Entre miles, la experiencia de Niama Sylla, una mujer de 57 años de un pueblo de Mali, de la región de Kayes, despojada de su derecho al disfrute de vías para visitar a su hijo, un españi-maliense, a su nuera, y a su nieta.
La deshumanización consciente del sur global. La deshumanización consciente de las personas africanas. La deshumanización consciente de la mujer africana.
Para el sistema económico-político, esta mujer no merece más clasificación que la de mujer pobre, sin estudios, sin ingresos preparada para venir a casa de su hijo, ¡por quedarse en España! Es por eso, que, tras más de un año de miles de euros, kilómetros, lágrimas y minutos invertidos, la embajada de España en Mali marca de nuevo la casilla de “La información presentada para la justificación del propósito y las condiciones de la estancia prevista no resultan fiables”. Los abogados especializados nos confirman con un cariño hiriente que a Niama no la van a dejar venir por mucho que lo probemos.
Niama se toma todo esto con mucha más filosofía que su nuera e hijo. Porque es una mujer que “viene de vuelta”, una mujer dinámica, popular, religiosa y curiosa con ganas de cumplir su sueño de ver Europa. Aunque para Europa, ella es pura amenaza.
Desde la comodidad de nuestro continente privilegiado, nos desconcierta aceptar que la vida, los sueños y los derechos de una mujer del sur global puedan ser igual de importantes que los nuestros. Nos tranquiliza pensar que los pobres únicamente piensan en mantener a sus familias y en buscarse la vida. Es la maldita tendencia del ser humano a clasificar y simplificar para darnos paz mental. Porque pensamos que nuestro mundo lleno de derechos es irresistible, porque pensamos que una mujer como Niama no puede estar feliz en su pueblo, y tras haber cumplido sus cometidos familiares, tener ganas de “meneo turístico”.
Nosotros que disfrutamos del privilegio de comprar un billete de avión y plantarnos en cualquier lugar del mundo sin dinero en los bolsillos, no queremos aceptar el derecho de la libre circulación para los que cargan el peso de haber nacido en otros países a los que calificamos de “pobres, corruptos, racializados, diferentes”. La conversación vuelve a incomodar.
Si no puede viajar una madre, ¿quién puede venir? Violencia institucional, excusas políticas ante la ausencia de regulaciones eficaces y humanas al atribuido problemón de “¡vino en avión y se quedó!” “¡vino ilegal!”. Por no afrontar el tinglado de Europa con el control fronterizo y la normalización de la pérdida de hombres, mujeres y menores en los mares y vallas. ¡Oídos y papilas sordas! Sigamos comiéndonos el pescado alimentado con los cadáveres sin nombre.
Denunciamos la violencia meticulosa de la regulación de la entrada a España de viajeros/as del sur. Así como la ausencia de una personalizada justificación de la denegación de visado para Niama.
Denunciamos la política internacional que contribuye al obstáculo nacional de estos países a la igualdad de oportunidades y crecimiento social, cultural, económico. Países con población activa, activista, movilizada, pero con pocos recursos para abarcar todo el progreso que ellos realmente quieren. Desde aquí solo vemos el envío de remesas y no la diversidad de un continente, tanto como el nuestro.
Nosotras reivindicamos el derecho de una madre a ver a sus hijos/as. Niama, hoy “mujer simplificada”, ¿Acepta no tener derecho a tu crecimiento personal a través del respiro de un viaje de placer como lo hace Ana María cuando se va de viaje a Nueva York?
Pero Niama, ¿Se conforma con la excitación de que vas recibir “educación y recursos” de una ONG extranjera que te querrá solventar “los problemas” de tu comunidad? Desde el norte global, nos llena de orgullo «mejorar» la vida de los «países en vías de desarrollo», al mismo tiempo que alimentamos la falta de su derecho a la libre circulación y negociamos con los corruptos gobiernos africanos. Por eso, también denunciamos la hipocresía de los millones invertidos en “ayudar” a través del “chiringuito” de la Cooperación al Desarrollo, “negocio” del que nos beneficiamos muchos privilegiados.
Africanos, sí, pero también son estudiantes, profesores, comerciantes, empleadas del hogar, jóvenes, mayores, pobres, ricos, niños, madres, bambara, wolof, los pescadores, doctores, solteros, casados…. Cada uno, con su historia, intentando obtener visados para visitar a sus familiares, formarse, trabajar, descubrir, explorar… Volvemos a revindicar, el reconocimiento del esfuerzo de muchas personas, que cargan injustamente con la nacionalidad que les ha tocado.
Con un modelo de control fronterizo despersonalizado, deshumanizado y calculado, eternizaremos el peligroso viaje de los obstinados, los obsesionados, los enfadados, los desesperados, los inconscientes, los refugiados, los forzados, los curiosos o los valientes hacia el “mundo prohibido”. Para el sistema “los inmigrantes ilegales”.
Represión convertida en envidia y obsesión, distraen de la verdadera lucha por la igualdad global. Por el derecho a la libre circulación, por el derecho al conocimiento y enriquecimiento personal, por el derecho al intercambio cultural, por el derecho de Niama Sylla a conocer y compartir su experiencia con su pueblo.
Carmen Indrani, María Jiménez y Ladji Gassama
Respaldadas por: Niama, Mael, Elena, Cheick, Bamba, Awa, Juan Francisco, Aissatou, Laban, Yorke, Álvaro, Asun, Fatou, Jose, Françoise, Marina, Audrey, Hamidou, María, Santos, Zakaria, Philippe, Lara, Anisha, Lorena, Daouda, Rocío, Issa, Samara, María, Bhakti, Laura, Nora…
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