jueves, noviembre 21

El hijo de María Ilua

El hijo de María Ilua
Karen Spencer

La casa estaba hecha de cartones, maderas viejas y cobijada con zinc encontrados por allá y acullá, la puerta armada con los restos de tanque viejos y latas de salsa de tomate.

Cada cierto tiempo se escuchaban los gritos del casero:

«Mi cualto coño: Cuando no la hacen a la entrada, la hacen a la salida»

«Mi cualto coño o llamo la camiona».

De baja estatura, la barriga enorme y el malhumor de aquellos, que se llenan los bolsillos rentando cuartuchos a empobrecidos transeúntes, muy de turno, transnacionales; habitantes del deseo de vida.

Trashumantes….

La casa tenia forma alargada, por dentro dividida con cortinas de muchos colores, enseres colgados y trapos sobre la cama, en una esquina un pequeño altar con velones.

Un gran promontorio parecía la habitación maltrecha y llena de trapos. Maria Ilua años atrás, había llegado de una comunidad muy al norte, en la difusa linea que divide un país y otro.

«Mi cualto coño»; decía el viejo casero y todos se asustaban

Con un niño al costado, por aquellos días: Un niño como los de su edad: por las tardes jugando en las calles y por las noches durmiendo como los de su edad:profundo, Sin miedo a nada.

Como de costumbre Ilua encendía el altar para agradecer y pedir antes de salir a la calle, muy de noche: » de día de puerta en puerta, de noche absolutamente, decía, la calle ta difícil, protección y guía”.

En las noches: daba servicio en el viejo majapapa, ubicado a la orilla de la carretera, cada tanto Ilua se posaba en la avenida tratando de atrapar los sueños que transitaban a la media noche sin lugar donde llegar, para que se adentraran en el fascinante mundo, donde el misterio hacia fiesta .

Apenas comenzaba amanecer cuando el velón amarillo alargó la llama y prendió los cartones que tapizaban las paredes de la casa de Ilua.

La llamarada anunciaba el amanecer, las cortinas de colores se blandían ante el fuego que iluminó las viejas calles de la barriada ante la mirada atónita de todos, mientras el hijo de maría Ilua dormía profundamente.

 

Alicia Méndez MedinaAlicia Méndez Medina

Graduada e Arte Dramático, actualmente estudia periodismo. Santo Domingo: “Escribo alrededor y sobre la marginalidad, las desigualdades sociales, el desarraigo, la frontera y el amor. La cotidianidad del barrio de Herrera como referencia de los barrios marginalizados de Santo Domingo un poco conectado con un pasado atravesado por la discriminación racial y el misterio de un pueblo en el sur profundo , que nos habla de lo difusa que pueden ser las fronteras”


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1 comentario

  • Obdulia Molina

    ALICIA: Me ha impactado tu relato, breve pero profundo. Así es la miseria, esa que no se elige pero cubre a miles con tremenda injusticia, esa que debemos poner a la luz y visibilizarla ¡a quién les duelen los pobres y marginados de la tierra? pocos los sacan a la luz, y deben darse a conocer por encima del falso mundo de los mass media. Te felicito por tu descripción tan humanamente cierta…..!

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