El otro día hablaba con mi hermana acerca del deseo creciente que estoy experimentando en mi vida hacia la idea de seguir ampliando mis conocimientos sobre cuestiones de género y estudios feministas. Pero en esta ocasión me gustaría poder vincularlos con otro tipo de variables culturales, como la raza y tan distintas realidades que viven las mujeres alrededor del mundo y hacerlo desde una perspectiva académica y no únicamente como interés personal.
El otro día con mi hermana fantaseaba ante la posibilidad de poder enlazar el Master de Género y Desarrollo que realicé hace años en la Univerdad de Barcelona con un doctorado en temas de Interseccionalidad al regresar a España, pues es desde allí donde me gustaría poder formarme, y si no existe, pues inventarlo. Tengo una especie de gusanito que me come por dentro y me ubica frente la necesidad y el deseo de ampliar conocimientos en estos temas con el fin de sacar a la palestra toda esa memoria histórica y mostrar con luces fluorescentes a nuestras ancestras invisivilizadas por el peor de los patriarcados, el colonial. Pero sobretodo sueño con la idea de que algún día podamos ver alcanzado ese espacio en el que todas y cada una de nosotras nos sintamos bienvenidas, entendidas e integradas. Tengo un sentimiento de incultura histórica que me carcome por dentro, una especie de desconociemiento de mi propio pasado que resulta bastante angustioso. El otro día hablaba con mi hermana de todo esto, y de pronto comencé a tener señales, a recibir llamadas externas, parece que me pongo muy mística, pero pude entender ver que quizás mis deseos no son imposibles.
En estos tiempos que corren en los que parece imprescindible revisar los enfoques interseccionales dentro del feminismo y encontrar espacios comunes que nos sigan uniendo y no separando, a mi me provoca maripositas en la panchita el tener la posibilidad de desempolvar y conocer la historia reciente de algunas hermanas negras, indígenas, latinoamericanas y/o procedentes de diversos grupos sociales que ayudaron a cambiar el tan necesario rumbo de las cosas, pero que muchas veces parecen olvidadas. Además, como buena entusiasta devota loca que soy, me resulta necesario seguir la búsqueda de nuevos referentes que me ayuden a mantener viva la llama. Ya sea mi vecina, mi prima, mi madre, mi amiga, mi acting teacher o la señora negra que cada día controla el tráfico bajo de mi casa de Brooklyn y que siempre tiene una sonrisa y una palabra amable en su boca aunque estemos a 20 grados bajo cero. Requiero de esos referentes tan reales y sin pretensiones, que hacen tantas cosas bonitas en la vida, visibles o no. Y va y de pronto me doy cuenta que este mundo en que habitamos está repleto de ellos. Thank God! Not everything is gone…
El hecho de vivir tan lejos me aporta bastantes delicias en este sentido. Como la oportunidad que tuve de conocer a la Dra. Ana Ozuna, afrodominicana americana y coordinadora de los «Black Studies» del Departamento de Humanidades del Hostos Community College en el Bronx, durante las jornadas de clausura del Black History Month que un grupo de padres y madres organizamos en la escuela de mis peques la semana pasada y cuyo lema se centró en la diaspora AfroLatina y la experiencia negra y latina en los Estados Unidos. La Dra. Ozuna dijo cosas muy interesantes que me hicieron vibrar y, aunque la ponencia no se centraba en temas de género, la cuestión se le escapaba por los poros. ¡Ella! Después tuvimos la oportunidad de conversar un rato y fue muy enriquecedor, porqué no decirlo, para ambas dos.
Para terminar incluyo sin detenerme demasiado lo que más me gustó de la ponencia:
1. Escuchar acerca del papel importante que el colectivo de personas hispanas y latinas tuvo en el nacimiento y formación del movimiento Black Panther (y no me refiero a la oscarizada película)
2. Conocer la figura de Pura Belbré. Primera bibliotecaria boricua que hubo en la ciudad de Nueva York, titiritera y escritora, la cual inició un enorme trabajo de divulgación de la literatura infanto-juvenil en español y a la que debemos el amplio catálogo del que disponemos a día de hoy en esta lengua en las bibliotecas neoyorquinas.
¡Viva Ana! ¡Viva Pura! !Viva mi madre! ¡Viva la señora que controla el tráfico bajo de mi casa! ¡Viva el mix de anacardos con frambuesas deshidratadas!
Sandra McClean Montoya
Psicóloga-sexóloga. Máster en Género y Desarrollo en la UB de Barcelona. Presidenta de la Asociación Pro Derechos Sexuales.Actualmente trabaja como profesora de Español, Literatura Española y Culturas Hispanas en el instituto educación especial Aaron School, en Manhattan, NY. Instagram @sandrolamc
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