La periodista y escritora británica Yomi Adegoke, una de las voces jóvenes más laureadas en el Reino Unido, presenta en España su última novela, ‘La Lista’ (AdN), en la que cuestiona el uso de las redes sociales como método de denuncia anónima ante casos de violencia y abuso sexual.
«Fui inspirada por varias listas en redes sociales que acusaban a muchos hombres de abuso y acoso. Muchas de ellas acusaban a escritores y personajes de la industria musical. Si estás nombrado en una lista como esa es porque probablemente has hecho algo que merece tu inclusión en esa lista», afirma Adegoke en una entrevista con Efeminista.
En este debut en solitario, Adegoke (Reino Unido, 1991) explora la influencia de las redes sociales en la opinión pública a través de Ola, una periodista conocida por denunciar en primicia los nombres de hombres maltratadores y compartir historias del movimiento #MeToo en una revista feminista. Una mañana aparece una lista anónima en las redes sociales en la que se nombra al prometido de Ola, Michael, junto a otros personajes públicos acusados de abusos sexuales.
La novela, que ya ha sido best seller en Reino Unido, ahonda en la cultura de la cancelación, los abusos en el mundo mediático, la masculinidad tóxica, la moral y el feminismo.
«Si te han nombrado en una lista de abusadores, probablemente has hecho algo»
Pregunta (P): Es su primera novela en solitario y ya ha sido best seller en Reino Unido. ¿Cuál es la inspiración detrás de la historia y los personajes principales? ¿Se inspiró en algún caso en particular?
Respuesta (R): Me inspiré en varias listas que se empezaron a publicar en las redes sociales y que acusaban a muchos hombres de abusos sexuales. Muchas de ellas acusaban a escritores y personajes de la industria musical. Mi respuesta inicial a eso fue: ‘si el río suena, agua lleva’, porque si estás nombrado en una lista como esa es porque probablemente has hecho algo que merece tu inclusión en esa lista.
Soy de una generación que creció con series como ‘Catfish’, donde gente pretendía ser quien no era en internet, y en medio de una crisis de noticias falsas. Una crisis que está siendo exacerbada por la inteligencia artificial y las redes sociales, que no son conocidas exactamente por la verdad y la honestidad. Así que, como periodista, me sentí un poco incómoda con todo este proceso. Pero entendí por qué esto estaba sucediendo.
Sabía que las víctimas eran y son a día de hoy cuestionadas constantemente por las instituciones que supuestamente deben protegerlas. No importa si es la policía, en su lugar de trabajo o por el sistema judicial. La mayoría de ellos cuestionan a las mujeres que han sido abusadas. Así que entendí por qué acudían a las redes para denunciar. No sé si es el mejor camino a la justicia, debido a la falsedad de Internet, pero supongo que se sentían más seguras.
P: ¿Por qué quería dar voz a ambos personajes?
R: Me gusta esa pregunta porque en un principio comencé a escribir el libro solo desde la perspectiva de Ola. Me pareció muy importante dar voz a las mujeres que están relacionadas a alguien que ha sido acusado de abuso. Ya sea la madre, la hermana, la pareja o la amiga.
Cuando una mujer está conectada a un hombre que ha sido acusado de algo, muy a menudo son consideradas cómplices. A menudo son casi culpables por relación.
Así que cuando empecé a escribir, sentí que la voz de estas mujeres no está lo suficientemente representada. Empecé con la perspectiva de Ola. Pero con el tiempo sentí que faltaba algo e introduje la perspectiva de Michael.
P: ¿Cree que es importante dar voz al hombre acusado de abuso?
R: Es una perspectiva interesante. Realmente depende de lo que estás intentando contar. Yo quería entender lo que sucede cuando estás acusado de algo anónimamente en internet. Me preguntaba: ¿Es el lugar correcto para denunciar? ¿Es Internet el mejor camino para la justicia?
Entiendo por qué la gente lo hace. Especialmente porque cuando se trata de otros tipos de crímenes, el juicio por Twitter o Instagram no funciona. Para mí era importante tener su perspectiva. Por la historia que estaba tratando de contar, una historia tan específica, pensé que su punto de vista importaba.
Masculinidades y cultura ‘incel’
P: Por la manera en la que describe la relación entre Ola y su entorno y la de Michael y sus amigos, ¿Por qué ha querido explorar los distintos tipos de masculinidad, especialmente una tóxica?
R: Pensé que era importante porque existe. Aunque sea escéptica de las acusaciones online, eso no significa que no sea consciente de la cultura de la masculinidad tóxica y patriarcal. La principal razón ha sido porque soy feminista. Siempre he sido feminista, y no creo que la gente esperara que una feminista fuera crítica de esa cultura. No de la masculinidad tóxica, sino de la cultura online. Es una realidad que existe y las masculinidades tóxicas cada vez se hacen más eco en internet.
