Zora Neale, una antecesora de la literatura para mujeres negras, escribió muy elocuentemente que las mujeres negras eran tomadas por «mulas e carga» e incluso, muchos años después, podemos ver cómo esta afirmación sigue siendo cierta. Las mujeres negras son vistas como los pilares en casi todos los círculos que conformamos. Somos la columna vertebral de nuestras familias o el hombro sobre el que siempre se llora. Se supone que debemos ser fuertes, en cualquier momento, no importa nuestro estado emocional o mental.
Artículo original de For Harriet traducido para Afroféminas.
No nos pertenece a nosotras mismas nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones, nuestros corazones y nuestro estado espiritual. Se necesita y espera nuestro trabajo emocional.
El autocuidado es una palabra pronunciada con frecuencia en los últimos tiempos, sobre todo en las redes sociales. Mi pensamiento es que nosotras, las mujeres negras, ahora sabemos la importancia de atender a los traumas que se han producido durante cientos de años y dedicar todas nuestras energías en la curación, momento a momento, día a día. Y sabemos que el instinto de conservación, una noción inflexible de aferrarse a nosotras mismas y mantener la independencia de nosotros mismas, es un acto desafiante y revolucionario de autocuidado. Establecer límites – junto con la aplicación de consecuencias si dichos límites se ignoran intencionadamente – es una parte crucial de esto también.
Una historia rápida: la mayor parte de mi infancia y gran parte de mi vida adulta, era un felpudo. Tenía un corazón generoso, pero carecía de discernimiento y buen juicio. La gente lo percibía y se aprovecharon, tomaron y tomaron y tomaron hasta que no pudieron más. Hasta que no pudieron usarme más. Hasta queme llené de resentimiento. Y luego se habían ido. Aprendí a elegirme a mí misma después de mantener años este patrón de relaciones y comencé a marcar cuáles son los límites, evaluar dónde tenía que ponerlos en mis relaciones actuales y cómo podía establecer nuevos lazos interpersonales.
Los límites son el espacio entre ti y otra persona, el tuyo comienza donde termina el de los demás. El establecimiento de límites es un método de informar a los que te rodean de cómo debes ser tratada, cómo debes ser cuidada, cómo interactuar contigo de una manera de hacerte sentir segura. No se trata de formar una muralla alrededor de tu ser interior. Se trata de asegurarte de que te sientes lo suficientemente libre para ser tu misma, en tu totalidad y las interacciones son saludables, recíprocas y beneficiosas. Y también que tus valores son reconocidos, honrados y respetados.
Aprender a establecer límites puede ser complicado cuando es algo nuevo, sobre todo si los que te rodean están acostumbrados a una cierta dinámica. Si se trata de un nuevo concepto, hay una probabilidad de que te sientas culpable y los demás incómodos, pero no te dejes vencer por la culpa. Empuja a través de esa incomodidad. El crecimiento esta en el otro lado.
¿Estas verdaderamente preparada para asegurar que todas tus relaciones son saludables y seguras? Utilice estos normas básicas como una brújula mientras aprendes a establecer límites saludables:
Siempre elegirte a ti misma. Siempre cuidar de ti.
Decir no es una frase sencilla y no requiere mayor explicación. Si realmente no quieres hacer algo, di no. Si te invitaron a salir con unos amigos, pero realmente necesitas para tomarte la noche para tener el muy necesario descanso, no tengas miedo de decir no por miedo de decepcionarles. Es mejor decepcionar a los amigos, que lo más probable es que perdonen y comprendan, que ser una decepción para ti misma, ya que te estás esforzando en exceso por complacer. Hay que ser egoísta de vez en cuando. Debes ser capaz de ponerte primero.
Se firme y hazte valer con las personas de tu vida.
Haz una lista de tus valores. Sinceramente determina lo que es importante para ti en sus vínculos con otras personas. Estas son las cosas que te interesan, estas son las cosas que te hacen sentir valorada y querida en tus relaciones. Cuando la conducta se desvía fuera de lo que consideres aceptable de acuerdo a tus valores comunícalo a los demás inmediatamente.
Por ejemplo, si tu pareja tiene una tendencia a hablar con imprudencia o gritar demasiado cuando estás intercambiando impresiones o discutiendo, le informarás y agradecerás de que no levante la voz en usted cuando está enfadado. Asegúrate de utilizar el «me siento …» o el «Cuando yo …» a la hora de hablar de tus sentimientos. Esto es una manera correcta de decir como te sientes y no echar la culpa a la otra persona para ponerla a la defensiva. Al afirmar esto, le está diciendo a su pareja hay una forma correcta de abordar cuestiones de forma productiva y los gritos no es una de ellas.
Prepárate para tomar medidas si tu límites no son reconocidos o respetados.
Las consecuencias no son un castigo o enfadarse como muchas de nosotras hemos llegado a hacer. Tampoco son amenazas vacías para manipular a la otra persona. En cambio, las consecuencias implicarán la toma un patrón de comportamiento, utilizado para informar a los demás sobre las interacciones futuras, e indicar lo que sucederá en el caso de seguir por ese camino. Podría significar que ya no se puede relacionar con una persona con frecuencia o nunca. La relación cambia debido a la constante falta de respeto.
Por ejemplo, tal vez un amigo insiste en llamar o enviar mensajes a altas horas de la noche. Esto te molesta y le dices, directamente, que por favor no llame o mande mensajes tan tarde (establecimiento de un límite) y si continúan haciéndolo, no responderá cuando lleguen a ti tan tarde (consecuencia). Recuerda, esto de trata de ti. Esto se trata de interactuar con otro en tus términos, lo que hace que te sientas cómoda y segura.
Asegúrate de que los límites que establezcas son firmes y estás detrás de ellos con fuerza.
El establecimiento de límites es a menudo un aprendizaje y no es de una forma única para cada persona o situación. Si una persona tiene muy mal comportamiento, tus límites pueden ser más rígidos, por ejemplo, un jefe excesivamente dominante y difícil de tratar.
Es importante tener en cuenta tus límites son tan fuertes como tu compromiso de mantenerlos. No dejes que la molestia (temporal) y la culpa que surgen evite que hagas lo que tienes que hacer para protegerte a ti misma. Un ejemplo de esto sería decirle a un amigo que no te gusta cuando constantemente te cortan en las conversación, ya que te hace sentir mal (establecimiento de un límite). Dile que si no puede tomarse un tiempo para escuchar, vas a limitar las conversaciones que tienes con el (consecuencia), pero después de un par de días volver a dejar que te corte a mitad de conversación. Has comunicado lo contrario de lo que pretendes: Lo que has dicho no está de acuerdo con lo que haces y seguirán comportándose de esa manera sin ninguna consecuencia. Se recompensa el mal comportamiento y te pone de nuevo en el punto de partida. No bajes la guardia y sigue adelante.
Se paciente contigo misma en este proceso.
Este es un viaje por etapas, metódico, medido y lento. No pasará en un momento y será difícil al principio. Es un trabajo contra una antigua forma de interactuar para cambiar a métodos más positivos y saludables de relacionarse. El resultado, sin embargo, vale la pena el esfuerzo ya que crea relaciones de reciprocidad con las personas que respetas.
El instinto de conservación como el autocuidado es un arte y los límites son uno de los componentes de esa obra maestra. Invertir en ti misma a través de la creación de espacios y un flujo de aprecio con los seres queridos es otra manera de asegurarse de que estás tomando tu cuidado de la mejor manera posible.
Nneka es un escritora con sede en Washington, DC. que ha vivido en España. Visita su blog, www.afrosypaella.com , o síguela en Twitter @NisforNneka.
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