jueves, diciembre 18

Black Lives Matters

black lives matter - Afrofeminas-El chojin

Una de las lecciones más tristes que me ha dado la vida es que en demasiadas ocasiones ser sincero no es lo más inteligente y no lo es por varias razones… para empezar porque da igual cómo expliques eso que sientes o piensas, siempre -siempre, siempre- va a haber alguien al otro lado capaz de retorcerlo hasta convertirlo en algo censurable. No hay una sola frase en la que todos estemos de acuerdo sin peros. Saber esto te va quitando poco a poco las ganas de decir lo que tienes dentro porque, amando la discusión como la amo, ocurre que cansa tener que pelear constantemente contra el mundo y sus interpretaciones de lo que dices.

 No sabría decir cómo ocurrió, pero en algún punto mi trabajo me convirtió en una persona a la que escuchan con atención. La mayoría con curiosidad y respeto hacia lo que tenga que contar, algunos con deseos locos de encontrar huecos por los que poder atacarme, sea como sea me escuchan. Sea como sea me leen.

 Hoy voy a ser más sincero de lo que muchos considerarían inteligente -probablemente porque no soy tan inteligente como muchos me consideran- y voy a hablar de algo que incomoda enormemente a la mayoría de las personas que conocen mi trabajo: El racismo. El maldito, omnipresente e invencible racismo. Ese racismo tan poderoso que es capaz de hacer que peleemos entre nosotros aún aquellos que lo detestamos. El racismo que mata, que se autojustifica, que se retroalimenta, que se camufla en reacciones cotidianas aparentemente inocentes, que nos separa aun deseando con todas nuestras fuerzas estar unidos…

 Prácticamente el cien por cien de las personas que me escuchan son blancas. Es así. No hay negros en mis conciertos, no les veo en mis conferencias, ni interaccionan en mis redes sociales ¿Por qué destaco esto? Porque en ocasiones me resulta muy frustrante sentir que son muy pocos los que me entienden de verdad ahí fuera cuando hablo de lo que es vivir la discriminación que conlleva no ser blanco. Cansa el esfuerzo constante de mostrar al incrédulo que el racismo es real, duele la falta de empatía de aquellos que lo minimizan, de aquellos que le quitan importancia, que lo reducen a algo anecdótico. Agota tener que justificar con buenas palabras -y una educación que a ti no se te muestra- tus enfados ante las ofensas, los chistes, las bromas de mal gusto, los estereotipos, la diferencia de trato y la infravaloración. Es descorazonador, no ya que no compartan tus quejas o tus exigencias de justicia social, sino que te ataquen por plantearlas.

 Después de pasados unos días de los asesinatos de Philando Castile y Alton Sterling, después de ver la reacción de la comunidad afroamericana y, sobre todo, de la comunidad blanca de allá y de acá me siento con fuerzas por fin de escribir sobre el tema. Estoy muy enfadado. Me enfada la cantidad de “peros” que la gente es capaz de inventar ante algo tan simple como Black Lives Matters. La comunidad negra estadounidense grita al mundo “¡La vida de los negros importa!” y el mundo, en lugar de contestar con un rotundo “Tenéis razón” opta por poner matices. “Todas las vidas importan”, dicen, “Cada vida importa”… ¿De verdad tenemos que pasar por esto una y otra vez? ¿No podemos centrarnos? Cuando toque hablar de homofobia yo estaré ahí, cuando toque hablar de machismo yo estaré ahí, cuando toque hablar de xenofobia yo estaré ahí… cuando se tenga que defender la accesibilidad para las personas con diferentes capacidades, cuando toque clamar contra gobiernos que reprimen a sus pueblos… pero ahora, ahora permítannos, por favor, que nos indignemos. Déjennos horrorizarnos antes las imágenes que hemos visto, déjennos gritar que no lo aceptamos, que no vamos a permitir que el hombre negro siga siendo tratado diferente por el hecho de serlo. Déjennos decir que ya está bien, que estamos hartos.

 Pero no… Una persona escribió en mi facebook que para él #BlackLivesMatters es una banda terrorista -es literal- preguntan qué pasa con los policías asesinados al día siguiente por Micah Johnson, se quejan de que no se arma el mismo ruido cuando un negro mata a otro negro, dicen que los policías sufren de estrés y se sienten amenazados, que el racismo es bidireccional y no sé cuántas cosas más… Me molesta, no tendría que ser necesario, pero contestaré uno a uno a sus “peros”:

1- Micah Johson fue asesinado con una bomba después de que él matara a los cinco policías. Repito: No se le detuvo, no se le juzgó, se le envió medio kilo de explosivos con un robot y se le hizo volar por los aires. Los policías que hemos visto matar a los dos hombres negros textualmente según las autoridades “Serán investigados”. Creo que la diferencia de trato es notable. Obama -presidente de todos los estadounidenses- irá al entierro de los policías muertos. No ha ido al de los dos afroamericanos ejecutados.