Es una realidad que se sostiene en una sociedad que permite a los hombres abusar y, a menudo, salir impunes de ello.
Quería representar todos los lados de la discusión. Entiendo que algunas personas puedan asumir que empecé a escribir con respuestas y tratando de llegar a conclusiones particulares. Pero la realidad es que escribí el libro sin ninguna respuesta ni conclusión. Lo único que sabía es que quería mostrar la realidad de la masculinidad tóxica y de una cultura que permite a los hombres abusar con impunidad o ser sexistas.
P: Estas masculinidades tóxicas están por todo internet. ¿Cómo de importante son las redes sociales para fomentar y concienciar sobre feminismo, igualdad de género y el movimiento #MeToo?
R: Son fundamentales. Muchas mujeres han aprendido de su feminismo gracias a Internet y a las redes sociales. Eso es una cosa increíble. Internet es muy poderoso pero también un arma de doble filo. No siempre se utiliza de la manera correcta. Por un lado, hay mujeres y hombres que usan Internet para empoderarse y entender más sobre feminismo, antirracismo y la inclusión, en general, pero al mismo tiempo hay un aumento de la derecha, de la cultura ‘incel’ y los que se autodenominan «activistas de derechos de los hombres».
El problema es que Internet y el algoritmo en las redes sociales recompensa a los extremos. Además, las redes sociales fomentan mucho la cultura de la cancelación.
Cultura de la cancelación
P: ¿Hasta dónde es efectiva la cultura de la cancelación?
R: Es algo complicado porque aquí no hay ni negro ni blanco. Hay gente que dice que la cultura de cancelación no existe y hay otros que piensan que la cultura de la cancelación arruina las vidas de todos. Yo creo que la cultura de la cancelación sí existe.
Dicho esto, la cultura de cancelación no existe para todos por igual.
Si eres un actor de Hollywood que abusa sexualmente con impunidad, eso no significa que vayas a ser cancelado, porque tienes dinero, recursos y el respeto de la gente para poder luchar contra esa cancelación, por así decirlo. Por eso entiendo que mucha gente piense que no existe. De la misma manera que otras cosas no existen para ellos. La pobreza no existe para ellos. Viven en su propio mundo donde pueden crear su propia realidad en la que, si alguien intenta cancelarles, pueden detenerlo a través de cualquier recurso que tengan.
Por eso quería escribir a Michael como una persona normal, «famosillo» en internet, pero no necesariamente con dinero. Una persona de mi generación que puede tener un millón de seguidores en X o Instagram pero que tiene un trabajo de 9 a 5 al que la cultura de la cancelación le va a afectar mucho más.
Cambiar las cosas
P: La protagonista es una periodista feminista, negra y muy activista en los medios. ¿Cree que hay más visibilidad de mujeres negras en la literatura y en los medios?
R: Sí, definitivamente. Todavía tenemos un largo camino por recorrer, pero hay más diversidad en las publicaciones. ‘La Lista’ es un buen ejemplo de cómo han cambiado las cosas porque, aunque tenga dos protagonistas negros, no es un libro sobre racismo. En el Reino Unido se espera que los escritores negros escriban libros solo sobre temas raciales y eso puede ser frustrante, porque no podemos responder constantemente al racismo.
Tenemos millones de cosas que contar y la presión de tener que hablar siempre de raza afecta al proceso creativo de muchos.
‘La Lista’ muestra un gran cambio. Hay pocos libros que tengan protagonistas negros, sobre todo una mujer negra, y que no trate las desigualdades raciales. El problema es cuando mostrar la diversidad se vuelve una moda, y debemos asegurarnos que la diversidad no sea una tendencia, pero que si sea algo que integramos en nuestro día a día y en la sociedad.
Se cuestiona a las víctimas
P: ¿Pudo sacar alguna conclusión tras terminar de escribir ‘La Lista’?
R: En absoluto. Empecé escribiendo con un millón de preguntas y ahora he terminado con un millón más. Llevo 10 años escribiendo sobre feminismo y, como periodista, he visto a muy poca gente cuestionarse la validez de lo que ven en internet.
Las listas anónimas pueden caer en malas manos y eso afecta directamente a las víctimas y supervivientes. Cuando vemos las listas de denuncias anónimas que se hacen en internet, es interesante analizar la reacción de la opinión pública.
Terminé con la conclusión de que, cuando se publica algo en Internet, sea el tema que sea, nadie lo cuestiona, pero cuando una mujer denuncia un abuso por redes sociales, se cuestiona a la víctima. Mucha gente se pregunta: ¿deberíamos creer a estas mujeres?, a lo que yo siempre respondo: ¿crees que deberíamos creer en la gente que publica anónimamente en Internet?
Sarah Sidki. EFE
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