viernes, diciembre 5

Vestirse dignamente no debería ser un privilegio

Durante años, la industria de la moda ha ignorado a los cuerpos que no encajan en sus moldes estrechos. Las mujeres de tallas grandes se enfrentan a una realidad injusta: ir a comprar ropa se convierte en una experiencia frustrante, donde lo disponible suele ser poco favorecedor, mal diseñado o directamente feo. Las prendas parecen castigar el cuerpo en lugar de acompañarlo.

En muchas tiendas, lo que se etiqueta como XL o XXL corresponde en realidad a una talla 40 o 42. Este desfase no es inocente: es una forma sutil de excluir. De decir que solo ciertos cuerpos tienen derecho a la belleza, al estilo, a la expresión individual a través de la ropa. Las demás quedan relegadas a una sección pequeña, escondida y muchas veces llena de prendas sin alma.

Mientras tanto, marcas como Zara o Mango continúan con sus contradicciones: hablan de inclusión, pero siguen ofreciendo colecciones que prácticamente ignoran a quienes usan una talla 50 o superior. Frente a esto, plataformas como Shein se han convertido en una opción para muchas mujeres. No porque sean la solución perfecta, sino porque al menos ofrecen variedad, colorido y diseños actuales en tallas amplias. No se trata de idealizar, sino de reconocer una necesidad básica: tener acceso a ropa bonita que no excluya.

A todo esto se suma un factor cada vez más difícil de ignorar: el clima. En muchas ciudades de España, las temperaturas han alcanzado los 41 grados durante semanas. A medianoche, los termómetros aún marcan 32. Este calor extremo afecta el descanso, el ánimo y las rutinas. En este contexto, sugerir que basta con «salir a caminar» para cumplir con un ideal corporal es no entender nada. El cuerpo no está fallando. Está sobreviviendo.

Hay una violencia silenciosa en exigir esfuerzo constante a quienes ya están soportando condiciones adversas: cuerpos maduros, racializados, que cuidan, trabajan, resisten cada día. Lo mínimo que debería ofrecer la sociedad es ropa digna, cómoda, con diseño, en todas las tallas. No como premio, sino como derecho.

La moda también comunica. Excluir a ciertos cuerpos es una forma de decir que no importan. Por eso es urgente nombrarlo: no es normal que vestirse bien siga siendo un privilegio limitado a unos pocos. Vestir un cuerpo grande, negro, mayor o diverso no debería ser una excepción. Debería ser parte del estándar.


Este post está abierto a quienes quieran compartir sus experiencias. ¿Te has sentido invisibilizada por la moda? ¿Has tenido que conformarte con menos? Puedes contarlo en comentarios o escribirnos. No es un tema menor.

Antoinette Torres Soler

Directora y Fundadora de Afroféminas
Lic. Filosofía. Máster en Comunicación de Empresa y Publicidad.
Cubana y española



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