2- No se puede montar el mismo ruido ante el crimen que realiza un delincuente -los asesinatos de  bandas, de atracadores, etcétera…- que ante el ajusticiamiento perpetrado por un miembro de la policía a personal civil. No sé por qué es necesario explicar esto, pero el segundo cobra para garantizar el bienestar de los ciudadanos, el primero es eso, un delincuente.

3- Si un policía no es capaz de soportar la presión de su trabajo debería dejarlo -o deberían echarle-. Se supone que están entrenados para manejar situaciones de tensión. Si ver como un hombre negro obedece la orden de mostrar su identificación hace que reaccione pegándole cuatro tiros en el pecho delante de una niña y de su mujer no merece ser llamado agente del orden.

4- ¿El racismo corre en dos sentidos? Aquí alguno no me comprenderá, pero si no lo digo reviento: Eso es una soberana memez. El racismo es la falta de consideración de un grupo de personas hacia otro motivado por su color de piel. El racista lo es porque considera al que no es de su color inferior, menos válido, peor… Que haya negros que han terminado odiando al blanco como consecuencia de lo que han tenido que experimentar en primera persona durante toda su vida, siendo injusto -no es válido odiar a un conjunto entero por lo vivido con algunos de sus individuos- no es racismo, es una reacción al racismo porque éste es unidireccional y va del opresor al oprimido.

 Antes dije que estoy enfadado. Lo estoy porque todos los que buscan desesperadamente la forma de quitar el foco del hecho incuestionable de que las ejecuciones que hemos visto esta semana son aborrecibles contribuyen a que todo continúe igual. La lucha por lograr un trato y un respeto equitativo debería ser cosa de todos porque por mucho que algunos quieran cerrar los ojos ante la realidad, blancos y negros, hombres y mujeres, heterosexuales y gays no tenemos más opción que convivir y lo más inteligente, lo más sano, lo mejor, es hacerlo en armonía. Que no seamos iguales no quiere decir que no busquemos lo mismo. Los vecinos deberían echarse una mano cuando el otro la necesita y no desinhibirse y mirar para otro lado.

 Me siento mal porque hacía mucho tiempo que creía olvidada esa sensación de soledad, de lucha contra molinos de viento. La ofensa no la hace quien la profiere sino quien la recibe. Si yo hago un chiste sobre niños con cáncer y resulta que tu hijo murió de cáncer, quizá yo no quería herirte, pero lo he hecho. En lugar de enrocarme en que no era mi intención hacerte daño lo que debo hacer es disculparme una y mil veces si es necesario porque no hay deshonor ni deshonra en reconocer que hice algo que te sentó mal. En España seguimos oyendo gritos racistas en los campos de fútbol ante la indiferencia de la prensa, la policías los jueces y lo que es peor, el público que se sienta al lado del que grita mono al negro del equipo contrario. En España se sigue viendo al negro como algo exótico, hay una resistencia ilógica a asimilar que el afrodescendiente está aquí, no de visita, no de forma anecdótica, no para hacer los peores trabajos o despertar ternura, sino como parte integrante de la sociedad y no pide privilegios, sólo que se reconozca su existencia, que se valore y se respete sus demanda de justicia social porque insisto, la justicia que consigue un colectivo revierte en la sociedad entera, es un triunfo de la sociedad entera.

 Mi voz por sí sola no cambiará nada, pero si tú unes la tuya quizá sí podamos avanzar. Antes de acciones concretas es necesaria la concienciación. Conciénciate, lo sufras o no lo sufras el racismo está ahí, él es el enemigo, no el que lo denuncia.

el-chojinAutor: El Chojin

Comunicador, compositor e intérprete de Hip Hop

Nacido en Madrid

 


