Las ideas de Arnon Soffer han delineado la política israelí de las últimas décadas. Una Gaza convertida en un campo de batalla, una población en constante sufrimiento y una política que prioriza la supremacía étnica sobre la humanidad. Sus palabras, verbalizadas en una famosa entrevista hace 20 años, reverberan como una premonición autocumplida de los horrores que asolan la región.
En una famosa entrevista en The Jerusalem Post de hace dos décadas, Arnon Soffer expuso una visión de pesadilla del futuro de Gaza, pero que era tremendamente profética. La entrevista se llamaba “Es la demografía, estúpido”, y fue publicada el 21 de mayo de 2004. Curiosamente no puede encontrarse on line, pero se pueden leer varios fragmentos de esa entrevista, que resultan tremendamente perturbadores, ya que nos acercan a la terrible realidad que vive hoy Gaza.
El periodista palestino estadounidense Ali Abunimah, citaba sus palabras, sacadas de la entrevista, en uno de sus libros:
[El entonces viceprimer ministro Ehud] Olmert llamó a la solución unilateral (la separación total de Gaza) la “gran esperanza” de Israel, pero Arnon Soffer… ofreció un pronóstico menos optimista. “La separación unilateral no garantiza la ‘paz’”, advirtió, “garantiza un Estado judío-sionista con una abrumadora mayoría de judíos”. ¿Cuál será el precio de este logro? El “día después de la separación unilateral”, dijo Soffer, “los palestinos nos bombardearán con fuego de artillería y tendremos que tomar represalias. Pero al menos la guerra será en la valla, no en los jardines de infancia de Tel Aviv y Haifa”. Soffer fue claro sobre la respuesta de Israel: “Les diremos a los palestinos que si se dispara un solo misil por encima de la valla, dispararemos diez en respuesta. Y las mujeres y los niños serán asesinados y las casas serán destruidas”. Más adelante, “cuando 2,5 millones de personas vivan en una Gaza cerrada”, predijo Soffer, “será una catástrofe humana. Esas personas serán animales aún más grandes de lo que son hoy, con la ayuda de un Islam fundamentalista demente. La presión en la frontera será terrible. Va a ser una guerra terrible. Entonces, si queremos seguir vivos, tendremos que matar, matar y matar. Todo el día, todos los días.»
Arnon Soffer no es un cualquiera, ni uno de esos extremistas religiosos vinculados a los colonos israelíes. Soffer es uno de los fundadores de la Universidad de Haifa. Entre otras cosas, desde 1970 enseñó, fue mentor y participó en las FDI, la Escuela de Comando y Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel. En 1978 se convirtió en profesor del Colegio de Defensa Nacional y fue nombrado director del centro de investigación del colegio en 2007. Ahora está jubilado, pero enseña a altos cargos del ejército. Fue uno de los asesores clave de Ariel Sharon, el primer ministro israelí que tomó la decisión de “retirarse” de Gaza. Y esta es su cita: mata, mata, mata si queremos existir.
Arnon Soffer, es demógrafo y es conocido como Arnon el Contador Árabe por su obsesión con la “ amenaza demográfica ” supuestamente planteada por los nacimientos de palestinos. Su apellido, soffer, significa “alguien que cuenta” en hebreo.
Soffer ha introducido en la mentalidad de la política militar israelí el exterminio del pueblo palestino como eje fundamental. Para Soffer mantener la mayoría demográfica de judíos sobre árabes en el estado de Israel es fundamental. Por eso la separación de Gaza, por eso el hacinamiento de los territorios palestinos, por eso la negativa histórica al regreso de los refugiados palestinos que viven en diferentes países árabes.
Lo que ocurre hoy en Gaza es la consecuencia lógica de este pensamiento supremacista, colonialista y de apartheid. No es solo una reacción violenta a los atentados el 7 de octubre, sino la consecuencia y puesta en práctica, ya sin tapujos, del programa político sionista en su máxima expresión.
Las palabras de Soffer demuestran hasta qué punto el estado de Israel es un ente enfermo de supremacismo: «Si no matamos, dejaremos de existir. Lo único que me preocupa es cómo garantizar que los niños y hombres que van a tener que matar puedan regresar a sus hogares con sus familias y ser normales, ser seres humanos.»
En la película “La zona de Interés” se retrata con una maestría brutal la banalidad del comandante del campo de concentración de Auschwitz que regresaba a su hogar después de haber asesinado miles de personas todos los días. Con una aparente humanidad, abrazaba a sus hijos, les acostaba en la cama y convivía con su familia, mientras de fondo se escuchaban los terribles sonidos del campo, siempre presentes, pero que parecían en otro plano debido a la indiferencia de los habitantes de esa zona de interés.
Esas personas dejarón su humanidad atrás hacía tiempo, al igual que los soldados israelíes, que han dejado Gaza convertido en un erial, con más de 35000 vidas como sacrificio a un nacionalismo étnico, que va directo a consumar un genocidio, sin que nadie lo pare.
Marián Cortes Owusu
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