jueves, noviembre 21

Justicia epistémica

Justicia epistémia
Imagen de The Clothesline, una exposición multimedia interactiva.

Ya van cientos y cientos de años que la humanidad dentro de su imaginario colectivo moldea lo que debe ser o no conocimiento, específicamente aquí, en el Abya Yala, territorio aparentemente salvaje antes de ser colonizado, los sujetos opresores han cometido millones de injusticias que van desde la violencia física como lo fue y lo es la esclavitud hasta la mutilación del pensamiento.

La violencia colonizadora prioriza una epistemología que subestima la oralidad, y ¿qué sería el mundo, nuestros mundos, el universo mismo sin la oralidad? Lo que no está escrito no cuenta, se invisibiliza y se ignora, algo así como el refrán que dice “papelito habla”. Hablar de oralidad también es promover el valor tan grande del saber escuchar porque en este mundo, todas y todos necesitamos que nos escuchen, eso nos hace crecer y repensarnos. De esta manera se va desarrollando la capacidad de escucha o virtud (como le nombran algunas personas), pero debiese ser un compromiso político y social de reciprocidad, algo mal logrado en el seno de la episteme.

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Keith Mallett (b.1948)

Con el compromiso del saber escuchar pasamos a la fuerza del testimonio, ¿quienes no tienen un testimonio de vida?, yo creo que todxs, el problema es cuando se jerarquiza ese testimonio, y así, tenemos aparentes testimonios mas importantes que otros. Ejemplo claro y sin el afán de ofender a nadie, está el tan trillado o gastado testimonio o múltiples testimonios del holocausto judío, pareciera como si hubiese sido el único y mas grave genocidio de la historia, entonces, vemos películas por aquí, leemos artículos por allá, justicia tras justicia , sin embargo, yo me pregunto ¿en dónde está la voz de millones de personas que tienen otros testimonios, otras memorias? ¡Nos mutilaron la voz!, ya no hubo espacios para todxs en este sistema eurocentrista en el que vivimos. Incluso antes de la primer guerra mundial se cometieron un sin número de barbaridades como lo fue la trata transatlántica mas desgarradora y aberrante que vivieron mis ancestros en África, porque mucho antes también vinieron a derramar mucha sangre al continente que me vio nacer, porque nuevo no era, aquí ya vivíamos, ya habitábamos, ya se producía conocimiento, magia, se hacía arte y existían múltiples formas de ver la vida.

Muchxs me podrán decir que de eso ya pasaron cientos de años, cuestión que impide la posibilidad testimonial de fuentes directas, y si, eso es verdad, pero entonces ahora también se cometen muchas atrocidades y se sigue mutilando la voz de muchxs, por ejemplo, está el genocidio de las Dos Erres en Guatemala, la matanza de Acteal en los Altos de Chiapas, los asesinatos en Chile y Argentina a los hermanxs Mapuches, los filtros violentos(si así se le pueden llamar) que tienen que pasar lxs Centroamericanxs para buscar una “mejor vida”, la forma silenciosa de las multinacionales y transnacionales para asesinar a los pueblos originarios, las miles de desaparecidas a diario en el Abya Yala, y así, millones de etcéteras.

El testimonio y la memoria son las formas mas importantes de hacer justicia, por eso al sistema no le interesa dar estos espacios, a parte de que también paulatinamente esas voces harían que muchas situaciones se desmantelaran de manera clara, ante esto, solo daré un breve ejemplo como es el caso de la comunidad farmacéutica y su guerra venenosa contra la medicina tradicional sagrada (porque si lo es). Esta última tiene varios sobre nombres como “menjurjes”, “remedios caseros”, “curaciones de abuelita”, “brujería”, osea todos los calificativos que la pongan en un lugar del no conocimiento y que la inferiorizan para que las personas no entiendan el valor tan grande que esta medicina tiene. Así, la medicina alópata mientras te cura de la garganta te jode el estómago, mientras te cura del estómago te quita el hierro del cuerpo, mientras te quita la migraña te quita propiedades esenciales en la sangre, ¡entonces no te cura nada! Ojalá todo acabara aquí ya que también hacen pruebas de vacunas y medicamentos en lugares donde ellos consideran que son de “tercer mundo” y como aquí la gente tiene según sus estándares menos voz, acaban con poblaciones enteras.

Con todo lo anteriormente mencionado ¿cuál es la racionalidad que nos imponen que construyamos? Se nos inyectan una serie de verdades universales como si los contextos de vida de las millones de personas no importaran. Y aquí yo estoy reduciendo el hecho a personas, pero no solo habitamos seres humanos en este planeta, ¿en dónde queda el valor de las otras formas de vida? Estamos conectadxs a los diversos ecosistemas de los cuales también nos hicieron creer que no eran tan importantes, ¡eso también se nos impuso! El antropocentrismo es un veneno colonial, opresor y eurocéntrico, es una visión que muchas culturas no compartíamos. Gracias a ese antropocentrismo existe la contaminación, la sobrepoblación, la desconexión tan grande que muchxs sienten con el agua, tierra, fuego y aire. Gracias a esto nos están matando lxs mismxs que mataron a nuestrxs antepasadxs, por eso es tan importante luchar por mantener todas las formas de producir conocimiento, por eso es tan importante que nuestra voz, testimonio y memoria resuene, ¡hagamos justicia epistémica!

 

 

Montserrat Aguilar AyalaMontserrat Aguilar Ayala (Montsemarte)

Lic. En Ciencias de la Comunicación y actual cursante de la Maestría en Pedagogía del Sujeto y Práctica Educativa. México

 

 


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