Hoy es el Día Internacional Contra el Racismo, pero en la misma fecha se celebra el Día Mundial de la Poesía. La palabra poética esta unida intimamente a nuestra autovaloración, a nuestra lucha, a nuestro conocimiento. Una poesía es capaz de hacer que millones de mujeres se amen a sí mismas, que conozcan a sus ancestros o que puedan aprender a defenderse de sus agresores. Los versos pueden unir a miles de kilómetros de distancia a una mujer de Puerto Rico con otra de Barcelona, y a estas con otra de Medellín. Se da la circunstancia de que muchas activistas por los derechos de las personas racializadas o de las mujeres, además son grandes poetas.
Afroféminas ha estado desde sus inicios vinculada a la manifestación poética, y por eso hemos querido celebrar este día juntando a seis poetas, que además en algún caso unen a esta condición a algún tipo de activismo y son referentes de muchas cosas. Son gente muy especial, son mujeres, son de varios países y de diferentes etnias, viven en diferentes lugares, pero todas son Poetas Guerreras ¿Puede haber algo más bello?
Lilián Pallares es natural de Barranquilla (Colombia) pero actualmente reside en Madrid. Se define como escritora, poeta, guionista, artista, creativa audiovisual y amante a todo riesgo. Ha publicado los libros Ciudad Sonámbula (Aldevara, 2010), Voces Mudas (Fundación Progreso y Cultura/ TwentyFourSeven, 2011) y Pájaro, vértigo (Huerga y Fierro, 2014). Es fundadora y directora junto con el artista neozelandés Charles Olsen del juego póetico Palabras Prestadas y de la productora audiovisual artística y literaria AntenaBlue. La pasión por sus raíces afro y el amor por la palabra le motivaron a crear el espectáculo escénico Afrolyrics .
Ombligo
Inventé soledades que crecieron como hierba fresca
en mi ombligo,
árboles para moverme como serpiente milenaria,
excusas para llegar a tiempo a mi encuentro,
mapas hechos a base de espejos en mi cuerpo.
Inventé un laberinto de líneas violetas para seguirlas,
espacios en blanco para llenarlos de divinidad,
aire por el que evaporarme,
lunas que ovulen mi espíritu,
ríos caudalosos,
vaginas de la mujer bendita que hace crecer los campos.
Inventé sonidos chamánicos para escuchar la voz
del indio sabio,
esencias rítmicas que aviven mis ancestros,
desiertos para habitarlos,
cielos en la tierra,
cielos en el infierno.
Inventé movimientos que se funden con el agua,
olas que son caderas de mulatas absorbidas por la arena,
lágrimas que fecundan la tierra virgen,
fuegos invisibles que no me queman,
pero que me elevan.
Inventé muertes para vivirlas,
vidas para perderlas en un suspiro.
Allí me encontré,
naciendo en mi ombligo.
Luna Miguel (Madrid, 1990) vive en Barcelona y es editora en PlayGround. Ha publicado seis libros de poesía, el últimos es El arrecife de las sirenas (La Bella Varsovia, España, 2017). A finales de 2018 publicará su primera novela, El funeral de Lolita (Lumen). Luna hace un enorme trabajo de visibilización tanto de temas literarios como de derechos civiles.
¿Te habrá cambiado mucho la vida, no?
por ejemplo las peleas con papá son en silencio
por ejemplo si me masturbo después me lavo
las manos con jabón muy fuerte
froto muy fuerte si me masturbo y si me lavo
froto muy fuerte mis manos y mi conciencia
por ejemplo no hay tiempo para cocinar
como pan con aceite y un poco de gomasio
por ejemplo mi estómago es distinto
no tolero lo que tú no toleras
y mi cuerpo se resiste a adelgazar
por ejemplo los poemas los escribo por las noches
por ejemplo los escribo a escondidas por las noches
por ejemplo me importa la política
o tu futuro
o desear otro país
por ejemplo con ojeras también me veo linda
por ejemplo ahora sé qué significa muselina
pelele
dudú
por ejemplo tengo miedo a olvidar el carmín en la boca
marcar tu frente con mis labios
ensuciarte de rojo para siempre
por ejemplo nunca había amado de este modo
por ejemplo a veces me arrepiento
por ejemplo ya no quiero que los gatos duerman
en la cama
por ejemplo no me acuerdo de las cosas que han cambiado
creo que la vida siempre ha sido así
veloz y peligrosa
lenta y este ruido
brillante cuando estoy a vuestro lado
Gloriann Sacha Antonetty Lebrón es una comunicadora, escritora y profesora afropuertorriqueña. Recientemente publicó su primer poemario titulado Hebras. En la actualidad se encuentra desarrollando la Revista étnica, primera revista digital en Puerto Rico dedicada a visibilizar a los afrodescendientes y la diversidad. También pertenece al Colectivo Las Ancestras.
viaje
me acuesto en tu olas
expando mis brazos
como crisálida en transformación.
