Un juzgado de Moncada (Valencia) ha condenado a un hombre a diez meses de prisión por un delito contra la integridad moral, con el agravante de comisión de delito por el origen nacional de la víctima, por humillar a una mujer ecuatoriana llamándola «payasa» y diciendo que las mujeres como ella son «una mierda, una porquería».
La sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Moncada, que es firme, también le condena a indemnizar a la mujer con 500 euros en concepto de responsabilidad civil y acuerda la suspensión de la pena privativa de libertad impuesta en esta causa condicionada a que no delinca durante el plazo de dos años.
La organización València Acull, que ha ejercicio la acusación particular en nombre de la víctima, señala que al considerar la jueza que el hombre cometió un delito contra la integridad moral -con la circunstancia agravante contemplada en el artículo 22.4 del Código Penal por haberlo realizado por el origen nacional de la víctima-, «la aplicación de este artículo permite otorgar a cualquier hecho delictivo el carácter de delito de odio».
El fallo declara como hechos probados que el 30 de agosto de 2022 el acusado, con antecedente penales no computables, estaba en la playa de la Patacona, en Alboraya (Valencia), y se colocó junto a la mujer de origen ecuatoriano, a la que comenzó a increpar.
Le llamó «payasa» y le dijo: «Qué haces aquí, las personas como tú sois una mierda, una porquería», con la «intención de humillarla por su origen nacional, continuando con esta actitud cuando, al ser requerido por la Policía, les repitió que los extranjeros no hacen más que molestar y se refirió a ella despectivamente como ‘esta gente'», indica la sentencia.
Permiso de residencia
València Acull ha informado en un comunicado que la víctima acudió al Programa de Igualdad de Trato y No Discriminación de la entidad después de sufrir el ataque racista «para poder actuar contra el agresor sin correr el riesgo de que se incoara un expediente de expulsión por encontrarse en situación administrativa irregular».
Desde entonces se le ha acompañado, se ha ejercido la acusación particular en su nombre y, tras la condena, se va a solicitar su permiso de residencia «por razones humanitarias por haber sido víctima de un delito de odio».
En la denuncia que presentó la víctima en el juzgado, explicó que al verse acosada pidió ayuda a una persona, que recriminó al hombre su actitud.
“Ante lo cual el agresor no contestó y siguió insultándome de forma acalorada. Me decía ‘¡Vete a tu país!’ y se abalanzó hacía mí», señala la víctima. Eso obligó al hombre a pedir ayuda, al tiempo que se interpuso entre el condenado y la mujer para evitar que la agrediera. EFE
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