
La editorial Capitán Swing acaba de presentar en castellano «El poder de las madres», una obra esencial de Fátima Ouassak que desafía las fronteras entre el feminismo, el antirracismo y la ecología social. Este ensayo que analiza la maternidad en la sociedad actual, pero que también es una llamada a la acción, una táctica política y una guía de resistencia que ilustra cómo las madres pueden convertirse en un agente político capaz de cambiar las estructuras de poder.
Lejos de ser una especulación teórica desconectada de la realidad, El poder de las madres se basa en la vivencia personal y compartida de su autora. Ouassak es una de las fundadoras del Frente de Madres, una entidad que trabaja para combatir la discriminación que enfrenta a los niños de zonas desfavorecidas y con antecedentes inmigrantes en Francia. A través de esta plataforma, se han promovido proyectos que abarcan desde la defensa del derecho a una alimentación nutritiva en los comedores escolares hasta la denuncia del racismo institucional en el ámbito educativo.

El ensayo se desarrolla a partir de relaciones personales, testimonios y estudios políticos. La autora describe, por ejemplo, cómo su experiencia como madre de dos hijos la llevó a pensar en las opresiones estructurales que impactan a las mujeres en esta situación, sobre todo a las que pertenecen a comunidades racializadas . La maternidad, frecuentemente empleada como un medio de control y opresión, tiene el potencial de transformarse en una fuerte herramienta de emancipación política si se dirige de manera colectiva y estratégica.
La maternidad como como posición política
Uno de los grandes aportes de este libro es la forma en que redefine la maternidad como un ámbito de batalla. Para Ouassak, ser madre va más allá de tener una identidad personal; es una postura política que conlleva la defensa de los derechos de los hijos en un sistema que los excluye y discrimina. Mediante la organización comunitaria, las madres pueden hacer frente a las violencias estructurales que impactan a sus familias, como el racismo institucional y la precariedad económica.
En este contexto, El poder de las madres se ubica en la intersección de distintas batallas: el feminismo, la educación popular, la lucha de clases y la ecología decolonial. Ouassak demuestra cómo las condiciones materiales de existencia (la vivienda, la alimentación, la educación) son el escenario donde se desarrollan estas peleas. La autora no se enfoca en diagnosticar los problemas, más bien sugiere estrategias específicas para la resistencia y el cambio.
Otro de los pilares esenciales del libro es el concepto de la transmisión como un recurso político. Ouassak destaca la importancia de proporcionar a las nuevas generaciones recursos para comprender y enfrentar las desigualdades. En este aspecto, la escuela pública desempeña una función vital, aunque también es un entorno donde se replican violencias y discriminaciones. La autora critica cómo el sistema educativo francés reduce o pasa por alto la herencia sociocultural de los niños de raíces inmigrantes, perpetuando la jerarquía racial en la sociedad .
A pesar de esta situación, Ouassak sostiene la importancia de luchar por una educación pública que efectivamente atienda las necesidades de los niños de las comunidades desfavorecidas. Este compromiso con la enseñanza no se reduce a la crítica del sistema, sino que se manifiesta en la formulación de pedagogías críticas y en el fomento de espacios de aprendizaje alternativos. Un caso ilustrativo de esto es la escuela Amasie de Marsella, que la autora destaca como un modelo en la creación de una educación auténticamente inclusiva y liberadora.
Una crítica necesaria a la izquierda blanca
Uno de los elementos más provocadores de El poder de las madres es su crítica hacia la izquierda blanca y su vínculo con las luchas en los barrios populares. Ouassak destaca que, en numerosas ocasiones, los movimientos progresistas han desatendido o subestimado las necesidades de las comunidades racializadas, perpetuando así dinámicas de exclusión entre sus propios integrantes. Esta crítica no viene desde un lugar que pretenda invalidar la lucha de la izquierda, sino que trata de visibilizar la urgencia de un cambio significativo en su forma de enfrentar las desigualdades raciales y de clase .
La autora subraya que la izquierda necesita abandonar su paternalismo y asimilar las lecciones de las batallas que se llevan a cabo en los barrios trabajadores. En vez de hacer valer sus propios programas, los movimientos progresistas deben prestar atención y respaldar las tácticas de resistencia que emergen de las comunidades impactadas por el racismo y la explotación.
Aunque el texto centra su atención en la maternidad como una postura política, su mensaje se extiende mucho más allá de las madres. Ouassak ya dejó claro que la defensa de los derechos de los niños y las familias de minorías raciales es una batalla que nos involucra a todos. La desinfantilización de los niños racializados, la violencia estructural en el ámbito educativo y la precarización de las familias son cuestiones que impactan a toda la sociedad, y enfrentarlas es una responsabilidad compartida.
El libro anima a la acción. Al terminar la lectura, resulta inevitable no sentirse cuestionada por su invitación a la organización y la defensa. Ouassak no sugiere respuestas simples ni trucos mágicos, pero establece que el poder de las madres, cuando se dirige de forma colectiva y estratégica, puede ser una fuerza transformadora que tiene el potencial de cambiar el mundo.
Con una escritura directa y precisa, El poder de las madres se establece como un ensayo fundamental para aquellos que desean entender las dinámicas de opresión y resistencia en nuestras comunidades. La edición en castellano de Capitán Swing es una excelente noticia.
Fátima Ouassak nos presenta una obra que examina la realidad con meticulosidad de cirujana y nos invita a cambiarla. Mediante su relación y las batallas que ha promovido, nos demuestra que el cambio puede ser alcanzado si se edifica desde la organización y la acción conjunta. En épocas de crisis y retrocesos en derechos, El poder de las madres es un libro que nos recuerda que resistir es una prioridad y que la maternidad, en lugar de ser un ámbito de sometimiento, puede ser un inicio para la liberación.
Biografía Fátima Ouassak

Ensayista, oradora, consultora de políticas públicas y activista ecologista, feminista y antirracista francomarroquí. Cuando tenía un año, abandonó Marruecos con su familia para reunirse con su padre en Francia. Allí estudió en el Instituto de Estudios Políticos de Lille. Madre de dos hijos, en 2016 fundó, con la bloguera Diariatou Kebe, el sindicato de familias de barrios populares Frente de Madres.. Como su portavoz inició, con Alternatiba, la creación del primer lugar dedicado a la ecología popular, «Verdragon, casa de la ecología popular», abierta en enero de 2021 e inaugurada oficialmente el 13 de junio de 2021, y que está situada en la frontera entre Bagnolet y Montreuil en Seine-Saint-Denis, frente al Parc des Guilands, en el popular barrio de La Noue. En este espacio se llevan a cabo proyectos y acciones relacionadas con la alimentación, los riesgos industriales, la contaminación del aire, la paternidad, la maternidad y la lucha contra la violencia sexual. También es presidenta de la organización feminista Réseau Classe/Genre/Race, creada a partir de un folleto escrito por ella misma y publicado por Ifar en 2015, titulado Discriminaciones de clase/género/raza, puntos de referencia para comprender y actuar contra la discriminación sufrida por mujeres procedentes de la inmigración poscolonial. Ouassak es también miembro del Consejo Nacional de la Nueva Resistencia (CNNR), fundado en 2020 por Denis Robert, Gilles Perret y Gérard Mordillat.
Redacción Afroféminas
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