No recuerdo exactamente cuándo fue la primera vez que supe de la existencia de Afroféminas, lo que sí recuerdo es que la saludé como una magnífica idea aún sin saber que su recorrido y significado sería mucho más profundo e importante de lo que yo alcanzaba a ver el esos momentos.
Como muchos hermanos yo también caí en el error de imaginar una comunidad afrodescendiente más parecida a mis deseos que a la realidad. Pensaba que éramos un grupo más o menos homogéneo de personas unidas no tanto por un origen común -que también- sino por un conjunto de experiencias y sentimientos que nos llevaba a reconocernos los unos a los otros como semejantes. Imaginé hasta creérmelo que una unión sincera en la que la colaboración, el reconocimiento mutuo, el respeto y el objetivo común de prosperidad nos llevaría a una especie de tierra prometida en la que ya no sería necesaria la queja. El maldito Hollywood con sus finales felices hizo su trabajo conmigo y sí visualizaba un final de la historia satisfactorio en el que tú y yo nos sonreiríamos con cariño por la calle al cruzarnos sin necesidad de conocernos.
No sé a vosotras, pero a mí el tiempo se ha encargado de rebajar las expectativas de casi todo, al menos de moderarlas, y lo que es mucho peor, de confundir esa moderación con sabiduría. En algún punto de mi desarrollo personal comencé a entender que los planes no suelen salir tal y como imaginas en un principio y que tras las grandes expectativas demasiado a menudo encontramos decepciones aún más grandes. Pero…
…la vida siempre se guarda algún quiebro que te hace replantear lo que crees que sabes, porque aquí entráis vosotras.
Hoy me da cierta vergüenza admitir que el Chojin veinteañero pensaba que la lucha de la comunidad afrodescendiente no tenía género, que ni siquiera se había planteado si nuestras necesidades como hombres y las vuestras como mujeres eran las mismas. Mi mundo pasó a ser mucho más grande y rico cuando esa venda cayó, cuando la hicisteis caer. Con total sinceridad opino que lo más interesante que ha ocurrido socialmente a nivel global en estos últimos años ha sido el movimiento de empoderamiento de la mujer afro. En lo estético -por mucho que se diga que tiene que ver con la moda o las tendencias, desembarazarse del canon de belleza caucásico para poner en valor el nuestro propio era fundamental- En lo intelectual, en lo referente al emprendimiento, en lo académico… Ahora me parece increíble que los hombres hayamos sido capaces de vivir sin ver el valor que había en todo eso. De repente entiendo por qué no fuimos capaces de acercarnos a nuestros objetivos, era imposible, faltaba la mitad del relato, faltaba la mitad de las manos, de las cabezas, de las voces.
En el tema del racismo se ha discutido mucho sobre el natural resentimiento que algunos elementos de la comunidad afro han mostrado hacia el blanco como respuesta a siglos de ofensas -cuando no violaciones, imposición de religiones, idiomas, nombres o sistemas de valores; estereotipación, cosificación y un largísimo etcétera que conocéis perfectamente- creo que, en general, todos y todas estamos más o menos de acuerdo en que ese resentimiento, se comparta o no, puede entenderse; tiene sentido. Sin embargo una parte importante de vuestros hermanos -vuestros hermanos- no ha sido capaz de trasportar ese resquemor justificado al que pueda sentir una parte de vosotras hacia algunos de nosotros por siglos de machismo. Es una mala noticia que se manifiesten grietas en nuestra comunidad, pero del mismo modo que hemos reprochado al blanco que no quiera reconocer la existencia del racismo acusándonos de quejicas, exagerados y rencorosos, creo que es hipócrita por parte de alguno de nosotros no hacer lo propio con el machismo dentro de nuestras comunidades porque por supuesto que hemos sido machistas.
No me alegra ver fallos estructurales en mi casa, pero detectarlos me da la posibilidad de tratar de repararlos. Sé que no necesitáis que un hombre os diga que está orgulloso de entrar en este portal y leer tanto talento, tanto valor y tanto potencial, pero aún así permitidme deciros que eso es lo que siento en Afroféminas. Hacía mucho tiempo que encontraba motivos reales para ser optimista, pero los testimonios, las opiniones, las entrevistas a referentes, las redes que se están tejiendo, el grado de hermandad que se respira entre mujeres negras nacidas en distintos continentes, me confirma que sí hay motivos para imaginar un futuro mejor, y lo hay porque gracias a vosotras hoy estamos objetivamente mejor de lo que estábamos hace unos años.
Decir que el camino que queda por recorrer aún es largo y complicado es estúpido por obvio, pero yo me siento más seguro -y uso esta palabra con toda intención- sabiendo que estáis ahí construyéndolo con nosotros. Siempre se os ha demandado mucho, pero no puedo evitar presentaros otra petición: Exigidnos, cuando no estemos a la altura echádnoslo en cara; sé que no represento más a aquellos que se sientan representados con lo que digo, pero del mismo modo que vosotras sois nuestras mujeres, nuestras hermanas, primas, madres y abuelas, nosotros somos vuestros hombres y necesitamos ver orgullo en vuestros ojos cuando nos miráis. El mismo orgullo que yo siento cuando os miro. Muchas gracias por todo mis hermanas.
El Chojin
Músico y compositor es una de las figuras del Hip Hop español. Poeta, presentador, conferenciante, locutor y una infinidad de cosas más, el Chojin es un agitador cultural. Estudió ingeniería aeronáutica. Fue uno de los vocales del Alto Consejo de las Comunidades Negras en España. Como Mc ha actuado en América, África y Europa.
http://www.elchojin.net/
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Es un placer leer una reflexión asi.