Nado
y me creo flor de loto.
Mojo mis cabellos en tus aguas,
me peinas con el vaivén
me desenredas.
Mis rizos encaracolados
se alargan con la marea.
Siento tus manos protectoras
masajearme el cráneo
las sienes
suena a verde
y el sonido va aclarando hasta
azulado.
El fondo resuena.
El eco
me susurra contundente:
((negra))
con mis ancestras
viajo
a nado.
Siento otros cuerpos
pegajosos.
El vaivén se intensifica
apesta
ella grita
molesta por el azote.
Arde cuando me penetra,
me da asco
lloro.
Duele alejarse de la madre
de la tierra
la raíz sufre.
La corriente me hala el cabello
me revelo
corro
lucho
corro
soy libre.
Vuelvo al agua
se posa quieta en mis rodillas
aunque siento que me llega al cuello
lavo
el sucio de los blancos
saco el negro de sus cuellos.
Siento el sudor
que nace en los poros de mi cabeza
viaja por la raíz
de mis pelos hasta el cuello
me seco.
Siento la fiebre de malaria
ellas
nosotras
todas
sufrimos
nos cansamos,
gritamos.
No siento mis manos
lavo
duele
lavamos
nos juntamos
y muero hirviendo
luchando.
Floto
nado
vuelvo y nazco,
entre tus piernas líquidas, de arena.
Mi costura es el libro,
sufro celebrando esta piel
mi tela es el papel
el hilo las palabras cose
entre mis pelos
lo que flota.
Lilit Lobos Colombiana de Medellín, graduada en antropología, cofundadora y codirectora de la revista La Tintera. Poeta, feminista, activista.
Negra
Mujer Negra
Múltiples rostros
Incontables nombres.
Digo ¡Negra!
Y me atrapa esa palabra bruja de ritual olvidado
Eufonía poderosa.
Mujer
También eres el color de tu piel azabache
enamorador arcoíris prieto
Ojos de gata nocturna
Princesa beligerante avivando a su pueblo bello durmiente.
Comprendo tu deseo a no ser invocada por esta señal
No fuiste tú quien creó esa sentencia para ti y tus hermanas,
Pero yo me he enamorado de ti como Negra
De sonrisa rebelde
Piel contestataria
Alegría indestructible
Cabello cimarrón
Y amor dadivoso.
En mi alma te invoco
Negra, Negra, ¡Negra!
Y quiero que sea verdad ese miedo del blanco
A tu desteñir y tiznar al roce epidemial.
Contágiame tu sublime negrura
Tus tambores sagrados
Tu marimba de chonta
Tu sed de vida aún después de la muerte
Tu orgullo nunca mancillado.
Enséñame Negra a ser feliz en tu inquebrantable rebeldía
Tu alegría indomable ante el yugo de miedo y dolor con el que el blanco te secuestró.
Enséñame a ser fiesta en medio del sufrimiento
A sonreír de cara al martirio impuesto con el que jamás te pudieron destruir el alma.
Permíteme conjurarte ¡Negra!
Rodéame en tu pecho
En tu abrazo devuélveme a mi ancestralidad africana
Bendíceme al nombrarme tu hermana
De piel mestiza
Y alma negra.
Ashanti Dinah Orozco Herrera
Nació en Barranquilla (Caribe Colombiano). Es Licenciada en Lenguas Modernas, Universidad del Atlántico, Magíster en Lingüística y Literatura Hispanoamericana del Seminario Andrés Bello, Instituto Caro y Cuervo. Docente del Programa de Pedagogía Infantil de la Universidad Distrital. Poeta y activista.
Yo mujer
Danza el ritmo del Cosmos en mi vientre:
la noche despierta el poder del aliento en el laberinto de mis entrañas,
un racimo matizado de luna acaricia el resplandor de mi mirada,
llevo una filigrana de estrellas cautivas en mi frente.
Soy Mujer-hija del sol:
un antiguo y añorado fuego volcánico incendia la madera sagrada de mi anatomía,
y destierra ese olor a fango y arcilla que yace en mis poros.
Soy Mujer -jardinera fecunda del infinito -que no comienza ni termina nunca-.
Yo parlamento con el espíritu impetuoso de los árboles y los peces.
Una cría de pájaros cantores navega comarcas de musgo
por entre la enramada de girasoles en mi pecho
como un bosque de pelos que trenzan un nido.
