El pasado lunes, la gimnasta estadounidense Jordan Chiles vivió un momento de euforia al obtener la medalla de bronce en la final de suelo en París. Esta medalla, sin embargo, no solo fue resultado de su desempeño en la competencia, sino también de una batalla legal. Su entrenadora, Cecile Landi, tuvo que presentar una reclamación para corregir la puntuación de dificultad de su ejercicio, una acción que, según ellas, se justificaba por un error evidente del jurado. La puntuación fue modificada y Chiles consiguió subir al podio, pero su alegría fue efímera.
Cinco días después de este triunfo, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) dictaminó que la apelación de Landi había sido presentada cuatro segundos fuera del tiempo permitido, declarando inválido el recurso. Este fallo, que llega tras una reclamación del Comité Olímpico y Deportivo Rumano, despoja a Chiles de la medalla que había ganado con tanto esfuerzo.
La controversia radica en que la puntuación original asignada a Chiles fue de 5.800 en dificultad, cuando su ejercicio merecía un 5.900. Tras la apelación, la corrección la catapultó del quinto al tercer puesto, asegurándole el bronce. Sin embargo, el TAS se aferró al tecnicismo del tiempo límite para anular la revisión. En su sentencia, el Tribunal afirmó que la solicitud fue presentada fuera del plazo de un minuto estipulado en el artículo 8.5 del Reglamento Técnico de la FIG, y ordenó restablecer la puntuación original.
La decisión del TAS ha sido duramente criticada. La Federación Estadounidense de Gimnasia defendió en un comunicado que la apelación se presentó de buena fe, con el único propósito de asegurar una puntuación justa. La hermana de Jordan, Jazmin Chiles, fue más allá, denunciando en redes sociales lo que considera un acto de racismo. «El racismo existe y está vivo», escribió, señalando que si los jueces hubieran hecho bien su trabajo desde el principio, no se habría necesitado recurrir.
El apoyo a Chiles no tardó en llegar. Compañeras olímpicas como Sunisa Lee, que calificó la situación de «completamente inaceptable», y Simone Biles, la gimnasta más laureada de Estados Unidos, manifestaron su respaldo. Biles, en particular, animó a su compañera a «mantener la cabeza alta» y la llamó «campeona olímpica», desafiando la decisión del Tribunal.
Las redes sociales también se volcaron en apoyo de Chiles, con muchos usuarios acusando al TAS de racismo y de un doble estándar en la aplicación de las reglas. Comentarios como «les duele ver a tres mujeres negras en el pódium» reflejan la indignación popular ante lo que se percibe como una injusticia.
El impacto emocional de esta decisión ha sido tal que Chiles ha optado por alejarse de las redes sociales, priorizando su salud mental en medio de la tormenta mediática. Su decisión de desconectarse subraya la gravedad del daño causado no solo por la pérdida de una medalla, sino por la sensación de que su esfuerzo y talento fueron desestimados por un fallo legal cuestionable.
Redacción Afroféminas
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