jueves, noviembre 21

Esas mujeres desnudas


* Este artículo está basado en un texto de Funmilayo Obasa y publicado en Africa is a country bajo el título ‘The radical politics of women’s bodies’

Las comunidades del sur de Kaduna, en Nigeria, conviven diariamente con los asesinatos. Tanto es así que, según Sahara Reporters, el pasado año fallecieron más de 170 personas por este motivo, a manos en gran medida, de pistoleros de la etnia Fulani. El pasado 23 de julio, se originó una protesta para solicitar el fin de estos ataques. Algunas de las mujeres allí presentes llevaban un luto impoluto, a través de ropa negra, y otras, sobre todo ancianas, marcharon sobre la ciudad de Samaru Kataf desnudas.

Protesta en Standerton, Sudáfrica. Foto: Jan Truter

Esta controvertida práctica de protesta sin ropa, donde las mujeres desafían las normas sobre el cuerpo femenino, no es una táctica reciente. Tal y como expone Obasa, existen referencias muy anteriores a lo ocurrido en Kaduna, por ejemplo, la Guerra de la Mujer de 1929, donde muchas féminas protestaron sin ropa contra el dominio colonial. Otro caso, también nigeriano, se dio en Igboland, sudeste del país. Allí, algunas mujeres se reunieron y desnudaron para condenar las políticas opresivas del jefe. Teniendo esto en cuenta, ¿cuál es la explicación de esta práctica que nada tiene de moderna, pese a lo que muchos crean?

Orígenes

Según datos expuestos por Obasa, las protestas desnudas comenzaron en el África precolonial. A partir de ahí, se pueden citar varios acontecimientos como la ya mencionada Guerra de la Mujer de Nigeria, la protesta nacionalista Thuku de Kenia, la demanda en topless de Sudáfrica contra la violación o la celebrada en 2020 en la Delta del Níger para luchar contra la construcción de una petrolera. Todas estas manifestaciones dicen a gritos que los cuerpos de las mujeres, a la vez que se utilizan para exigir justicia, también se usan para reforzar la integridad corporal.

Durante siglos, los protectores de la rectitud social han conseguido grabar a fuego en muchas comunidades africanas el pensamiento de que la desnudez servía para maldecir. Es decir, el cuerpo de la mujer poseía el poder de dar o de quitar vidas cuando esta lo consideraba adecuado. Una creencia que el género femenino ha sabido revertir a su favor, ya que, como la desnudez femenina aún sigue contribuyendo a extender la creencia de que esta práctica sirve para hacer justicia, castigar a los malhechores con maldiciones invencibles y ejercer el poder que socialmente se les ha negado, las mujeres la utilizan para velar por sus derechos. De esta manera, cuanto mayores sean las que protesten sin vestimenta, “más fuerte será el sentido de miedo y reverencia” de quienes las vean.


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En base a esto, se entiende que las mujeres del sur de Kaduna, durante la protesta del pasado verano, convirtieron sus cuerpos en armas. Como reseñan los autores Kathleen Fallon y Julie Moreau, en su investigación sobre este tipo de quejas: “Usar la desnudez para avergonzar a los objetivos es un último recurso para dejar claro a los espectadores que las mujeres ya no toleran ciertos comportamientos”. Por esto, en la región nigeriana las mujeres ya no se avergonzaban por su desnudez: eran los gobernantes los que se tenían que avergonzar por no ser capaces de frenar la lacra del vandalismo en la región.

Más allá de un cuerpo sin ropa

Pese a estas raíces tan dilatadas en el tiempo, la sociedad actual intenta hacer ver, por puro desconocimiento, que las protestas desnudas son degradantes o inmorales. Sin embargo, lo que se intenta con esto es demostrar que una mujer es mucho más que su físico, utilizando, paradójicamente, el propio físico. La autora Sisonke Msimang insistió, sobre la concentración en topless de Sudáfrica, en que lo que pretendían las allí reunidas era “que la sociedad sudafricana las mire y escuche, en lugar de simplemente observar sus cuerpos”. Del mismo modo, la protesta de Kaduna simboliza el propósito de acabar, con el acoso a los cuerpos femeninos por parte de los hombres y alentar a un gobierno inactivo a luchar contra esta problemática situación.

Sin duda, la desesperación conduce a nuevas formas de lucha. Las mujeres del sur de Kaduna, como otras de tantos lugares alrededor del mundo, entienden la potencia de sus cuerpos más allá de un mero elemento objeto de sexualización, como instrumentos de justicia y liberación. Como explica Obasa: “En una sociedad tan reprimida sexualmente como la nuestra, las protestas de desnudos están entre las más importantes, siendo el último recurso para las mujeres cuando otros medios han fracasado”.

Nerea De Ara


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