Soy Mujer-tiempo,
brisa fresca, suave brisa entre las piernas,
que se arquea en la curva cordillera de los días.
Cuando el alba crece,
dejo huellas en la arena:
una corriente de aguas se vierte por el continente de mi vulva senti-pensante,
brotan de ella mariposas escarlatas,
para hacer la vida siempre nueva.
Soy mujer-útero,
manantial inagotable que sustenta la frutaesencia humana, la inaugura…
Arrullo de verde selva en el abril florido, donde se alimenta el tronco del mundo.
Agricultura de la tierra fértil donde la semilla se abriga bajo el sueño de la savia,
cáscara adentro, músculo adentro, pulpa adentro, raíz adentro.
Soy mujer-signo, he sido un bien inmutable.
Cumplí todos los oficios de la faena con el sudor escurrido de mi carne cautiva.
Se me ha acusado de esto y de lo otro: lloré océanos huyendo de mí misma.
Las heridas de las espadas por el corte del azote segaron mi velo luminoso:
algo me fue negado desde el comienzo,
desde el profundo conocimiento de mi olfato y de mi tacto.
¿Y acaso no soy una mujer-negra?
yo fui la que asesinaron, y lanzaron al ultraje de los buitres
-y no murió-.
Encontré mis orígenes entre los viejos archivos de libros
en la conjuración ritualista del mar
en los cantos encrespados del tambor
en las contiendas de mi alma.
Allí me encontré,
naciendo en mi ombligo.
Desde el abismo me he levantado sin aflicción, sin lágrimas inútiles,
y he resurgido entera.
¡Basta! Ya no guardo silencio religioso.
Nace la sibila…
pueden llamarme bruja con rimas y con razones…
Yo hablo en la lengua amputada de mis ancestras,
ellas son el fundamento telar que abraza la húmeda red de mis palabras.
Mientras la santa inquisición interrogó la negrura milenaria de sus cuerpos-letras,
en mi sombra espesa de vigilias he invocado
sus épicos, sus orgánicos nombres, sus nombres de lanza.
Y aún no sé por qué
en el habla de mi memoria colectiva,
en la semántica de mi escritura,
en la tinta azabache de mi axé verbal,
todos los sustantivos y adjetivos se me hacen escasos para nombrarlas,
se escapan de mi boca de cactus.
Soy mujer-altiva, yo soy la lucha,
aprendí a gritar hacia los cuatro puntos cardinales;
por el norte hasta el sur de los crepúsculos.
Ahora el rayo de mi voz, ahogada en el naufragio de los remos, hace estallar las piedras.
Me liberé: no temo al eco del miedo cuando me visita,
ni al dolor que se sumerge ardiente desollando mi piel.
Sé adónde voy: persisto.
Continuaré tejiendo la poesía circular sembradora de luz
que desnuda esperanzas solares y cabalga corceles de sueño.
Yo-Mujer-águila,
llevo el viento a mis espaldas en signo de dignidad,
y vuelo por los inconmensurables abismos de Mi-Ser-Mujer-Alada.
Mis olvidados sacrificios seculares, mi cálido coraje, mi primogénita furia he reunido.
Me rebelé contra el delantal endomingado.
Con el pavor de mi gesta primera,
he combatido contra las dormidas normas
contra las puertas cerradas de la casa de la historia.
Yo-Mujer fuerza-motriz, sé que puedo restituirme.
Me hice guerrera de las siete potencias
para ver mejor con los tímpanos de los ojos
todo lo perdido:
los colores y las formas del paraíso
donde hace siglos
expulsaron de un escupitajo mi existencia.
Yolanda Arroyo Pizarro es escritora y activista puertorriqueña. Ha publicado libros que denuncian y visibilizan, con apasionados enfoques que promueven la discusión de la afroidentidad y la sexodiversidad.
Bembetruenos
Y así le grito al villano:
yo sería borincana
aunque naciera en la luna;
también le grito que crecí
que lo superé, que me hice fuerte
que su acoso de llamar mi pelo malo
ya no agobia más, ya no duele, ya no taladra
que sus ofensas y agravios
pelo de alambre, boca de chopa
canto de negra, prieta apestosa
bemba grande, color de mierda
ya no me alcanzan;
que soy como la luna; soy del mar y soy montuna; que soy quimera en el canto
cristal del llanto; Puertorriqueña sin na, pero sin quebranto
soy Bembetrueno; más que un apodo de chica, más que un insulto sufrido
una mujer superhéroe luchadora por la identidad y la justicia
yo sería una orgullosa negra borincana
aunque naciera en la luna.
–Este poema conmemora el 22 de marzo: Día de la Abolición de la esclavitud en Puerto Rico
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