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21 comentarios

  • Ana

    Soy blanca, tengo una hija negra y… soy policía. Estoy de acuerdo en varias cosas de las que dices. Sobre todo en lo del racismo omnipresente. Por la edad de mi hija (4 años) aún va conmigo a todas partes y puedo sentirlo no ya en mi propia piel, sinó en una piel que me importa más que la mía.
    Pero ¿como hubieras detenido tú al francotirador cuyo objetivo eran únicamente policías? ¿enviando policías?. Se hizo de la forma más segura para el cuerpo policial de Dallas. Hubo, si mal no recuerdo, dos detenidos más, también francotiradores y también negros. (Ésto lo comento por lo que recuerdo que se ha publicado aunque puedo estar equivocada).
    También dices que «si un policía no puede aguantar la presión que lo deje o que lo echen). ¿Sabes? Tenemos familias a las que mantener e hipotecas que pagar, como cualquier hijo de vecino. Y el estrés es increíblemente fuerte. Tanto por parte de nuestros mandos como por parte de la sociedad. Y NULA ayuda. No tenemos apoyo psicológico, como la mayoría de la gente piensa (hablo de España). Simplemente no lo tenemos. Lo que sí tenemos es un índice de suicidios que sistemáticamente se oculta. Y si alguien no lo cree, que piense en la última vez que ha oído una noticia sobre el suicidio de un agente. Pues en lo que llevamos de mes van tres. Y siguen sin ayudarnos.
    Simplemente comento ésto, no porque no esté de acuerdo en la mayoría de lo que escribes (que lo estoy) sinó porque me harté de llorar cuando leí del asesinato de los cinco policías de Dallas. No me importan sus etnias o razas, simplemente estaban cumpliendo su deber. Cuando supe de la muerte de los dos ciudadanos me entristeció por supuesto (siempre, siempre, la muerte de un ser humano habría de ser la ultima ratio) pero, al menos, en el caso de uno de ellos, iba armado, el agente sabía que ese individuo había realizado un atraco el día anterior y lo reconoció. Le dió el alto y el reto ya lo conocemos. Por la prensa española no sabemos de esto, por supuesto.
    Pero del mismo modo que el color de la piel no lo hace inmediatamente un delincuente (eso lo hacen sus actos anteriores) tampoco el color de subpielblo hace automáticamente inocente de todo mal (eso lo hacen sus actos anteriores y los del momento de la detención)
    No sé si me explico bien. Estos hechos, como comprenderéis por razones laborales y familiares, me llegan muy hondo y me entristecen mucho.

    • Todas las profesiones tienen su dificultad, un médico, bombero y cualquier cuerpo estatal que trabaje para la ciudadanía tiene estrés, por el simple hecho de que todos sufrimos estrés. La diferencia está en que si tu trabajo conlleva una gran responsabilidad debes saber cuando retirarte para no poner en peligro o desatender a aquellos para quienes trabajan. Y eso es responsabilidad de cada uno.
      Todos tenemos problemas y todos tenemos que saber gestionarlos teniendo en cuenta la responsabilidad con la que cargamos en nuestro día a día.

    • MONICA NDONGO

      Un texto muy honesto el de Chojin. Muy de acuerdo con una obviedad que se suele negar. El racismo inverso no existe, es unidireccional y todo lo demás son respuestas.
      Dicho esto, lo que comentas, Ana, del stress vinculado a la tasa de suicidios y que se oculta es muy cierto. Tengo amigos policías, son jóvenes y me hablaron de un caso triste de otra compañera también joven. Por lo visto era todo como un tabú porque lo normal es que así lo sea y así se trate. Desgraciadamente, con los recientes trágicos sucesos de Estados Unidos, la gente se ha posicionado en base a un fuerte componente emocional. Por qué? Porque hay un historial de racismo, de brutalidad policial y de impunidad judicial que ha provocado o más bien, ha hecho resurgir sentimientos de rabia, furia, ira, desesperación y en ocasiones rencor, que se van acumulando. A nadie le ha dado tiempo a distanciarse emocionalmente y probablemente no dé tiempo a ello. Es necesario entender que es la voz de gente que sobre todo está herida emocionalmente. Y mientras lo esté la capacidad de empatizar estará comprometida, al igual que la capacidad de analizar pormenores y factores como los que tú comentas en un escenario tan estereotipado así como discernir con suficiente objetividad. Una de los peores efectos psicológicos de este tipo de sucesos impactantes, en mi opinión, es que al juzgar a un colectivo entero (no me refiero necesariamente a los policías sino incluso a un grupo racial) se acaba negando la individualidad del otro, filtrando la mirada al otro, percibiendo una realidad maniqueísta de buenos y malos y, por ende, creando divisionismo. Lo cual contribuye de nuevo a reforzar el prejuicio y a que el ciclo se repita. Es bien cierto que estamos obligados a convivir un@s y otr@s al igual que idealmente tod@s, sin excepción, debiéramos ser demandantes de justicia social porque a tod@s nos beneficiaría. Sin embargo, como dice una frase que circula mucho por las redes sociales ahora, ocurre que: «Cuando estás acostumbrado al privilegio, la igualdad se siente como opresión».

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