detrás de esto se esconde lo que soy y lo que me siento.

Desde que Afroféminas comenzó a andar hemos venido detectando algunos comentarios, opiniones y puntualizaciones del uso del término afrodescendientes para nombrar al colectivo de mujeres y hombres descendientes de aquellos que fueron arrancad@s a la fuerza de África.

Esto ha propiciado en varias ocasiones un debate muy interesante sobre el término y su significado, y sobre si es correcto o no su uso para denominar a un colectivo tan dispar. Hemos llegado a la conclusión de que esta polémica esconde  mucho más que el uso de una palabra apropiada o no. Se trata más bien de saber que lugar corresponde a la población afrodescendiente en America Latina , Asia y Europa y cual es su identidad.

Este término que se adapta muy bien a la realidad del continente americano empieza a tener dificultades a encajar en la realidad mundial en que vivimos. Los movimientos migratorios y las sociedades cada vez más complejas y multiétnicas en que habitamos hacen que se presenten nuevas realidades hasta ahora desconocidas o muy minoritarias que necesitan ser reconocidas.

«…negro/a es un palabra que bien puede y debe significar belleza, orgullo, raíces e historia.»

Empiezo diciendo que en mi opinión afrodescendiente  no debe ser utilizado en español como sustituto de la palabra negro. A pesar de que esta palabra sea considerada por muchos despectiva esto solo es desde el punto de vista del esclavista o del racista. Las palabras también se pueden conquistar y negro/a es un palabra que bien puede y debe significar belleza, orgullo, raíces e historia. Es parecido a lo que ocurre con el término racializado/a. Este término ha sido conquistado por el antirracismo, usando la autoidentificación como denuncia.

En la polémica sobre el término afrodescendiente hay bastante de problema de identidad nacional. En muchas ocasiones las críticas al uso de esta palabra vienen desde posturas esencialistas y nacionalistas que consideran que usar el Afro extranjeriza y desvincula al individuo de su país. El término sirve para agrupar a un número de pueblos con algunas características comunes, pero otras muy diferentes. Pero queda pendiente  la relación de cada país de Latinoamérica con los colectivos afrodescendientes y la reivindicación de su aporte a la identidad nacional. A nadie se le ocurre por ejemplo llamar a los colombianos de origen europeo eurocolombianos, o a los de Costa Rica eurocostarricences. Se les presupone la autenticidad de su identidad nacional la cual se les ha negado históricamente a esos descendientes de  africanos que en muchas ocasiones ayudaron con su sangre a fundar esos países. Solo la aceptación como propia de la historia  y cultura de los pueblos afrodescendientes en sus respectivos países se puede avanzar hacia la normalidad y la no discriminación. Esta aceptación se hace sobre el respeto a la diversidad y no sobre la imposición cultural.

Las nuevas realidades hacen que Afrodescendiente adquiera una nueva dimensión. Hoy en Europa viven gran cantidad de descendientes de migrantes africanos y caribeños de varias generaciones. También ellos sufren los retos de aceptación de sus lugares de nacimiento y la dificultad para ser vistos como nacionales en su propios países. ¿Qué término utilizamos para definir a la hija de un europeo y una afrocolombiana? ¿o para definir a la descendente de asiática y afrocubano? El mestizaje  y la realidad tan rica que hay en nuestras sociedades hace que cada vez sea más difícil hacer un inventario de todo los tipos humanos. Y eso es bueno.

Desde mi modesta opinión todo esto será historia cuando empecemos a hablarnos en términos humanos. Tendemos a cosificar al otro y enmarcarlo en compartimentos para sentirnos más seguros. Esto es la condición humana. La palabra Afrodescendiente cumple y ha cumplido una función de reivindicación muy necesaria. No creo que tenga nada de útil enzarzarnos en una disputa sobre si su uso es idóneo o no. Estas discusiones alejan del problema real.

Como dije antes,  las palabras se pueden conquistar y creo que cuando la conquista de la palabra negro sea total, el uso de la palabra afrodescendiente no será necesario. Esto es cuando decir negro sea, inequívocamente y sin ningún tipo de matiz, motivo de orgullo.


Ayomide Zuri

Inconformista, luchadora, africana y mujer negra. ayomidezuri@gmail.com



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62 comentarios

  • Angel

    Ante estas consideraciones os invito a leer el poema de Shirley Campbell Barr (a la que se ha entrevistado en esta web) «Rotundamente negra». Emjenplo máximo de que la palabra negra/o puede ser despojada del odio y dolor para llenarla de belleza y orgullo:
    rotundamente negra
    rotundamente hermosa

    • A ver. Entendemos a esas personas que en situaciones de fuerte presión, discriminadas a causa del color de su piel, quieren reivindicarse de esa manera, apelando al color de su piel. Entendemos a todos los que gritan que «black is beautiful», justamente porque ese color ha sido deNIGRAdo asociándolo con lo «feo y muy feo». Mi punto de vista es que no se trata de despojar de odio y dolor a la palabra «negra». El odio no es al color negro, sino a las PERSONAS, a las personas que llevamos más o menos melanina. El odio no está en la palabra, sino en el corazón de los discriminadores. Ellos son los que deben despojarse del odio. Dado que se nos odia como PERSONAS con la excusa del color negro de la piel, nuestro proyecto debe ser reforzarnos como personas. En el caso de Shirley, su poema puede conseguir el mismo impacto si en lugar se «negra» pone «persona». Orgullosos de ser personas, bellos como personas, rotundamente hermosos como personas. La persona es el fundamento; el color es añadidura. En el fondo, lo que más le duele a los supremacistas es que nos consideremos PERSONAS como ellos. Ellos nos ven «negros» y nos quieren seguir viendo así. No querrán vernos NUNCA como personas plenamente realizadas y lo impedirán SIEMPRE que puedan. No les hagamos el juego utilizando el viejo lenguaje con vieja mentalidad. Insisto en que somos el único colectivo humano -lo de «raza» ha quedado descalificado- que se refiere a sí mismo por algo tan simple como es el color de la epidermis y que se siente «orgulloso» por algo tan superficial como es el color de la epidermis. Y encima NO SABEMOS definir qué es SER negro, algo muy diferente a TENER la piel de color negro. Con todo el respeto del mundo, lo de «Rotundamente negra» me suena exactamente igual que «Rotundamente amarilla» en boca de una asiática. Somos personas. No somos un color. No somos un colectivo pintado de color negro.

      • Sarah

        Sin palabras!
        Cuando son las 9:10am apunto de empezar a trabajar. Es un auténtico chute de energía leer una vez más comentario tan inteligente, claro y simple.

        Me has alegrado la mañana, porque empiezo mi día con la certeza de que cada vez somos más los que nos sentimos liberados para ser lo que queramos ser, simplemente seres humanos. Sin más etiquetas!

        Sí queremos cambios tenemos que empezar por nosotros mismos.

      • Gracias por la opinión de todos. Han sido realmente muy interesantes e inteligentes todas las posiciones: las a favor y las en contra. Creo que todos hacen valer muy sus motivos de la manera más inteligente y respetuosa. Os habla Antoinette. Sólo un apunte. Este artículo no lo he escrito yo, no sé por qué me lo han atribuído a mí jejejej. Lo ha hecho una de las colaboradoras de esta revista. Lo aclaro porque él mérito es de ella ;). Feliz día del libro!!!

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