Está comúnmente generalizada la idea de que una persona racista es por ende una persona ignorante, quitándole responsabilidad, minimizando o incluso victimizando al propio agresor, al cual sus actos se ven justificados por su “ignorancia”. Pero, decir que el racismo nace de la ignorancia en 2021 no es una buena excusa.
Actualmente el acceso a la información es ilimitado, Internet y sus diferentes soportes han ayudado a la democratización de los contenidos, lo que lleva a que cualquier persona hoy en día pueda acceder a numerosas fuentes primarias, estudios o informaciones, que por ejemplo en el caso del antirracismo abre un espacio a personas negras y racializadas para hablar sobre racismo y sus matices ¿Pero de qué sirve que existan millones de voces racializadas si nadie las escucha? Hay mucha información sobre antirracismo que la mayoría de gente decide no escuchar y después cuando realizan actos racistas se escudan en la ignorancia.
Son muchos los documentos, libros, expertos, activistas o medios como este de “Afrofeminas”, donde personas negras/racializadas cuentan sus experiencias ante el racismo, denuncian injusticias y muestran herramientas para deconstruirse. Por tanto ser racista en 2021 es un acto intencional , en el que una persona que no quiere responsabilizarse de sus acciones, prefiere darse la vuelta y continuar con sus racistadas diarias, que luego las personas racializadas nos tenemos que comer con patatas día si y día también, a pesar de seguir expresando que ciertos comentarios nos hacen sentir mal y son racistas. Ser racista hoy por hoy es elegir la narrativa originaria de la supremacia blanca que puja por el silencio y elimina el trauma racial de muchos siglos atrás, porque para la mayoría lo más cómodo es mirar por encima del hombro a las minorías.
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El racismo siempre ha sido intencional pero ahora me atrevería decir que mucho más, puesto que aún con la cantidad de herramientas que están a nuestra disposición se prefiere señalar como ignorante a una persona que pertenece a cierto partido político o que difama sobre minorías o determinados colectivos vulnerables de la sociedad, antes que reconocer que con esos discursos y con esas palabras de odio esa persona no esta siendo ignorante y sabe perfectamente lo que hace. Dejemos de sentir lástima y de mirar como locos a estas personas, que aunque parezcan que no están en sus cabales son perfectamente conscientes de lo que dicen y hacen.
Entonces, ser racista y ser ignorante no son sinónimos. Respaldarse en la desinformación sobre el racismo para justificar tus actitudes racistas, en una de las mejores épocas para la información, es una excusa barata que lo único que tiene como objetivo es quitar responsabilidad a quién agrede, a quién discrimina y a quién decide vivir en la comodidad que le da un mundo construido a su medida, desde la mirada del opresor.
Entonces, ser racista y ser ignorante no son sinónimos. Respaldarse en la desinformación sobre el racismo para justificar tus actitudes racistas, en una de las mejores épocas para la información, es una excusa barata que lo único que tiene como objetivo es quitar responsabilidad a quién agrede, a quién discrimina y a quién decide vivir en la comodidad que le da un mundo construido a su medida, desde la mirada del opresor.
Como pequeño recordatorio, no ser racista no es suficiente, ya que nada va a cambiar a menos que cada persona trabaje contra sus propios sesgos interiorizados y esté dispuesta a arriesgar esa zona de comfort por el bien de los demás, ya que no está mal recordar que es imposible luchar contra el racismo si aquellos que lo sustentan no hacen por eliminarlo, y por el contrario echan la vista a un lado.
Cynthia García
Graduada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid
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