jueves, diciembre 12

La historia de El Mehdi, el joven marroquí que rescató a un hombre y espera su regularización

El Mehdi El Khaif es un vecino del Parque Alcosa que, además de sufrir el abandono institucional como el resto del barrio Orba, enfrenta a diario todos los obstáculos para poder vivir, que impone la Ley de Extranjería a quienes no tienen papeles. A los 17 años decidió emigrar y pasó año y medio atravesando media Europa desde Marruecos, padeciendo todo tipo de penalidades. Lleva otro año y medio viviendo en el barrio, junto a un compatriota, buscándose la vida a veces en pequeños trabajos vinculados con su formación (soldador y mecánico de motos) y en la mayoría de las ocasiones en lo que sea (obras, mudanzas…).


 Foto: EFE/KAI FORSTERLING

Después de la DANA su situación ha empeorado como la de los demás vecinos y vecinas, pero se siente afortunado porque en la noche del 29 de octubre pudo salvarse y rescatar de entre las aguas a Enrique García, otro vecino de 73 años que estaba a punto de llevárselo la corriente: “O lo salvaba o me moría yo también”, responde cuando se le pregunta por qué arriesgó su vida. Enrique, sobreponiéndose a la emoción que le produce recordar los hechos, asegura que si Mehdi no hubiera intervenido “no la habría contado” y quiere explicar todo lo que pasó para que se reconozca su gesto “de humanidad”. Desde la asociación València Acull han decidido solicitar a la Delegación del Gobierno que regularice la situación de Mehdi por las “circunstancias excepcionales” contempladas en la ley y que, a la vista de lo sucedido, concurren en este caso.

Esa noche, el chico fue a comprar la cena a un supermercado del barrio y no pudo regresar a su casa. Decidió refugiarse en un vending (punto de venta de productos a través de máquinas) donde ya había otras personas. “Se reventaron las persianas de los bajos cercanos y comenzaron a salir electrodomésticos, que se los llevaba la corriente junto a los coches. La situación fue empeorando. A mí, que mido 1,77 metros, el agua me llegaba a la barbilla y el señor Enrique estaba casi flotando”, cuenta José Ricardo Rodríguez, una de las cinco personas que permanecían en el vending. Colombiano de nacimiento y vecino del Parque Alcosa desde hace 5 años, la tromba le sorprendió cuando había acudido a proteger su moto “que estaba aparcada enfrente de mi portal y ya no pude volver”. En el espacio que dejaban las máquinas expendedoras también se resguardaron Enrique García, que no pudo cruzar a su vivienda; Laura Gracia, copropietaria de la farmacia del Parque Alcosa, que tuvo que dejar su coche abandonado cuando intentaba regresar a su casa; y otro vecino del barrio, que finalmente pereció ahogado sin que pudieran hacer nada para salvarlo.



Al comenzar a subir el nivel del agua, Mehdi, Laura y José Ricardo valoraron que había que arriesgarse para nadar hasta una caja metálica adosada a un pilar, que tenía una altura de 1,70 metros y menos de un metro de ancho. Lograron subir, pero Enrique y el otro hombre se quedaron en el vending. Enrique trató de llegar a la caja, pero la corriente se lo llevaba, así que se aferró a un pilar a no muchos metros de donde estaban los tres. Pasaron 10 minutos y el agua ya les llegaba a los tobillos a quienes estaban subidos a la caja. Algunas personas de los pisos de enfrente les gritaban con desesperación que aguantaran ya que los móviles no funcionaban y no podían llamar a emergencias. Durante este tiempo, mantenían la comunicación con Enrique, pero cuando no respondió a sus llamadas, Medhi se quitó la sudadera y se lanzó al agua. “Se jugó la vida, yo creía que se ahogaban los dos. Fue una acción heroica porque Enrique no se hubiera salvado sino lo rescata Medhi”, afirma sin ninguna duda Laura. Arrastró a Enrique unos metros hacia la caja y les acercaron un palo para ayudarles a subir. Los cuatro permanecieron arriba de la caja alrededor de cuatro horas, muy juntos y casi sin moverse para darse calor -Medhi había perdido la sudadera y sufrió síntomas de hipotermia- y evitar caer al agua dado el reducido tamaño de la superficie. Intentaron convencer al otro hombre que permanecía en el vending para que se acercara a la caja, pero recuerdan que les dijo que no se preocuparan porque se dejaría llevar por la corriente mientras flotaba. Poco después le perdieron de vista. Cuando el nivel del agua empezó a bajar, los cuatro cruzaron a los edificios de enfrente.

Medhi, en su corta vida de 20 años, ya ha estado a punto de perder la vida varias veces. Primero, en la ruta migratoria. Llegó en avión hasta Turquía, intentó entrar por tierra a Bulgaria, pero fue encarcelado y expulsado en 5 ocasiones. A la sexta logró su objetivo y cruzó por Serbia, Croacia, Eslovenia, Italia, Suiza y Francia hasta llegar a España. No sólo padeció las penalidades materiales de un viaje sin medios económicos, sino que corrió riesgo su integridad física en varias ocasiones por las condiciones en que tienen que desplazarse quienes deben esconderse de las fuerzas de seguridad de todos los países que atraviesan. Ahora se la volvió a jugar sin pensárselo dos veces, pero no lo hizo por sí mismo sino por un vecino del barrio en el que quiere seguir viviendo, pero en igualdad de condiciones. Sólo le falta que le permitan regularizarse.

Nota de prensa València Acull



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